Hace 25 años, en un contexto lleno de incertidumbres y expectativas, un grupo de visionarios decidió apostar por lo que en ese entonces parecía una locura: el comercio electrónico. Hoy, al mirar atrás, podemos ver cómo esa semilla plantada en los años 90 germinó y se convirtió en un gran ecosistema digital que transformó radicalmente la manera en que compramos, vendemos, y vivimos.
A mediados de los 90, el internet era un territorio prácticamente inexplorado en nuestra región. Argentina, Brasil, México y otros países de Iberoamérica veían nacer sus primeros portales y plataformas de e-commerce en un entorno donde el acceso a la red era limitado, caro y complicado.
La mayoría de los pioneros operaban en condiciones muy distintas a las actuales: conexiones dial-up, una infraestructura de telecomunicaciones rudimentaria y un escepticismo generalizado por parte del consumidor.
Recuerdo cómo, en Argentina, los pioneros como Marcos Galperín fundaron Mercado Libre en 1999 desde un garaje, inspirado por el modelo de eBay o algo similar hizo Roberto Souviron con Despegar, en Brasil tenemos a Mariano Gomide de Faria y Geraldo Thomaz que fundaron VTEX siendo líderes hasta el dia de hoy, cada uno en sus verticales y llegando al hito de cotizar en la bolsa de valores de EEUU.
En esos años, la mayoría de las transacciones en línea eran vistas con desconfianza, y solo unos pocos se animaban a comprar y vender en la red. Sin embargo, el empuje de estos emprendedores comenzó a cambiar la percepción del público y a sentar las bases para un mercado online que, en aquel entonces, era inimaginable.
La explosión del eTsnuami
La década del 2000 fue testigo del llamado eTsunami, un fenómeno que cambió por completo las reglas del juego. La masificación del acceso a internet, el crecimiento de la infraestructura digital y la globalización de los mercados fueron placas tectónicas que se movieron con fuerza, generando una ola imparable de transformación digital.
En este período, vimos cómo el comercio electrónico pasó de ser una curiosidad a convertirse en un canal vital para las empresas. Los consumidores comenzaron a familiarizarse con la idea de hacer compras en línea, y las empresas entendieron que debían adaptarse o quedarse atrás. Este proceso no fue fácil, pero marcó el inicio de una era en la que la tecnología y el comercio se entrelazaron de manera indisoluble.
A medida que avanzaba el siglo XXI, las empresas comprendieron que no se trataba solo de estar en línea, sino de estar en todas partes. Así nació el concepto de omnicanalidad, una estrategia que busca integrar todos los puntos de contacto del consumidor con la marca, ya sea en tiendas físicas, plataformas digitales, redes sociales o dispositivos móviles. Esta estrategia se ha convertido en la columna vertebral del comercio moderno, permitiendo a los retailers ofrecer una experiencia de compra fluida y coherente, sin importar el canal que el cliente elija.
El cambio constante en los hábitos de los consumidores, la rápida evolución de la tecnología y la necesidad de una infraestructura logística eficiente son solo algunos de los retos que el ecosistema digital enfrenta día a día. Las empresas aprendieron que en el mundo digital, la única constante es el cambio, y aquellas que no se adapten rápidamente corren el riesgo de quedar obsoletas.
Uno de los fenómenos más recientes que ilustra esta adaptación es la "tiktorización" del retail, donde las plataformas sociales como TikTok no solo influyen en las decisiones de compra, sino que se han convertido en canales directos de venta. Este es un ejemplo de cómo el ecosistema digital sigue evolucionando y presentando nuevas oportunidades para quienes estén dispuestos a innovar.
Hoy, Iberoamérica cuenta con un ecosistema digital robusto, diverso y expansivo. Las plataformas digitales no solo han democratizado el acceso a productos y servicios, sino que también han impulsado la inclusión financiera y la creación de empleo en la región. El desafío en adelante será seguir fomentando la innovación, mejorar la infraestructura y garantizar que todos los actores, grandes y pequeños, puedan beneficiarse de esta revolución digital.
El camino ha sido largo, pero los logros alcanzados en estos 25 años son una prueba del potencial inmenso de nuestra región. Desde los inicios hasta el bullicioso mercado actual, el comercio digital en Iberoamérica recorrió un camino increíble, y lo mejor aún está por venir.
La historia del ecosistema digital de Iberoamérica es, en definitiva, la historia de la innovación, la perseverancia y la visión de aquellos que se atrevieron a soñar con un futuro mejor, y que hoy están construyendo ese futuro con cada clic, cada compra y cada nueva idea que se enciende en el mundo digital.
