Es una noche fresca y agradable en Tribeca, uno de los barrios más bonitos del bajo Manhattan, el martes en que, aunque todavía no lo sabemos, la Selección Argentina de fútbol va a golear a Bolivia.
En casa de Gabrielle Grinstein se reúne un puñado de argentinos para celebrar la iniciativa de ella, la médica endocrinóloga argentina que decidió transformar su cumpleaños en una campaña de donación para la Cooperadora del Hospital de Niños de la Ciudad de Buenos Aires.
Hay fuego de leña en el hogar, y en la entrada recibe a los invitados un hermoso Golden Retriever de 13 años, el consentido de un matrimonio cuyos hijos ya están instalados en la universidad. El menú es inmejorable: empanadas y Malbec de nuestras pampas.
“Nuni -así llaman a la hija del fundador del Laboratorio de Virología del Hospital, Saúl Grinstein- nos visitó en marzo de este año y nos contó su idea. Obviamente nos encantó que tuviera ganas de ayudarnos recuerda Silvina Pérez Mautino, directora ejecutiva de la Cooperadora.
Pérez Mautino agrega que el primer contacto había sido telefónico, en febrero. Nuni se fue interiorizando sobre cuáles eran las áreas o aspectos en los que podía colaborar con el Hospital, y para cuando Pérez Mautino la recibió, recorrieron las instalaciones. El laboratorio necesitaba cinco microscopios para la detección de leucemia, y Nuni decidió homenajear a su padre, Coco, y dar una mano al mismo tiempo.
Mi relación con el Hospital es muy fuerte porque tengo muchos recuerdos con mi papá, y además porque yo misma hice mi residencia ahí. Y uno sabe que los médicos son increíbles, salvan vidas todo el tiempo, pero siempre se necesitan cosas explica ella rodeada por amigos que ahora bromean porque la Fundación que en Estados Unidos, recauda fondos para la Cooperadora, le propuso ser su Embajadora, rótulo que a Nuni le da un poco de vergüenza.
Ayudar, esa vieja tradición argentina. La Cooperadora del Hospital de Niños existe hace 67 años. Es una de las entidades benéficas más prestigiosas de la Argentina, reconocida, entre otras cosas, por sus Galas en el Teatro Colón.
Esta institución se fundó como consecuencia de la epidemia de poliomielitis -explica con notable pedagogía Alicia Garré, Presidenta de la Cooperadora- y quien organizó la primera recaudación para su creación fue Antonio Carrizo.
Para ir lo más cerca posible de la situación de aquella época, volvamos a tierras norteamericanas, pero al Sur del Estado de Florida, donde la comunidad argentina cobra cada vez más peso propio.
Con total claridad, sentada en una mesa blanca, dentro de una pastelería argentina con aires de boutique ubicada en South Miami, Victoria Galíndez enfoca sus ojos celestes y recuerda mi papá no toleraba escuchar un llanto en casa. Venía del hospital, de ver tantos bebés y chicos sufriendo, que no nos dejaba pelear por pavadas. Cuando él empezó a operar lo hacía arriba de una mesa, o donde hubiera espacio. Entonces mi mamá era la que salía a comprar cosas que él le pedía, así, en el momento, mientras trataba de salvarle la vida al chico”.
De esas situaciones surgían las primeras donaciones y, en medio de la desesperación, la gente se organizaba para recaudar dinero o conseguir lo que hiciera falta en el Hospital.
Por eso recuerda vívidamente Victoria su infancia al lado de su padre, Eduardo Galíndez. Uno de esos médicos argentinos con la suficiente sensibilidad como para ejercer su profesión con talento y sacrificio, pero además sumarle, a su trabajo, el valor del bien común.
Con la misma vocación por ayudar, en 2020 miembros de la Cooperadora se reunieron con un grupo de argentinos en Miami, entre los cuales estaba Victoria, Roberto Álvarez Roldán y también Norberto Spángaro -ambos parte del Directorio en Estados Unidos- y decidieron crear la Fundación Dr. Ricardo Gutierrez Children’s Hospital Foundation Inc para tender un puente legalmente constituido entre las ganas de ayudar de la comunidad argentina en Estados Unidos y la Cooperadora, cuya labor nunca paró de crecer.
Guillermo Francella fue una de las primeras celebridades que colaboró con la causa: ese año, en Miami, se presentó con gran éxito El Robo del Siglo y lo recaudado en 3 funciones fue donado a dicha entidad.
Con sabor a optimismo. Pero volvamos al norte, siempre por la costa Este.
El Consulado argentino en Nueva York está emplazado en pleno centro de Manhattan -calle 56 esquina con la famosa Quinta Avenida- en un edificio que es propiedad del Estado nacional. Son 3 pisos imponentes: en la planta baja, una sala de estar y un salón en el que hay una muestra de arte; luego, un primer piso con el despacho del cónsul además de otras oficinas. Y en el último piso, un auditorio preparado para recibir a 100 visitantes.
Pablo Piñeiro Aramburu recibe a Perfil a las 3 de la tarde, antes de la cena en casa de Grinstein, con café y alfajores de maicena preparados por personal del Consulado.
Este edificio fue adquirido por nuestro país en 1947 -comenta el cónsul- y es un privilegio poder colaborar en todo lo que impulsa la comunidad argentina. De aquella época de bonanza a hoy las cosas han cambiado, sin dudas, pero las instalaciones y nuestra agenda cultural están a disposición de iniciativas como la de la Fundación.
Sobre la excelente predisposición del Consulado conversaremos en la cena, con los invitados de Nuni, que luego de escuchar la presentación de miembros de la entidad norteamericana, y sabiendo que Aramburu apoya la causa, comienzan a proponer ideas: desde la subasta de obras de arte, pasando por la organización de conciertos.
La presencia de una Escuela Argentina en Greenwich entusiasma al grupo.
Es que ahí hay una comunidad argentina sólida y que tiene compromiso con nuestro país, así que pueden ayudar mucho” explica Nuni mientras comparte la noticia con sus allegados, agregando el detalle de que Natalia Acevedo, funcionaria del Consulado, promete conectar a las partes.
La cena termina con festejos por el 6 a 1 a Bolivia, el helado y la hospitalidad tan nuestra.
Como parte del plan 2024 Dr. Ricardo Gutierrez Children’s Hospital Foundation se propone sumar grupos de argentinos a la causa. Además de los amigos de Gabrielle Grinstein, en Miami unos 20 emprendedores del rubro tecnológico ya recaudaron dinero para la compra de sillones de hemoterapia, y más de 70 personas se reunieron en un Encuentro Argentino cuyo saldo también fue positivo.
Son pasos firmes que estamos dando, pero sin dudas que un Hospital tan importante como el Gutiérrez, donde se atienden 2500 chicos por día, necesita que más argentinos ayuden desde Estados Unidos. Por eso también estamos lanzando en noviembre una campaña masiva vía redes sociales comenta Horacio Genolet, presidente de la entidad cuyo foco, ahora, está puesto en Navidad.