ELOBSERVADOR
JOSÉ CARLOS DIEZ

“Europa ha decidido no competir en la era de la tecnología global”

El especialista español advierte que, decisiones como la prohibición del uso de los datos de reconocimiento de imagen en inteligencia artificial, sin ningún tipo de diferenciación, ha hecho que la UE entregue toda la ventaja competitiva a Estados Unidos y a China en la guerra tecnológica. No sorprende –apunta– que no haya ningún unicornio ni ninguna empresa tecnológica puntera en Europa que haya salido en los últimos treinta o cuarenta años.

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José Carlos Diez es un destacado economista español, socio fundador de la gestora de capital de riesgo LUAfund. Profesor de economía en la Universidad de Alcalá. Es consejero de varias empresas: AC Hoteles By Marriott, One Millioribot de Inteligencia Artificial y PV Solar. Fue economista jefe del Intermoney. Forma parte del Consejo Asesor del PNUD de Naciones Unidas para América Latina. Autor de Hay vida, después de la crisis (2013) y La economía no da la felicidad: pero ayuda a conseguirla (2015), es miembro del consejo asesor internacional de Sistémica.

—¿Cómo va la locomotora de Europa, que ahora, paradójicamente, es el sur del continente? Aquellos famosos PIGS que, en la crisis de 2008-2009 algunos sectores de Alemania se ocupaban de castigar, por ser economías de menor dinamismo, y que había que llevarlos a cuestas. De repente, con la guerra en Ucrania, la crisis del covid-19, el resurgimiento del turismo, Alemania entró en crisis y los países del sur empezaron a ser locomotoras de Europa. 

—Pues un cambio importante. Es verdad que el crecimiento se está concentrando aquí (en España), con una diferencia con respecto a aquella época previa a 2007: nosotros llegamos a tener un déficit por cuenta corriente con el exterior de 10% de PIB y en este momento estamos en un superávit de 2%. Llevamos prácticamente desde 2010, casi quince años con superávit por cuenta corriente. Somos el país que más redujo la deuda externa del mundo. Es un modelo económico más saneado, pero parecido al de 2007, porque estamos atrayendo otra vez mucha población. En Alemania se está viendo caída de población, nosotros al contrario, tenemos un incremento de población muy fuerte. Y recuerda un poquito, no igual, a la burbuja inmobiliaria que era lo que atraía principalmente a la población. Ahora son otros sectores, pero el modelo es igual. Al final, estamos creciendo en consumo por aumento de población, pero no en consumo por habitante y en renta por habitante. Está creciendo el empleo, pero con empleos de muy baja cualificación, con productividades bajas. Y estamos paradójicamente divergiendo en renta por habitante de países como Alemania, Estados Unidos, y los más avanzados: Israel, Irlanda, Corea del Sur, Taiwán. Aunque los datos agregados macro no parecen malos en España, yo no estoy tranquilo. Me parece que el modelo no es el adecuado para mejorar la calidad de vida de la gente: si el modelo es aumentar la renta por habitante y la riqueza de las naciones, creo que no estamos yendo bien.

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—Los 600 mil inmigrantes que incorporó el año pasado España representan como el 10% de la población. Es una ola migratoria impresionante.

—Hubo un boom migratorio desde el año 2000, se paró un poquito con la crisis de 2008 y ha vuelto después de la pandemia. Es igual de intenso prácticamente que antes de la crisis del 2008. Y eso es lo que nos está condicionando todas las ratios. 

—El crecimiento extensivo por incorporación de factores de la producción, pero no por mejora de la productividad. Y, por otro lado, la inversión y las exportaciones que no están mostrando una dinámica importante. Eso habla sobre el futuro, que, si no mejoras la inversión y solo creces por consumo, vas a tener problemas en el futuro.

—Es verdad que las exportaciones españolas no están yendo mal del todo, porque lo que está fallando es el comercio mundial y la crisis china. Hay un estancamiento prácticamente del comercio mundial y eso afecta a todos los países. Me preocupa el tema de la productividad, qué tipo de empleo se está creando. No estamos teniendo un impacto en la producción industrial importante y deberíamos estar en eso. Deberíamos estar enfocados en el desarrollo tecnológico, que vamos muy atrasados. Tenemos muy pocas empresas innovadoras y habría que potenciar el crecimiento empresarial. Apoyar a ese tipo de empresas medianas con potencial de crecimiento vía innovación y más de perfil internacional. Deberíamos estar mejorando algo nuestro capital humano. Es verdad que somos un país que ha mejorado mucho el nivel de capital humano desde que Franco murió, pero todavía nos queda prácticamente un 20%, 25% para converger con los indicadores de la Comisión Europea de Capital Humano. Pero estamos en otras cosas.

—¿Alemania puede mejorar su situación? Porque lo otro que aparece es que el indicador adelantado de actividad, el PMI en Europa, está dando contracción.

—Alemania está en una situación complicada, siempre con una tasa de paro del 4% y una renta por habitante más alta que la nuestra, menos desigualdad. Ojalá tuviéramos los indicadores macro de Alemania: deuda pública baja, superávit estructural. Es verdad que es una economía de las más avanzadas del mundo, pero, también, tiene un modelo de desarrollo muy basado en la industria, sobre todo los landers del sur, muy centrados en sectores exportadores. Y ese modelo ha entrado en cuestión con China. China empezó entrando en competencia, con maquilas de países de productividad media baja, como es el caso de América Latina. Y ahora está compitiendo en segmentos de alta tecnología, como el coche eléctrico, donde la tecnología china es la más puntera del planeta. Por lo tanto, en un cambio tecnológico tan intenso y rápido, China ya es líder mundial, por delante de Tesla incluso, y la industria del automóvil europea está amenazada, especialmente la industria alemana, que tiene un nivel de salarios muy alto. Alemania, que era el gran defensor de las políticas de competencia en Europa, se está saltando sus propias leyes ahora que hay quince ciudades alemanas en riesgo de ser Detroit, ciudades concentradas en la producción de autos. Alemania deslocalizó mucha industria del automóvil en España para producir aquí con salarios más bajos, y ellos nos han traído sus métodos de producción y su productividad, lo cual es de agradecer desde España. Ahora mismo, las fábricas españolas tienen los mismos niveles de productividad que las alemanas o mayores y un nivel de salario más bajo. Por lo tanto, si hay que ajustar, pues evidentemente que las grandes multinacionales del automóvil, aunque sean alemanas, tienen que ajustar allí, por motivos de eficiencia y de racionalidad.

”Por eso creo que estamos en una situación complicada a nivel económico, y luego políticamente. Otra vez con un pesimismo estructural, con un problema de liderazgo desde la retirada de Angela Merkel y con un auge de la extrema derecha. 

—¿Y la situación del resto de Europa?

—Fíjate que, a pesar de lo que he contado de España, creo que se está comportando mejor que el resto de los países europeos. Con lo cual imagínate cómo está el resto. No hay ningún tipo de liderazgo en Europa y es un drama lo que estamos viendo aquí. Macron ya está de salida, totalmente achicharrado. La salida de Merkel no ha podido ser sustituida. El líder alemán está en mínimos históricos. La SPD se ha hundido en las encuestas. Hoy no ganaría las elecciones si hubiera repetición de los comicios. Tenemos un problema serio de extrema derecha populista en Hungría. Polonia se ha recuperado, por suerte, que también estaba en esa extrema derecha. Y Polonia es un gran país y muy importante. Pero no hay liderazgo. Europa ha decidido no competir en la era de la tecnología global. Hemos prohibido el uso de los datos. No permitimos que se usen datos en inteligencia artificial (IA) de reconocimiento de imagen. Da igual que sean buenos, que sean malos, que sean anonimizados. Hemos prohibido todo el uso de los datos y le hemos dado toda la ventaja competitiva a Estados Unidos y a China en la guerra de la IA. Sorprendentemente, no hay ningún unicornio ni ninguna empresa tecnológica puntera en Europa que haya salido en los últimos treinta o cuarenta años. Es un drama. Y estamos en el relato de conservar el Estado del Bienestar, en pagar pensiones, en cuidar a nuestros ancianos, que es muy venerable, pero no estamos cuidando a nuestros jóvenes y no estamos cuidando el futuro del PIB de los próximos treinta años. La verdad es que es increíble cómo una sociedad decide autoinmolarse, como los lemmings, estos ratones que se tiran por los barrancos y se suicidan todos a la vez. Es una cosa sorprendente.

—¿Entonces, qué ha pasado con el modelo económico europeo exitoso?

—Europa está en una situación complicada. Nosotros somos una economía que se ha basado en un sector industrial exportador de industria mecánica muy competitivo a nivel mundial, con niveles de productividad altísimos y eso permitía tener unos salarios altos, tasa de paro bajas y un Estado del Bienestar muy generoso. Prácticamente el 50% del gasto social mundial se hace en Europa. Y eso ya lleva bastante tiempo en cuestión. Desde los años 80 venimos perdiendo peso industrial, pero ahora la situación es más complicada. Tenemos un envejecimiento de población con un gasto en pensiones elevado en determinados países, pero prácticamente generalizado en toda Europa. Para financiar tu gasto en pensiones ahora, tienes que tener cotizaciones a la Seguridad Social muy altas, que básicamente es un impuesto al salario de los que trabajan ahora para pagar la pensión de los que se han jubilado. Y como hay déficit, se complementa con otros impuestos. El impuesto principal es el impuesto sobre la renta, que también es un impuesto sobre el salario. Entonces tienes un país como Alemania o como el caso de España, que están gastando 12% de PIB al año en pensiones y tienes un país como Corea del Sur, que tiene un gasto en pensiones que es la mitad. Ese es el gran cambio competitivo. Los nuevos países son países jóvenes con un bono demográfico alto, salvo el caso de China, que empieza a envejecer, pero con un bono demográfico alto y con un gasto en pensiones bajo y eso les permite tener una fiscalidad más baja.

”El modelo europeo muy exitoso, ahora está en cuestión, porque ya no eres tan competitivo, ya no tienes tecnología puntera y ya no tienes productividad alta, pero sigues teniendo impuestos sobre los salarios altos y poco competitivos. Ese es un poco el cambio de paradigma. Y luego el tema energético cada vez más evidente. El cambio tecnológico de combustibles fósiles a energías renovables va a una velocidad tremenda. La capacidad de China para recortar costos en producción, sobre todo en producción de placas solares, donde tienen el 90% de la producción mundial. Aunque en molinos eólicos han entrado, pero todavía no son tan competitivos tecnológicamente.

—Cuando hablaste de las causas de la crisis alemana mencionaste la competencia china, quería que profundices sobre ese tema. 

—Tienen tiene una economía muy dual. Como vimos, son ultracompetitivos en coches eléctricos y energías renovables, por ejemplo. China está compitiendo en tecnología a nivel internacional. Y luego tienen el otro mercado doméstico muy ineficiente. Un exceso de endeudamiento brutal. Un país donde no exige rentabilidad al capital, donde hay un intervencionismo público muy fuerte y mucha intervención del Estado indirecta, no directa a través de la propiedad, pero muy indirecta. Donde la prioridad es crear empleo, reducir la pobreza y mejorar los salarios de la gente, pero no se mide la eficiencia de la inversión y la rentabilidad del capital. Y creo que ese modelo ha colapsado. Creo que China debería empezar a virar, abrir su mercado, dejar de ser tan intervencionista. Dejar de meter tanto dumping y tanta subvención y empezar a permitir que los europeos y los estadounidenses compitamos en su mercado y se equilibren un poco las balanzas comerciales. Si eso no pasa, creo que China lo va a pasar mal. Tienen unos años por delante complicados. Saldrán, creo que es muy meritorio lo que han hecho, y no creo que sea el fin del modelo chino, pero tienen que reinventarse.

—Paolo Rocca, uno de los empresarios más importantes de Argentina, acaba de hacer una ponencia en Brasil, hablando desde lo que implicaba China para el sector siderúrgico y decía que el exceso de capacidad productiva de China, los costos, la escala y los subsidios plantean que si no se hace algo protector contra eso, no hay capacidad de competir. Lo mismo decía para los autos eléctricos el presidente de Tesla, Elon Musk: “Si no me protegen de China, yo no puedo competir”. ¿Cómo estás viendo este fenómeno?

—Has tocado dos sectores muy sensibles. China tiene un plan de política industrial, un plan quinquenal de desarrollo, lanzado en 2015: “Made in China 2025”. Queda un año para cumplirse el plan en diez sectores que ellos habían concentrado. Estás hablando del sector del acero donde China tiene la mitad de la capacidad instalada mundial de acero y en el sector de coche eléctrico, donde están en el 80% de la producción mundial de coches. Es verdad que la mayor parte de los coches los venden dentro, o sea, ellos son el mayor consumidor de coches eléctricos. Ya la mitad de las ventas de coches nuevos en China son eléctricos, y el gobierno ha hecho bien en potenciar ese desarrollo propio. Pero también son muy potentes en la exportación. Ese es el debate. Ahora estamos en Europa poniendo aranceles. La posición de cara a la OMC es que ellos están entregando subsidios, que no está claro cómo son. No está muy bien definida cuál es su política comercial, pero tanto Estados Unidos como Europa han puesto aranceles y va un poco por ahí. De momento el arancel europeo es transitorio, están esperando la reacción de China. Estados Unidos tiene un déficit comercial con China muy fuerte y lo que le vende es muy poco. No es el caso de Europa. Por ejemplo, Alemania le exporta mucho a China y tiene un problema: si China también pone aranceles, la guerra sería más perjudicial para Europa de lo que está siendo para Estados Unidos. Y ese es el debate ahora mismo. 

—¿Qué tipo de política industrial lleva adelante China?

—Yo he realizado varios viajes a China y no se sabe cómo, pero lo que se percibe allí es que hay ayudas de Estado por todos los lados. A las empresas les regalan el suelo, la construcción, no les cobran el alquiler de la nave hasta que empiezan a tener beneficios, les dan deducciones fiscales extraordinarias durante muchos años, tienen financiación subvencionada incluso en dólares o en euros, a tipos de interés más bajos de mercado. Hacen una política industrial muy activa. En el caso estadounidense han empezado un poquito, pero no se ve claramente una política industrial. En el caso europeo, la Comisión Europea o los Tratados no contemplan que Europa tenga una política industrial común y hay política industrial a nivel nacional. Francia y Alemania son bastante activos en política industrial, pero, por ejemplo, en España hay una política industrial bastante débil. Por lo tanto, yo entiendo a nuestro empresario. Hay un modelo de Paul Krugman, del Premio Nobel de Economía, que explica que, si el competidor recibe ayudas de Estado y tú no realizas ayudas de Estado, pues tú pierdes competitivamente. Entonces, evidentemente que está justificado.

”Otra cosa es: ¿Qué tipo de ayudas de Estado? ¿Durante cuánto tiempo y para qué? Porque el problema de fondo, que, en general, no se entiende de China, es el gran avance en desarrollo tecnológico. Por ejemplo, BYD, que es el líder mundial ahora mismo en ventas de coche eléctrico, tiene 45 mil patentes solicitadas: solicita veinte patentes nuevas al día y tiene 25 mil patentes globales registradas. Tesla, tiene patentes de baterías de BYD. O sea que ya no es un competidor solo por costos donde le puedes vencer por aranceles, que era la política comercial tradicional. Ahora, yo creo que Europa, Estados Unidos, América Latina y los países que quieran competir con China tienen que entrar en dinámicas de desarrollo tecnológico para cerrar esa brecha. Si no, cualquier política comercial será perjudicial para el consumidor y no mejorará la situación competitiva.

—Decías que las políticas industriales en Europa son nacionales lo que determina que la capacidad de llevar adelante las mismas depende del tamaño relativo de la economía. En efecto, los dos más activos son Alemania y Francia, ¿creés que debería haber una política más activa, productiva y tecnológica, a nivel europeo? 

—Se debería avanzar al modelo federal estadounidense, avanzar hacia el “IRA” estadounidense, hacer el “Next Generation”, que es un plan parecido al “Made in China 2025”, hacerlo mucho más ejecutivo y más competitivo. ¿Va a pasar eso? Pues, bueno, como todo en Europa, irá muy lento y seguramente haremos menos de lo necesario. Pero yo valoro la intención y ahora todo el mundo lo ve. El problema de Europa es que la toma de decisiones aquí es muy compleja. Tomar decisiones en una confederación es muy complicado.

*Director de Sistémica.