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reportaje al teologo brasileo

Leonardo Boff: “Francisco rescató al Jesús de los pobres”

En una entrevista exclusiva con PERFIL, uno de los creadores de la Teología de la Liberación, condenada por el Vaticano en tiempos de Juan Pablo II, cree que el Papa ha recuperado la esencia del cristianismo.

Boff. Dejó la orden franciscana en 1992, empujado por Ratzinger.
| Cedoc

Desde Roma

“Los integrantes de la Teología de la Liberación nos sentimos enteramente representados por la figura y las palabras de este papa”. Así de sencillo, Leonardo Boff expresa su entusiasmo por el papa Francisco en una larga charla con PERFIL. El teólogo brasileño, de 75 años, es uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, la corriente de pensamiento de la Iglesia Católica en América Latina que encuentra en la defensa de los pobres y en la lucha para la justicia social el principal mensaje del Evangelio.

La Teología de la Liberación nunca tuvo muchos amigos en la Santa Sede. En los años del Concilio Vaticano II fue tolerada por Pablo VI, pero con Juan Pablo II la música cambió. Empezó una verdadera guerra entre el Vaticano y la Teología de Liberación. Boff fue censurado más de una vez. En 1984 fue convocado a Roma y juzgado por la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuyo presidente era el futuro papa Joseph Ratzinger, que lo condenó al silentium obsequiosum. En 1992, después de que Juan Pablo II lo amenazara con un proceso disciplinario, Boff abandonó la orden franciscana y siguió ocupándose de la Iglesia de base en Brasil.

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Discurso claro. “El Papa no se escapa de las preguntas. Dice claramente: no sabemos dónde vamos, no lo sé yo y no lo sabe el Dalai Lama, tenemos que construir un camino para salvar la vida y nuestra civilización, que están amenazadas”.

—En un encuentro con los representantes de movimientos sociales en el Vaticano a finales de octubre, Francisco pronunció palabras que fueran leídas por muchos analistas como una exhortación a los excluidos para que luchen, como un llamado al derecho a la rebelión de quien no tiene tierra, vivienda ni trabajo para que los consiga a través de la lucha social. ¿Es una interpretación correcta o una lectura superficial?
—Es una lectura correcta. Esto explica también por qué el Papa convocó a Roma a los representantes de los movimientos sociales, para que ellos mismos pudieran explicar las causas de su pobreza, cómo y por qué no son respetados sus derechos. Normalmente se convoca a grandes nombres de la sociología y de la política para cumplir esta tarea. El Papa aprendió en Latinoamérica que las víctimas del sistema saben dónde está el dolor y cuáles son las razones de su exclusión. Ellos tienen intelectuales orgánicos, como João Pedro Stedile del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil. Lo que cuentan las víctimas del sistema es la verdad porque nace de la opresión y del sufrimiento. El Papa fue innovador. Tuvo un discurso muy claro: la posición de la Iglesia tiene que estar siempre al lado de las víctimas, de los pobres, de los oprimidos. Esta fue la elección de Jesús y el Papa la asumió personalmente.

—Francisco dijo: “Vemos con tristeza cada día más lejos de la mayoría de las personas el derecho a la tierra, la vivienda y el trabajo. Si hablo de estas cosas a alguien le parece que el Papa es comunista. No se entiende que el amor para los pobres es el centro del Evangelio. Tierra, vivienda y trabajo son derechos sagrados, y exigir su respeto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia”. ¿Qué opina de estas palabras?
—El Papa fue más allá. Criticó esa doctrina por no ser bastante clara en la distinción, que tiene que ser clarísima, entre los oprimidos y los opresores. La posición de la Iglesia no puede ser equidistante, su lugar es al lado de quien sufre. Vale la famosa frase de monseñor Helder Câmara: “Si distribuyo pan a los pobres dicen que soy un santo, si explico por qué los pobres no tienen pan me dicen que soy comunista”.

Apertura. Sobre la Teología de la Liberación, de la cual Boff ha sido uno de los creadores, y la relación con los nuevos modos en que Francisco abre la Iglesia, el teólogo cree que “las palabras de este Papa vienen del caldo de la Teología de la Liberación latinoamericana. De ahí le viene el voto a vivir en pobreza, a ir entre los pobres en el trabajo pastoral. No es por casualidad que el Papa quiso encontrar al principal representante de la Teología de la Liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez, y a Arturo Paoli, a quien mandó a buscar en auto a los Apeninos, donde vivía, para poder verlo y pasar juntos una tarde entera charlando de los caminos de la Iglesia en el mundo y de la crítica al sistema
perverso y sin piedad del capitalismo especulativo, como lo llama el Papa”.

—Más allá del desafío a los privilegios de la parte más conservadora de la curia, ¿qué cambió en concreto con la llegada de Bergoglio al Vaticano?
—El Papa escandalizó a los cristianos de la vieja cristiandad europea que querían un pontífice un poco faraón y un poco emperador romano. El Papa no quiso usar más la mozzetta, la pequeña bufanda para cubrir la espalda, símbolo del poder absoluto del emperador. El Papa abandonó el palacio pontificio y se fue a vivir en un hostal. Sus zapatos son normales, como los que usa el pueblo, y no los zapatos hechos por Prada (Benedicto XVI
llevaba esos zapatos rojos). El Papa rescató la tradición del Jesús histórico que vivía pobre, junto con el pueblo. La Iglesia después de Constantino era más cercana al palacio de Herodes que al pesebre de Belén. El papa Francisco tomó como ejemplo a San Francisco de Asís, que vivía según el Evangelio siguiendo el mensaje liberador del Nazareno. Este papa creo que es el primero de una nueva serie que llegará del sur del mundo. En Europa los cristianos son sólo el 24%.

Es tiempo de que la Iglesia entienda que hoy tiene que ser una Iglesia del Tercer Mundo, del Tercer Mundo donde nació.

 

“Bergoglio pertenece a la Teología de la Liberación”

“El Papa pertenece a la Teología de la Liberación en la versión que se dio en Argentina”, asegura el teólogo. “Allá existió en la forma de la teología del pueblo y de la cultura de los oprimidos, donde no se habla explícitamente de lucha de clase, pero donde es evidente el conflicto entre los poderosos que producen la cultura de dominio y el pueblo. El principal exponente de esta teología fue Juan Carlos Scannone, profesor de Bergoglio en el Seminario Mayor de San Miguel, en Buenos Aires. Scannone públicamente recordó que el estudiante Bergoglio estaba entre los más entusiastas de esta teología”.