ESPECTACULOS
JOSÉ CELESTINO CAMPUSANO

“Es momento de que el audiovisual Latinoamericano se nutra a sí mismo”

El director presenta Territorio, una película que afirma nuevamente sus creencias en métodos de producción, que hablan de la comunidad y que defienden la idea del cine como un acto colaborativo. Ratifica su pasión por una unión en América Latina para los realizadores y define la actual política del gobierno argentino a la hora de la cultura.

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Mirada. El director apela otra vez a su estilo personal de ideas fuertes y mundos cotidianos. | GZA. FOTOS PRENSA CYNTHIA SABAT

En toda mi filmografía siempre apunté a poner de relieve las particularidades, la complejidad y la fuerza de los diversos tejidos suburbiales o del entorno a abordar que se presente, invariablemente desde una mirada autocritica, pero también valorativa”, dice José Celestino Campusano, uno de los directores más potentes, más personales y más obsesionados con la producción de cine argentina. Él, desde diferentes rincones, como ser el principal impulsor de la Red Nacional e Internacional de Clusters Audiovisuales, se ha convertido en uno de los grandes puntos de pasaje y creación: mira a rincones cotidianos, cree en los no actores, cuenta con pasión y sin perder el tiempo. Cree en el cine como acto de identidad, como lo ha dicho sobre América Latina: “Es momento de que el audiovisual latinoamericano se nutra a sí mismo y se consuma en nuestros países, dejando atrás un modelo global agotado por la falta de innovación. Ojalá México lidere este posicionamiento y arrastre consigo al resto de nuestro cine transformándose en una potencia cultural.”

Ahora estrena Territorio, una película de políticos, de pelear en la calle, en el ring, de escapar de condenas, de sobrevivir. Y es Campusano quien define su cine con claridad, con la firmeza que permite que cree, que estrene, que sea conocido en todo el mundo, que la sociedad pueda contar con sus peleas, con sus ideas, con su potencia: “Creo que en este entorno actual de tierra arrasada en lo cultural y en el cine en particular (hablo de las políticas gubernamentales vinculadas al sector) resulta doblemente necesario mantener vivos nuestros vínculos y nuestros espacios, con los contenidos que sean, pero en nuestro caso son aquellos surgidos desde las entrañas del propio pueblo, los cuales no le deben nada en absoluto a las dramaturgias foráneas”.

—¿Qué buscabas contar en “Territorio” considerando los múltiples cruces que hay a la hora de la política, la calle y la violencia?

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—En Territorio narro una historia fuertemente inspirada en la vida de mi hermano menor, quien durante muchos años fue guardaespaldas de políticos en las zonas rurales de la provincia de Buenos Aires, también supo dedicarse el entrenamiento y promoción de púgiles noveles. El universo narrado en Territorio está en vias de extonción, ya que habla de un modo vetusto de entender la política desde el exabrupto viril, el clientelismo y el manejo de las calles, la vida nos ha demostrado que el efectismo diario como estrategia de distracción y desaliento, los ataques sistemáticos de los trolls y la concesión gratuita de nuestros recursos a capitales transnacionales y depredadores pueden catalizarse a través del odio de clases y ganar inesperadamente una elección.

—Tu forma de producir cada vez más, logra afianzarse, y ha creado una escuela: ¿qué es importante para vos de tu manera de generar cine y ayudar a que otros puedan hacerlo?

—Mi manera de producir se relaciona esencialmente con realizar un servicio constante a la comunidad, ya que como comunicadores sociales considero que somos personas privilegiadas, corresponde devolver gran parte de ese capital simbólico al entorno que nos propicia. Desde la Red Internacional de Clusters Audiovisuales, organizacion distribuida en varios países de nuestro continente, apuntamos a fortalecer al cine más incondicional, comunitario y cooperativista. Este ida y vuelta diario desde los espacios de nuestra Red genera una simbiosis siempre creciente, lo cual define sin lugar a dudas la esencia de los contenidos que propongo. De hecho durante la segunda quincena del mes de septiembre del corriente año rodaremos en el marco del FIRA –Festival Internacional de Realizacion Audiovisual– en su sexta edición, nueve largometrajes bajo la dirección de colegas debutantes provenientes de México, Brasil, Bolivia y Argentina.

—Cada vez más, tu cine se va afianzando como un cine único en Argentina y en el mundo. ¿Qué te motiva a contar y a hacerlo en comunidad?

—Mi motivación existe desde el momento en que vi una imagen en una pantalla por primera vez, como dijera Leopoldo Torre Nilsson, es interesante que existan personas que filmen por un mandato genético. Filmo, además, bajo el convencimiento de que el audiovisual como aporte artístico colabora a que el mundo sea un mejor lugar dónde vivir y desarrollarse. También me seduce profundamente la experimentación a nivel lenguaje y la utilización de dispositivos inmersivos, he filmado cinco largometrajes en video 360, un documental hologáafico y también una dramatización recurriendo a la estética vertical. Toda esta experimentación y el conocimiento que surge de ella me resultan fascinantes.

—¿Cómo vas encontrando las historias que querés contar? ¿Qué es lo que te inclina a avanzar, contando o no tal o cual relato y ese universo que representa?

—Gran parte de las historias que he filmado de alguna u otra manera me tocan muy de cerca, a mi juicio ello es fundamental para darle raíces a un proyecto, para anclar eficazmente en la historia de una cultura. Actualmente también sucede que personas que ven los films que he dirigido o que concurren a mis exposiciones o leen reportajes, se identifican con ciertos postulados y luego me contactan y actúan como correos del zar, lo que nos permite como equipo sondear diferentes capas de realidad, las cuales desde afuera de esos estratos sociales no eran siquiera imaginables. Es decir que me baso indefectiblemente en la fuerza y en la autenticidad de las anécdotas reales.

—¿Qué sentís necesita hoy el cine argentino, considerando cómo se congeló al Incaa y lo poco que se está produciendo en todo el país?

—Si hablamos acerca de qué necesita el cine argentino, a mi juicio y saliendo de estos tiempos de permanente ataque gubernamental, sería ya oportuno que se apruebe una nueva ley de cine a nivel nacional, a fin de evitar el acaparamiento escandaloso de fondos de las productoras de Palermo y Colegiales, logrando así una fuerza netamente federal. También creo fundamental que se apruebe ya la ley de cine de la Provincia de Buenos Aires, y que los representantes del sector político entiendan la caducidad de las viejas mañas, que dejen de tomar decisiones unilaterales, consultando y confiando en quienes le dedicamos la vida entera a esta área. También recomiendo establecer fuertes lazos de reciprocidad con el mercado audiovisual Brics, que cuatriplica al leonino mercado de EE.UU. y Europa.

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