El inicio del ciclo lectivo es un punto de inflexión importante en el calendario. Después de semanas de vacaciones, donde predominan el descanso y el tiempo libre, retomar las responsabilidades escolares puede ser un desafío tanto para quienes concurren al colegio como para sus familias. Establecer nuevas rutinas, ajustar horarios y enfrentar expectativas académicas genera emociones diversas, desde entusiasmo hasta ansiedad.
Cuál es la importancia de establecer hábitos saludables
Uno de los aspectos clave para un regreso exitoso a la escuela es la creación de hábitos saludables. La organización del tiempo es esencial: establecer horarios de descanso adecuados y rutinas de sueño consistentes que favorezcan la concentración, el aprendizaje y la estabilidad emocional. Por eso se recomienda que los niños y adolescentes duerman entre 8 y 10 horas diarias para afrontar el día con energía, un aspecto fundamental para el rendimiento académico.
Además, una alimentación equilibrada contribuye a la salud física y mental. Incluir en la dieta diaria alimentos ricos en proteínas, frutas, verduras y cereales ayuda a mantener la energía y la concentración. Evitar el exceso de azúcar y comidas ultra procesadas puede prevenir cambios bruscos en el estado de ánimo y mejorar la capacidad de atención en clase.
El desafío del equilibrio digital
El uso de pantallas es una de las mayores preocupaciones de las familias en la actualidad. Durante las vacaciones, el tiempo frente a dispositivos electrónicos suele aumentar, y con la vuelta a la rutina escolar, es necesario encontrar un equilibrio adecuado. Si bien la tecnología es una herramienta valiosa para el aprendizaje, el abuso de videojuegos, redes sociales y contenido de entretenimiento puede afectar la concentración y el rendimiento académico.
Para fomentar un uso responsable se recomienda establecer horarios específicos, promoviendo además actividades recreativas como la lectura, el deporte o el tiempo al aire libre. Además, es fundamental evitar el uso de pantallas horas antes de dormir, ya que la exposición a la luz azul puede interferir con la calidad del sueño.
El rol del acompañamiento emocional
Más allá de los aspectos organizativos, el factor emocional es importante en este proceso. Es natural que los niños y adolescentes sientan nerviosismo o preocupación ante la vuelta a la escuela: nuevos profesores, reencuentros con compañeros o el desafío de nuevas materias pueden generar inseguridad. En este sentido, los adultos deben actuar como guías, brindando contención y un espacio de escucha activa.
Validar sus emociones, transmitir confianza y reforzar su autoestima es esencial para que afronten este período con mayor seguridad. Preguntarles cómo se sienten, qué expectativas tienen y cuáles son sus preocupaciones ayuda a generar un ambiente de confianza donde puedan expresarse sin miedo. Además, acompañarlos en la planificación de sus tareas y reforzar sus logros, por pequeños que sean, contribuye a fortalecer su autonomía y motivación.
El regreso a la escuela no es un evento aislado sino un proceso que lleva tiempo. Cada niño y adolescente tiene su propio ritmo de adaptación, y es importante respetarlo, evitando presiones excesivas o comparaciones con otros. La clave está en fomentar un ambiente adecuado que combine estructura y flexibilidad, donde la disciplina se complementa con el afecto y la comprensión.
Con paciencia, apoyo y hábitos bien establecidos, la vuelta a la escuela puede convertirse en una experiencia enriquecedora, que no solo favorecerá el desarrollo académico, sino también el crecimiento personal de los más chicos.
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