Mauricio Macri y una “virreina” fueron protagonistas centrales de dos cenas en una misma noche en la que ambas tuvieron un mismo objetivo: recaudar fondos. A su vez, las dos diferían en el destino dado al dinero recolectado.

Por un lado, en el restaurante Central de La Rural, Mauricio Macri potenció la comida de la Fundación Pensar que preside ahora María Eugenia Vidal como parte de la campaña que su primo Jorge Macri disputa en la ciudad de Buenos Aires, sobre todo, contra Javier Milei. A punta tal el expresidente está tan comprometido que él mismo hizo llamados para vender mesas que costaban diez mil dólares o cubiertos individuales, que Fundación Pensar puso en en mil doscientos dólares.

Mientras tanto, en la zona de retiro, en el Museo Isaac Fernández Blanco, Inés Etchebarne personificó a una imaginaria virreina como anfitriona de una comida a beneficio de ese espacio que organizó la Asociación de Amigos de dicho museo. Por unas horas, muchos de los casi quinientos invitados, se olvidaron de las movimiento tectónico que atraviesa la economía mundial –y la Argentina también– y se vistieron como personajes de 1810 en una gala que se llamó el “Sarao del Virrey”.
En la gala del museo que tuvo como objetivo poner en valor la Casa Girondo, los invitados–literalmente–invirtieron en trajes alquilados en sastrerías que disponen, por ejemplo, de rezagos del vestuario del Teatro Colón; o en pelucas que pagaron más de treinta dólares por 24 horas de uso, para recrear un Buenos Aires pos Revolución de Mayo en un espacio histórico donde todo ese despliegue acompañó a la puesta en escena que ambientó la decoradora Gloria César.

En el restaurante Central de La Rural, los rezagos del PRO cuyos diputados votan casi todo lo que quiere Javier Milei pero se consideran “diferentes”, se vistieron con trajes del siglo veintiuno pero la sensación que dieron fue la de una foto en sepia. Un reencuentro de excompañeros que buscan reflotar un grupo que solo expresa resabios de un lejano esplendor. Allí se reunieron María Eugenia Vidal, Laura Alonso, Hernán Lombardi, Waldo Wolff, Darío "el hacker” Nieto, Clara Muzzio, Nicolás “el señor del baldío” Dujovne, Pancho Cabrera, Alfredo de Angeli, o un Fernán Quirós, cuya permanencia en el gobierno porteño es un incógnita porque con el macrismo no tiene mucho que ver.

La ausencia notoria en la cena de la Fundación Pensar fue la de los empresarios que apoyaron siempre a Macri hasta que irrumpió Javier Milei. Sí estuvieron el ex banquero de HSBC Gabriel Martino, quien si tuviera que elegir entre Macri y Milei, opta por éste último; Guillermo Stanley y Carlos Giovanelli –que suelen ir a todos lados–; Ezequiel Carballo –de Banco Macro; o David Lacroze, un polémico empresario agropecuario que en 2019 fue tendencia ,cuando X era Twitter, porque posteó una foto de Cristina Kirchner en un vuelo a Cuba que ambos compartieron.
¿Cuáles son los cuestionamientos de la Fundación Pensar a Javier Milei?
En el “sarao” del Museo Isaac Fernández Blanco no se esperaban empresarios de alto perfil mediático sino invitados que, además de aportar una generosa suma por participar, sumar una adicional que tenía como base cien mil pesos. En conjunto, todo eso habilitaba la participación en un sorteo que, por ejemplo, llevó a que Pamela de Saguier se ganara un collar de Bulgari, un abogado brasileño que trabaja para empresas internacionales se llevara una estadía completa en un resort premium en Villa Traful; un coleccionista un diseño a medida de Javier Saiach, o que varios recibieran una pashmina artesanal que solo tenía un detalle “risueño”: la bolsa en la que se las entregaba decían en letras gigantes “Virgen”, y en las respectivas fotos, la imagen resultaba algo graciosa.

Más allá de todo esto, tanto Mauricio Macri como la “virreina” Inés Etchebarne lograron el objetivo: el primero, para la campaña política de cara a la elección que se viene; la segunda, para poner en valor la Casa Girondo, un mítico espacio colindante del Museo Isaac Fernández Blanco.
EI/ff