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Entrevista

Eduardo Pérez Guerrero, un Embajador de la Paz en Miami

Nombrado Embajador de la Paz, Pérez Guerrero celebra su galardón en Miami, ciudad que es “ejemplo de convivencia multicultural”, y habla sobre su proyecto actual: el Balón de la Paz que entregará a Lionel Messi.

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El premio. “Es el reconocimiento a una trayectoria dedicada a unir culturas a través del arte”, celebra el ganador. | cedoc

Cae la tarde al borde de la bahía de Miami y Eduardo Pérez Guerrero, abogado, productor musical y recientemente nombrado Embajador de la Paz por la Organización Mundial por la Paz (OMPP), sonríe mientras las nubes acompañan el ocaso.

Detrás de él, las embarcaciones se mecen en silencio, testigos de un momento significativo: un hombre portando un mensaje de paz en una ciudad que, de manera mágica, se ha convertido en referencia de la argentinidad gracias al desempeño de Lionel Messi en el club de fútbol local.

En todos los parques, allí donde rueda una pelota, hay una camiseta celeste y blanca con el apellido del diez de la selección en la espalda. No importa qué idioma habla el pibe que la lleva puesta, ni su color de piel.

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Después de más de treinta años de residencia en Miami, Pérez Guerrero comienza la entrevista con la calidez de un verdadero anfitrión argentino, compartiendo el café y reflexionando sobre el significado del reconocimiento obtenido.

—Usted recibió muchos premios y distinciones importantes a lo largo de su carrera; tiene su día proclamado en Miami y las llaves de la ciudad. ¿Qué tiene de singular que lo nombren Embajador de la Paz Mundial?

—(Suspira). Ser Embajador de la Paz Mundial no es un logro profesional, sino el reconocimiento a una trayectoria dedicada a unir culturas y promover la armonía a través del arte. En este momento, la OMPP trabaja en escenarios de conflicto complejos, como el que enfrenta Israel y la guerra entre Rusia y Ucrania. Representar a los artistas en este contexto es un honor y una gran responsabilidad.

—El presidente de la organización, Carlos Peralta, ha destacado que tienen planes específicos en Miami, ¿cuáles son?

—En principio, mi rol como embajador implica un compromiso profundo. Actualmente, estamos en tratativas con las autoridades locales para que Miami sea declarada oficialmente Ciudad de la Paz. Miami es un ejemplo de convivencia multicultural y creemos que destacarla de esa forma enviaría un mensaje poderoso al mundo.

Por otro lado, uno de los proyectos más significativos que me toca liderar es la entrega del Balón de la Paz a Lionel Messi. Es un reconocimiento que será entregado por única vez en la historia de la organización, por el compromiso de Messi con causas humanitarias. Hay que recordar que él es Embajador Honorífico de Buena Voluntad por la Paz conjuntamente por OMPP y Unicef, desde 2010.

¡Cuando vi el prototipo del premio verdaderamente me asombré! El diseño es imponente y la pieza se realizará completamente en plata. Cada uno de los gajos de la pelota lleva grabada la palabra “paz” en distintos idiomas, simbolizando la unión de todas las culturas en un mensaje de armonía global.

Si bien la OMPP suele reconocer a líderes políticos, religiosos o de organizaciones globales sin fines de lucro, con Messi se hace la excepción; 62 naciones votaron por él, señalando su trayectoria ejemplar y su influencia global. Claramente trasciende el fútbol.

—Volviendo a la ciudad, es interesante que se la destaque señalándola como un lugar de paz. La interculturalidad que se vive aquí es poco frecuente y la inmigración constante empuja un crecimiento sostenido desde la pandemia. ¿Qué piensa que la comunidad artística puede aportar como mensaje?

—Una de las cosas que propuse a las autoridades de la OMPP es la creación de la Estrella de la Paz, un símbolo que quedará para siempre en paredes o suelos emblemáticos de Miami, como recordatorio de quienes han dedicado su vida a la armonía y la convivencia pacífica.

Queremos que la Estrella de la Paz se convierta en un símbolo universal, un recordatorio de que siempre es posible construir puentes y derribar muros. Y qué mejor lugar para comenzar que en Miami, una ciudad que representa el encuentro de culturas.