Por proximidad y por importancia, la economía brasileña impacta sobre la Argentina. José Guilherme Reis, un consultor independiente con base en Río de Janeiro, Brasil, analiza la actualidad del real, y lo que se puede esperar para los próximos meses.
Investigador asociado a Cindes (Centro de Estudios de Integraçao e Desenvolvimento), Reis fue director ejecutivo para Brasil y Surinam en el Banco Interamericano de Desarrollo. Antes de este cargo, trabajó 14 años en el Banco Mundial, donde ocupó varios cargos, el último como gerente de prácticas para comercio y competencia global. Y previo a unirse al Banco en 2004, Reis ocupó los cargos de secretario de Política Económica en el Ministerio de Hacienda de Brasil (2001-2002) y fue jefe de asesores económicos en el Ministerio de Planificación y Presupuesto (1999-2001).
También dirigió varios estudios sobre comercio, competitividad y crecimiento en diferentes regiones del mundo, incluidos América Latina, África, el sur de Asia y Europa y Asia central. Reis tiene una maestría en economía y finanzas públicas de la Universidad Católica de Río de Janeiro.
—Lo primero es preguntarte por la economía de Brasil, porque obviamente está muy cercana y nos influye mucho. La devaluación del real que llevaron adelante recientemente impacta en los flujos de comercio con Argentina. ¿Cómo estás viendo la cuestión fiscal, de la que tanto se habla, y el aumento de la tasa de interés? ¿Qué evaluación hacés de la situación actual?
—La situación de la economía brasileña es un poco rara, en el sentido de que se ve muy bien en el corto plazo. Si uno mira los números, las estadísticas siempre están por encima de las estimaciones y los pronósticos de los economistas. Inflación más o menos bajo control, aunque ascendiente, y un buen índice de empleo.
El problema aparece cuando se mira hacia el futuro. Y la mayor dificultad es nuestro viejo inconveniente fiscal. El pecado original de nuestra economía, que es algo que nos persigue y que, de alguna manera, ha empeorado bastante en estos dos primeros años de la tercera administración del presidente Lula da Silva. Comenzó la administración gastando mucho, alrededor del 2% del PBI por encima de lo que se gastaba. Entonces, hay preocupación por el futuro. Y eso es, básicamente, lo que explica lo que está pasando con el mercado de cambios y con las tasas de interés. Si uno mira la tasa de interés a futuro, hay un pronóstico de crecimiento de la inflación. Ya se habla en el sector industrial de crecimiento de precios en el comienzo del año. Así que el gobierno prometió medidas duras en el tema fiscal, pero no las entregó aún. Eso genera incertidumbre de ver cómo estaremos en 2025 y en 2026.
—Lo que también es para destacar es que el déficit fiscal brasileño se financia con deuda interna…
—Teníamos el tema que tenían en Argentina, lo seguimos teniendo, pero de otra manera: los déficits gemelos, de cuenta corriente y fiscal. Pero la verdad es que en Brasil se logró acumular muchas reservas. Hubo un cambio estructural en términos de la economía, en términos de exportaciones agrícolas y del sector energético que va a ser muy superavitario. Creo que con Argentina pasa lo mismo en este momento. Y con esta abundancia de reservas internacionales, el tema externo dejó de ser importante. Así que la crisis es como si fuera en cámara lenta. No es una crisis como las que aparecían cuando se decía: “No tenemos dólares, no tenemos cómo pagar las cuentas”. Pero hay una situación de desequilibrio que igual es superimportante porque los agentes se preocupan por el pago de la deuda a futuro.
—En Economía I, aprendés tres modos de financiar el déficit fiscal: uno era emitiendo dinero y eso generaba inflación; otro era emitiendo deuda externa y eso generaba problemas de atraso cambiario, porque uno traía dólares al mercado, los volcaba y había un exceso de oferta de dólares; y el tercero era colocando deuda en el mercado interno, lo cual generaba crowding out, es decir, desplazamiento del crédito al sector privado por el sector público y aumento de la tasa de interés. El caso de Brasil es este último, ¿cierto? La preocupación pareciera estar, no en el sector externo, sino en problemas de sostenibilidad de deuda.
—Así es. El problema es la sostenibilidad de la deuda, que la mayor parte es doméstica, la tienen los inversores brasileños. Igual, es un problema de confianza en el futuro.
—Se anunció la firma del acuerdo técnico entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), ¿cómo evaluás este avance?
—En el acuerdo con la UE, y en todo el tema internacional en general, el progreso ha sido importante en el corto plazo, pero faltan reformas que muestren una dirección hacia el futuro. Hay dos muy importantes que están avanzando en Brasil. Una es del sistema impositivo, que será muy importante si se logra terminar. Ha sido bastante complicado el debate político en el Congreso. Y la otra es la integración con el resto del mundo. Como economista siempre planteo que para nuestros países es muy importante integrarse más al mundo porque todos los países exitosos en términos de crecimiento, en los últimos cincuenta años, buscaron la integración. Brasil y Argentina, el Mercosur en sí, está un poco rezagado. El anuncio del acuerdo con la UE en este sentido es un paso. Después de un cuarto de siglo de negociaciones, es un avance importante. No llegamos al final aún, ya estuvimos por aquí; en 2019 hubo un anuncio semejante, pero hoy, por toda la convergencia de incentivos, tanto para nuestros países como para los países europeos, para la UE, hay una posibilidad de que se materialice. Eso nos permitiría un vínculo mayor con Europa, que, desde el punto de vista de diversificación de exportaciones, va a ser importante.
—Has dado con un tema que hemos conversado y que me parece que es fundamental. Está claro que Argentina y Brasil, y el Mercosur en su conjunto, son economías poco integradas a los flujos de comercio internacional. Además, habría que pensar desde dónde y cómo nuestros países se van a integrar al mundo, y esta es una discusión muy presente hoy en el Mercosur, porque hay distintas visiones. Una opción es negociar bilateralmente con otro bloque o con otra potencia, como puede ser EE.UU. próximamente, ahora con Europa, y hacer una apertura negociada. La otra visión, que me parece que es la que expresaba el presidente Lacalle Pou en Uruguay, y el presidente Milei en Argentina, plantea salir del corsé que implica el Mercosur e ir a negociaciones bilaterales o aperturas más unilaterales. ¿Qué pensás? ¿Cuál es el espacio ideal para Brasil y cuál es el mejor modo para integrarse al mundo?
—La elección que hicimos cuando arrancamos con el Mercosur fue extremadamente ambiciosa. Es un modelo de integración con una unión aduanera, arancel externo común; básicamente una política comercial compartida entre los Estados miembros. Si uno piensa en el Nafta, es solo un área de libre comercio. Así uno ve la ambición y dificultad del Mercosur. El tema fundamental es que el Mercosur ha sido poco activo y eficaz en la búsqueda de una mayor integración, ya sea con el mundo, o mismo una profundización de la integración de nuestras economías en ese marco. Es verdad que la emergencia de Asia cambió muchas cosas pero, también, es impresionante cómo cayó el comercio intrabloque; entre Brasil y Argentina, por ejemplo. Entonces, es fundamental tener al Mercosur como algo que nos ayude a este dinamismo, a buscar una mayor integración. De alguna manera, el paso de integrarse con Europa es uno importante y puede ser que nos lancemos en un nuevo modelo y que el Mercosur actúe de esta manera como unión aduanera, y lo haga bien. Si no, creo que vamos a estar siempre en esta discusión. Y entonces valdría la pena dar un paso hacia atrás y pensar en un esquema de libre comercio.
—Puntualmente sobre la integración entre Argentina y Brasil, existe el proyecto de exportar el gas de Vaca Muerta a Brasil; sería una asociación estratégica. ¿Qué se habla de eso allá? ¿Qué posibilidades ves?
—Hace mucho que se habla de esto en Brasil, porque se necesita el gas. Brasil tiene gas, pero no lo explota. El gas brasileño es caro, y una manera de estimular la economía, en particular el sector industrial, es teniendo mayor oferta de gas y más barato. Tuvimos el acuerdo con Bolivia para el gasoducto, pero hace mucho que se habla de la integración con Vaca Muerta y creo que hemos dado un paso importante con la celebración de un acuerdo con los ministros durante el G20. Es la típica integración win-win (gana-gana) para los dos países. Creo que se amplía la escala y la producción de gas de Argentina, y nos ayuda con el incremento de la oferta interna.
—¿Cómo ves la relación de Brasil con EE.UU. con Trump en su segunda temporada?
—La relación Brasil-EE.UU. de largo plazo ha sido siempre una relación de no alineamiento, con períodos de un acercamiento más intenso. Bolsonaro-Trump fue un período de ese tipo y aún ahora, en los dos primeros años de Lula y los dos últimos de Joe Biden, no hubo una aproximación muy fuerte, pese a que Biden rápidamente reconoció la elección en Brasil. Brasil y el Mercosur siguen teniendo relaciones económicas muy importantes con EE.UU. Ha bajado su importancia en términos de destino de exportaciones de bienes, pero si uno mira exportaciones de servicios, que es algo que está creciendo en nuestros países, sigue siendo muy importante. Todo el tema de los flujos de inversión directa es muy destacado. En lo político, es difícil anticipar qué va a proponer Trump en los primeros meses. Si viene con un incremento de aranceles, seguramente va a tener impacto en nuestras economías y se van a necesitar respuestas en términos de política comercial.
—La siguiente pregunta tiene que ver con la otra superpotencia. Apareció China a partir de los 2000 y pasó a ser el principal comprador de los productos de nuestra América del Sur. En Brasil, China ha invertido mucho, tiene una presencia muy importante, y lo que uno echa en falta es algún tipo de estrategia más coordinada para negociar flujos de comercio con el gigante asiático. Eso no ha sido posible y cada uno fue por su lado. ¿Cómo ves hoy la relación con China? ¿Y en el futuro?
—Leí la entrevista que le hiciste a Félix Peña, en la que Félix nos hablaba precisamente sobre la importancia de la relación de global player de China, y la importancia de jugar con distintos países. Creo que eso va a seguir así. Gracias al incremento de exportaciones a China, Brasil exporta hoy 110 mil millones de dólares hacia el continente asiático. Multiplicamos por cinco la exportación agrícola en los últimos años, la gran mayoría para Asia. El crecimiento de China es impresionante. Entonces pienso que para Brasil va a ser fundamental seguir ese diálogo. Hay un buen diálogo por todo el tema de Brics, pero, si los Brics se vuelven algo anti-Occidente, va a haber una necesidad de Brasil de posicionarse. Y los últimos pasos han sido un poco en este sentido. Pero si uno ve los Brics como algo complementario, que ayuda a dar una mirada a algunos de los países más importantes del sur, y hay una agenda común, puede ser importante. Es difícil ser optimista en un contexto tan conflictivo como el que estamos viviendo, pero a mí me gustaría dar un poco de optimismo en estas relaciones. Y que Brasil utilice su tradición de soft-power para ayudar a que avancemos y no retrocedamos.
—La última pregunta: estuviste en Buenos Aires, ¿cómo estás viendo Argentina?
—Vi bastante optimismo con la economía por la baja de la inflación. Eso lo vivimos en Brasil y ustedes lo vivieron en la convertibilidad también. Con la baja de la inflación se genera inmediatamente una sensación muy fuerte de estabilidad en la población. Igual sigo con dudas sobre cómo va a ser el proceso. Te comentaba sobre el vuelo lleno de argentinos hacia Brasil, y eso ya se nota. No sé si este verano va a ser otra vez un verano de “dame dos”, similar al período de la convertibilidad. La estrategia para el tipo de cambio va a ser fundamental para que sea exitosa la estrategia actual. Con varios economistas que conversé, vi visiones distintas sobre cómo proceder, entonces estoy muy interesado, siguiéndolo muy de cerca, porque es un momento interesante el de Argentina; sin dudas, potencialmente con lecciones para toda la región.
*Director de la consultora Sistémica.