EMPRESAS Y PROTAGONISTAS

Quién es Gabriel Chumpitaz: de brillar en el rugby a fundar su propia empresa

Empresario y exdeportista profesional, Gabriel Felipe Chumpitaz tuvo sus comienzos ligados al deporte y volcó su carrera en la seguridad.

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Gabriel Chumpitaz | Gtlza. Pharma Consultora

Gabriel Felipe Chumpitaz es un empresario y ex deportista argentino, es hijo de inmigrantes y su historia refleja valores de esfuerzo y superación personal. Sus inicios están ligados a la práctica de rugby profesional en el Parma de Italia durante la temporada 1999/2000, sin embargo, hace 31 años que trabaja en el sector privado especializándose en la logística de seguridad privada.

En 2012 fue reconocido con el premio Joven Sobresaliente de la República Argentina y en 2017 recibió el título de Ciudadano Ítalo-Argentino Distinguido. Fundó su propia empresa en 2001 y, tras abandonar su carrera deportiva, profundizó su pasión por la seguridad.

Perfil: ¿Cómo fue el camino para llegar a ser una de las personas que más conoce sobre seguridad y por qué fundó su empresa?

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Gabriel Chumpitaz: Los inicios remontan a los 17 años en el año 1993, actualmente tengo 48, y tiraba en el polígono como deporte. Un amigo que tenía, que se dedicaba a las relaciones públicas en boliches y recitales me pidió si le podía armar el servicio. Yo sin saber absolutamente nada lo acepté y al mes y medio ya tenía 55 personas trabajando, haciendo seguridad en recitales. En paralelo un amigo de la Policía Federal me contactó para hacer custodia armada de un camión, que nosotros le llamamos culata, lo que es custodia en tránsito, y lo acompañé en esa custodia. Después me gustó, me pareció interesante. Entonces empecé a capacitarme haciendo viajes y cursos fuera del país.

A los 22 años voy a jugar al rugby profesional en Europa. Y me contratan en Parma, al norte de Italia. Seguí con mi emprendimiento de seguridad acá. Muy suave. Pero cuando yo estaba en Europa, hacía los trámites para la formalización de la empresa. En ese momento me salió un contrato para irme a Inglaterra a tres años, pero lo suspendí porque me salió la habilitación de la empresa, que en ese momento era muy difícil conseguirla en empresas de seguridad.

Regreso en el año 2000 a Argentina y ya pongo la empresa de manera formal. Ya siendo una SRL llegué a tener cerca de 550 empleados en su momento, actualmente tengo 102 empleados.

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P: ¿Cuál es la tarea de una empresa de seguridad?

GC: Nosotros nos dedicamos a lo que es vigilancia humana, es decir, la vigilancia y seguridad en empresas o social corporativa. Y, por otro lado, abarcamos lo que es consultoría, auditoría y asesoría. Son dos rubros totalmente distintos. Uno es la vigilancia humana física y el otro es básicamente un servicio de asesoría o de auditoría y consultoría exclusiva en seguridad. Ya sea seguridad electrónica, seguridad física o humana y seguridad informática.

P: Estos últimos años hubo muchos avances tecnológicos en materia de seguridad. ¿Qué fue lo que se tuvo que incorporar en la empresa para estar a la vanguardia de los sistemas de seguridad?

GC: Bueno, con la tecnología no me fue bien. Por el año 2007 quise incursionar en sistema de alarmas y, lo que me sucedió en ese momento, no sé cómo será ahora, fue que para tener una línea de flotación que sea rentable necesitaba cerca de 500 clientes. En ese momento no había cámaras, la tecnología no había avanzado tanto, no había llegado tanto material de afuera, de China y demás, con lo cual, tener una alarma era interesante.

Para incursionar en eso le ofrecí el sistema de alarma a 50 o 60 clientes que tenían vigilancia humana. Pensé que podía llegar a 500, pero llegué a 300 cuentas y no pude romper la barrera de 500. Duré dos años con las alarmas, yo creo que no le dediqué el tiempo necesario porque toda mi fuerza estaba dedicada a la vigilancia humana. Una empresa, si querés que funcione, sobre todo si es nueva, la tenés que dedicar las 24 horas.

Yo no arriesgaba las 24 horas. Las 24 horas estaban destinadas a la empresa que ya caminaba y que caminaba muy bien. Y nunca más me salí de lo que funcionaba bien.

P: Jugaste rugby profesional ¿Qué valores importantes te dejó el rugby y cómo los relacionas con tu presente?

GC: Hay un principio del rugby, que te enseñan cuando apenas empezás, que son tres cuestiones: ir para adelante, mantenerse de pie y darle continuidad al juego. Estas son las tres bases del rugby. Si vos te ponés a pensar en lo que te sucede en la vida, en la política, en la empresa o en el emprendimiento, es ir para adelante suceda lo que suceda. Mantenerse de pie porque en definitiva muchos te van a querer taquear, muchos te van a querer derribar, mantenerse siempre de pie y darle continuidad. También a nivel internacional nos enseñaron cinco valores que son realmente maravillosos: disciplina, respeto, integridad, pasión y solidaridad. Son los cinco valores que el rugby te implanta y que, por lo menos a mí, me tocó jugar de manera profesional.

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Estos valores son comparables con la vida, lo que yo lo que intento transmitir a los más jóvenes es eso la disciplina, que es una cuestión individual pero también tenés una disciplina colectiva porque respondes a un equipo, la pasión en definitiva para cualquier desafío, sin pasión es imposible, sin solidaridad también porque vos jugás por tu compañero. Te cuento esta anécdota que para mí fue tremenda. Llega un campeón sudamericano de judo a nuestro equipo, cuando jugaba acá, él era un oso, era tremendo y a él le tocaba hacer pilar, que es el que levanta en el line para que el otro haga con la pelota arriba. Cuando le dicen que tenía que levantarlo a su compañero dice “no, yo no voy a gastar mis piernas para levantar al otro”. Él era judoka, era individualista, no entendía que su función era levantar al otro, gastar su pierna para que el otro haga con la pelota en el line, y bueno intentaron explicarle y nunca lo entendió porque él desde que nació hasta los 20 y pico de años lo único que defendía era su lucha individual. Eso me permitió entender que en el rugby nos instruyen en que el equipo está primero y, en el vestuario podemos discutir, pero dentro del campo de juego el capitán es Dios. Eso en la vida es importante porque cuando vos formás un equipo en un trabajo, siempre el capitán es el que marca el destino del equipo y si vos no lo respetas dentro de la cancha es muy difícil llegar a un buen puerto.