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Universidades

Por la plata baila el mono

Para la autora, bloquear la financiación de las universidades va más allá de la búsqueda del déficit cero. Es el reflejo de un proyecto de primarización y embrutecimiento de una parte de la sociedad.

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El proyecto de financiamiento universitario, ampliamente aprobado por las dos Cámaras del Congreso, ya tiene tachada la doble por el Presidente. El mismo representa el 0,14% del PBI, la cuarta parte del impuesto que el gobierno de modificó para que menos personas de altos ingresos paguen por sus bienes de lujo o, incluso, menos que los subsidios liberados para empresas de servicios (Mercado Libre, caso modelo).

Postula que “los grandes empresarios son benefactores sociales”; “hay que sacarles el peso del Estado”, mientras que, por otro lado, degrada la vocación científica. Sus dichos funcionan como “postulados” para dar una batalla cultural contra espacios de movilidad social ascendente ya consolidados, que pueden disputarle poder simbólico. La Real Academia Española informa que, el término “postulado” se traduce como proposiciones cuya verdad se admite sin pruebas.

Antecedentes. El ataque al conocimiento basado en evidencia y a las universidades no es nuevo. Existe hace más de 400 años. Desde la condena al astrónomo italiano Galileo Galilei por la Inquisición, al atreverse a mostrar que la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol, la evolución de las disputas entre la fe, la superstición y la ciencia, la educabilidad de unos pocos (como postuló Sarmiento cuando entendió que la occidentalización de la educación en la Argentina suponía destruir la cultura indígena), hasta la persecución de pensadores durante el siglo XX (Desde Sigmund Freud hasta Pablo Neruda, Rodolfo Walsh, entre otros). En cambio, sí resulta novedoso que ocurra en una era de posverdad (no hay verdad única), “liquidez” (incertidumbre, especulación) y acceso irrestricto a la constatación empírica de datos a través de la tecnología. Aceptar estos ataques en el tiempo, como si viviéramos en una aldea, supondría un claro retroceso en términos de convivencia entre desiguales, capacidad deliberativa y debilitamiento de los partidos como interlocutores que representan diferentes partes (intereses) de la sociedad.

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Indicadores. Uno de los mejores indicadores de pensamiento indeterminado en la universidad es la formación y egreso de líderes y cuadros técnicos que hoy operan en el Gobierno (Luis Caputo, Federico Sturzenegger, entre otros) y que no profesan precisamente el cuidado de un sistema educativo que favorece la redistribución de oportunidades en el plano social. Esto es, que no reproduzca las desigualdades de origen. Algo que quedó reflejado en aquella frase del contraalmirante Arturo Rial (1955) a la que el gobierno, con estas políticas, parece suscribir: “Sepan ustedes que la Revolución Libertadora se hizo para que en este bendito país el hijo del barrendero muera barrendero”.

Los últimos datos de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) dan cuenta que más de la mitad de los aspirantes a carreras de grado vienen de familias que nunca pisaron una universidad (ver tabla). Son primera generación de universitarios. Quiere decir que, de no funcionar las universidades nacionales, nunca jamás podrían acceder a educación superior.

La universidad se expandió territorialmente porque el sector privado no llegó a cubrir estas necesidades. 

En las casas de estudio, la libertad de cátedra es una conquista consolidada desde la Reforma de 1918 y quienes aún no han pasado por sus aulas saben que, en los territorios donde se han creado universidades, las condiciones y expectativas de vida han mejorado porque se ha convertido en un factor de urbanidad.

Los y las docentes-investigadores son quienes movilizan las actividades y habilitan el ejercicio de derechos fundamentales, la creación de vacunas, la dotación de servicios a la comunidad como consultorios jurídicos, de enfermería, medicina, odontología, solo por nombrar algunos.

Batallas. El topo que vino a destruir el Estado desde adentro selecciona cuidadosamente sus batallas. Está interesado en desarmar al único sector que puede hacerle sombra en su aventura napoleónica. Aunque abundan funcionarios, familiares y amigos, que evidentemente no lograron vender con éxito sus servicios al mercado, y se instalaron en el Estado que paradójicamente quieren destruir. 

Desde su origen en 1613, con la creación de la Nacional de Córdoba y luego de los movimientos reformistas de 1918 que han clamado por formación pertinente y desinteresada, las universidades han cubierto roles donde el sector privado no ha llegado. Desde la industria satelital para proveer conectividad, hasta alimentos fortificados, como la supersopa de la Universidad Nacional de Quilmes, etc. 

Argentina lidera –junto a Brasil– el desarrollo de vacunas y antígenos para enfermedades antes incurables. Recientemente, fue noticia la aprobación por parte de Estados Unidos del cultivo de trigo con tecnología HB4 tolerante a la sequía, desarrollada por un equipo de especialistas del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral.

El prestigio de la universidad y la ciencia resuenan en el mundo, que también hoy clama por el cese del “populismo digital”. La creatividad de los profesionales argentinos es buscada por múltiples sectores de desarrollo y precisamente, es hija del libre pensamiento, que caracteriza a las aulas y al modelo no represivo del sistema educativo.

En todo caso preguntémonos qué pasa con el sector privado (o sea, la sociedad) que no arriesga ni en los momentos de crecimiento económico, que innova poco, y que no ha encontrado aún el lenguaje para co-crear con los poderes estatales iniciativas de largo plazo, dejando en evidencia sus propias limitaciones como agentes de transformación social. Un ejemplo claro de esto es la falta de diversificación en las estrategias de respuesta del sector universitario privado o la ausencia de créditos bancarios para estudiantes, para acceder a educación, viviendas, etc., de manera sistemática (como ocurre en China, Estados Unidos, etc.).

El crecimiento de la informalidad y la ausencia de derechos en el plano económico acompañó la falta de incentivos en el ámbito privado, dejando al Estado la posibilidad de cubrir demandas básicas insatisfechas. Ampliando así, la participación de sectores postergados, en la ocupación de roles socialmente relevantes a través de la formación de calidad. Históricamente, la UCR reformista y luego el peronismo, favorecieron a las universidades como agentes de transformación social, la oposición que representa Milei y el sector más conservador del PRO, hace tiempo vitorean “qué es eso de universidades por todos lados”.

Los condicionamientos que impone la deuda externa –aún no explicada– que tomó Caputo en el gobierno de Mauricio Macri, llevan a la actual gestión a promover el no cumplimiento de leyes de Educación Nacional y el financiamiento universitario. (Acá es donde nos preguntamos donde quedó el eslogan “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”).

Gobernar en el marco de estos condicionamientos a los que la administración decide ajustarse, clausuran la deuda interna con las futuras generaciones y con el desarrollo humano de los próximos años. En suma, la libertad solo vale para la clase acomodada, cada vez más concentrada.

Aliados. Sin embargo, el Presidente no está solo en esta búsqueda hacia una mayor primarización, colonización y embrutecimiento de una parte de la sociedad. Lo acompaña la fragmentación y alta volatilidad del sistema partidario que ha debilitado la palabra razonada.

La reintegración partidaria en coaliciones programáticas técnicamente robustece la territorialización de los partidos. No es el caso de subgrupos de UCR y PRO que decidieron suscribir al giro de la espectacularización de la política de un gobierno al que le sobran ciudadanos. Estos acompañan el compás oficial, y luego de su actuación, los y las espectadores/as agradecidos tiran unas mollejas al asador de Olivos. No importa que esto signifique una pérdida de la voluntad propia y de los intereses que –en teoría– representan.

*Doctora en Educación e Investigadora en Conicet.