Decir que el “discurso mileísta” es beligerante parece no encerrar ninguna novedad. Todos conocemos la vehemencia y agresividad de las palabras del actual Presidente, así como sus continuos ataques a un sinfín de actores sociales. Pero, en este caso, decir “discurso mileísta” no se refiere exclusivamente a los mensajes de Milei, sino a un amplio abanico de enunciadores, es decir, este “discurso” comprende por supuesto los dichos del propio Presidente, pero no se circunscribe a él. De hecho, en esta nota no se toman en cuenta sus mensajes, sino los de dos clases distintas de enunciadores. Pero antes de pasar a ellos, conviene que hagamos unas explicaciones.
“Discurso” es un concepto que merece algunas aclaraciones. No nos referimos a lo que quizá comúnmente se entiende por “discurso” (cierta pieza oratoria en un ambiente más o menos formal), sino, en un sentido más amplio, a una multiplicidad de expresiones verbales, sean escritas u orales. Estas expresiones de actores sociales no están aisladas, sino que forman parte de cierto entramado y no solo “reflejan” cierta concepción de la realidad, sino que también la “moldean”.
Visto así, en cuanto a la relación entre la beligerancia y los discursos, nos centramos en un determinado tipo de discurso que hoy día se está desarrollando con especial vigor en nuestra sociedad, que es una variedad del discurso de derecha que se difunde en distintas partes del mundo actualmente y que en un sentido amplio podría denominarse “discurso mileísta” (el cual por supuesto tiene también otros rasgos y no se agota en la beligerancia).
Como se anticipó, este discurso incluye (pero no está restringido a) la palabra presidencial, pues además entran en él lo manifestado por un conjunto de actores sociales afines de distintos niveles. Observar especialmente la beligerancia que este discurso expresa no obedece a que sea exclusiva de él (ha estado presente en discursos de otros signos políticos), sino a que este, en particular, ha adquirido singular fuerza y además le cabe mayor responsabilidad al estar vinculado a quienes detentan hoy el poder del Estado.
Muchos son los casos que podrían considerarse como ejemplos de tal discurso, pero por obvias cuestiones de espacio nos limitamos solo a algunos formulados por dos muy distintas clases de actores sociales, el intelectual y el “trol”, elegidos precisamente porque ambos presentan un muy diferente grado con la contienda política diaria.
El discurso violento del intelectual. En cuanto a los intelectuales, uno de los principales afines al actual gobierno es el politólogo Agustín Laje, autor, entre otros, de El libro negro de la nueva izquierda: ideología de género o subversión cultural (en coautoría con Nicolás Márquez). El título ya da una idea de la postura que se asume en la obra, en cuya “Introducción” por ejemplo puede leerse: “Tras tomar nota de la inadvertencia social que hay en torno a este peligro y, peor aún, de la vergonzosa concesión que el acobardado centrismo ideológico y el correctivismo político le viene haciendo a esta disolvente embestida del progresismo cultural, es que quienes esto escribimos hemos decidido desarrollar y publicar este trabajo”. En otras palabras, no es meramente una mesurada reflexión, sino una actitud de lucha ante lo que se percibe como “embestida del progresismo cultural”.
Esa misma tarea de matices bélicos es asumida por Laje en otras obras, como por ejemplo La batalla cultural: reflexiones críticas para una nueva derecha. “Batalla cultural” es un concepto que el autor reconoce como muy en boga y al cual se propone, según señala en la “Introducción” de la obra, darle “precisión teórica”. En este sentido, si bien es en el plano “cultural”, no deja de ser relevante el término utilizado: “batalla”. Recordemos que, según el Diccionario de la lengua española (RAE), algunos sinónimos de tal concepto son “combate”, “contienda”, “conflicto”, “enfrentamiento”, “refriega”, todos términos donde la violencia no está ausente.
La violencia del trol. Por otra parte, alejado de la retórica de tipo académica y mucho más vinculado a la política diaria, el otro tipo de actor social exponente del “discurso mileísta” al que queremos referirnos es el “trol”. Por las dudas, recordemos también sobre este concepto la definición que brinda el Diccionario de la lengua española (RAE): “En foros de internet y redes sociales, usuario que publica mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de molestar, llamar la atención o boicotear la conversación”.
Entre esta clase de actores sociales, uno de los más conocidos posiblemente sea el Gordo Dan (seudónimo de Daniel Parisini). Si en el intelectual la violencia aparecía insinuada y de modo sutil, en el trol no es la sutileza lo que reina. En la cuenta de X del Gordo Dan, medio por el cual transmite su perspectiva y de la cual se dice que tiene 307 mil seguidores, puede leerse en su encabezado: “Todo aquel que cuestione el más mínimo detalle de lo que hace o no hace Javier Milei es un pelotudo y fundamentalmente un hijo de remil puta”.
En este caso, no es necesario escrutar la violencia latente en lo que expresa, ya que aparece sin ningún pudor, como puede verse además de lo ya citado en un “posteo” de enero de este año como respuesta a una solicitada en apoyo del gobierno venezolano de las Madres de Plaza de Mayo (solicitada muy discutible, por cierto): “Desaten su ira contra estas viejas de mierda. Que no tengan paz hasta el bendito día en que se mueran”.
Por supuesto, las intervenciones del propio Milei, así como de otros políticos afines, ocupan un lugar central en lo que entendemos por “discurso mileísta” y merecen un detenido tratamiento a llevar a cabo en otra ocasión. En relación con la temática de la “beligerancia”, quisimos simplemente aquí abordar dos tipos distintos de actores sociales que producen dos modulaciones diferentes de tal discurso. Desde este punto de vista, en un país donde dolorosamente la violencia ha tenido un papel destacado en la historia reciente, no debe ignorarse el carácter beligerante en cierto tipo de discurso.
*Licenciado en Letras (UBA), doctor en Ciencias Sociales (UBA). IG @carloscampora01.