Los pliegos ya se presentaron, también las impugnaciones y los respaldos a Manuel Garcia Mansilla y a Ariel Lijo, los dos propuestos por el gobierno de Javier Milei para sumarse a la Corte Suprema de Justicia. Así como queda claro que no habrá espacio –por ahora– para que al menos haya una mujer como reemplazo de la ya jubilada Elena Highton de Nolasco, no está definido si –sobre todo–, Lijo conseguirá el visto bueno definitivo del Congreso.
¿Por qué para Ariel Lijo parece lejano el puesto de supremo cortesano?
Por fuera de esa logística legislativa, el clima general de traiciones, celos, alianzas inesperadas o no tanto, al que se asiste en las respectivas cámaras del Congreso, tiene su correlato en otros espacios atravesados por la coyuntura política. Y un ejemplo de esto es la colateral e inesperada vendetta de Ariel Lijo a Horacio Rodríguez Larreta. Al parecer, el hoy juez federal esperaba un respaldo inicial y concreto de Guadalupe Tagliaferri, senadora que en la Cámara Alta es lo mismo que decir "Rodríguez Larreta”.
Como publicó el periodista Pablo Varela en PERFIL a principios de octubre, en Casa de Gobierno manejan la información de que Ariel Lijo ya cuenta con ocho de las nueve firmas que necesitara para avanzar en este proceso. Pero en esas firmas no estaría incluida la de Tagliaferri, al menos hasta el cierre de esta edición. Esta situación llevó al juez federal a reclamar a Rodríguez Larreta que active ese apoyo recordándole que él –Lijo– siempre acompañó su proyecto presidencial. Además, la novia de éste último, Genoveva Ferraro –actual consejera del Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– también fue parte importante del equipo de Larreta, y hasta en la campaña presidencia se encargó de armar “tribus” de personas para que militaran por él, sobre todo en redes sociales.
La rebeldía no es típica del PRO, pero Guadalupe Tagliaferri sería la excepción.
Y también Genoveva Ferraro fue, desde el inicio, observadora discreta y silenciosa de la relación amorosa de Larreta con Milagros Maylin; a punto tal que era una de las testigos del casamiento que hará el próximo 30 de noviembre en Cardales. La imagen de ambas en un viaje a Washington en 2022, da cuenta de esa relación amistosa. El mencionado no respaldo de la senadora Tagliaferri a la candidatura de Lijo como futuro supremo cortesano, se tradujo en la baja de Ferraro como testigo de boda, e incluso la ausencia de ella y de Lijo en el festejo marital. A ellos se le sumaron otros nombres que hasta 2023 fueron larretistas y hoy son más macri-mileístas quienes con la excusas de viajes imprevistos y demás circunstancias, avisaron que no estarían en el casamiento. La onda expansiva del “efecto Ariel Lijo” borró así a una veintena de invitados.