Imaginemos una clase de historia donde los estudiantes no solo leen sobre la antigua Roma, sino que caminan por las calles de la ciudad, interactúan con sus habitantes y presencian eventos históricos en tiempo real. Una clase de biología donde los estudiantes exploran el interior del cuerpo humano, observan cómo funcionan los órganos y las células. O una clase de ecología en la que se camine virtualmente por diferentes ecosistemas observando la flora y fauna en su entorno natural.
La realidad virtual surge como una herramienta capaz de transformar nuestras vidas, y la educación no es la excepción. Esta tecnología promete cambiar la forma en que enseñamos y aprendemos abriendo nuevas puertas hacia experiencias inmersivas y colaborativas que antes eran impensables, preparando a las generaciones futuras para un mundo cada vez más digital y conectado.
Al sumergirse en entornos virtuales, los estudiantes pueden experimentar conceptos abstractos de manera tangible. Esta capacidad de visualización y manipulación espacial no solo mejora la comprensión de temas complejos, sino que también fomenta la curiosidad y el compromiso con el aprendizaje.
Otra área en la que tiene impacto la realidad virtual es el modelado molecular. Con la capacidad de representar estructuras complejas a escala atómica de manera interactiva, los científicos pueden explorar y manipular moléculas con precisión y sin riesgo. Esta tecnología no sólo acelera el proceso de diseño de fármacos y biomoléculas, sino que también permite visualizar cómo interactúan los compuestos en entornos biológicos simulados, optimizando así los resultados experimentales.
En UADE, esta herramienta revolucionaria está transformando el aula en muchas de sus carreras. En las científicas como la Licenciatura en Biotecnología y la Licenciatura en Bioinformática, la implementación de Oculus para la gamificación y el uso de simuladores permite a los estudiantes sumergirse en entornos que simulan situaciones del mundo real. Desde laboratorios científicos hasta formación de moléculas o viajes virtuales por el interior de las células, con esta tecnología se vuelven comprensibles conceptos abstractos facilitando el entendimiento por parte de los alumnos.
En nuestra aula tecnológica equipada con Oculus, los alumnos tienen acceso a prácticas con simuladores de cabinas de seguridad biológica del Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de los Estados Unidos. Este programa fue creado para que los profesionales de la salud y científicos estén capacitados en el manejo seguro de agentes biológicos y patógenos, utilizando equipos diseñados específicamente para prevenir la exposición y la contaminación; además de otorgarles certificaciones a quienes alcancen los objetivos de aprendizaje contemplados por el software.
La realidad virtual no es un sustituto de los libros de texto y las prácticas en las mesadas de un laboratorio, sino que es una herramienta para el aprendizaje activo. Los estudiantes pueden manipular objetos virtuales, realizar experimentos en entornos controlados y enfrentarse a desafíos que fomentan el pensamiento crítico y la resolución de problemas.
Las prácticas que integran realidad virtual están diseñadas para preparar a los estudiantes para los desafíos del Siglo XXI, donde la habilidad para manejar tecnologías avanzadas es crucial. Los futuros profesionales no solo adquieren conocimientos teóricos, sino que también desarrollan habilidades prácticas aplicables directamente en sus campos de estudio.
Hemos experimentado de primera mano -en primera persona, nunca mejor dicho- cómo esta tecnología enriquece la enseñanza tradicional, un invaluable complemento al aprendizaje en el aula y las prácticas de laboratorio con experiencias que anteriormente se encontraban limitadas por capacidades logísticas, éticas y técnicas, y hoy se pueden desarrollar de manera virtual. Se está transformando el panorama de la biotecnología al facilitar nuevas formas de investigación, formación y divulgación. Un avance tecnológico que no solo augura un futuro emocionante para la biotecnología, sino que también destaca el potencial transformador de la innovación en la ciencia aplicada.
