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Claudio Lozano: “En semejante derrumbe de la economía, el déficit cero es un disparate”

El presidente del partido Unidad Popular participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA). La posibilidad de que Argentina vuelva a entrar en default. Autocrítica en el Frente de Todos. Y las alianzas para el futuro.

Claudio Lozano
Claudio Lozano | Claudio Lozano

Claudio Lozano participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y de la Universidad del Salvador (USAL), en la que cuestionó priorizar el ajuste fiscal en medio de la crisis que atraviesa el país. “La cuestión fiscal es sólo uno de los aspectos de la economía. Tomarla como una cuestión aislada y escindida es un error conceptual brutal. Uno puede pensar el equilibrio de las cuentas públicas en el marco de un proceso de crecimiento. Pero en semejante derrumbe económico, el déficit cero es un disparate”, declaró.

El ex diputado y ex director del Banco Nación durante el gobierno peronista también se refirió a la compleja situación de Argentina si intenta recomponer la relación con los acreedores. “El Gobierno le quiere mandar un mensaje a los acreedores y decirles que está dispuesto a pagar lo que sea para que lo financien. Si eso sucede, el endeudamiento se va a engrosar y nos vamos a acercar, una vez más, a la posición de default”, sostuvo Lozano en el Ciclo de Entrevistas coordinado por Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación y vicerrector de USBA.

—Javier Milei ha hecho del “déficit cero” su principal política. ¿Qué piensa usted sobre el déficit en el sector publico y el equilibrio fiscal?

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Hay que aclarar que la cuestión fiscal es sólo uno de los aspectos de la economía. Tomarla como una cuestión aislada y escindida es un error conceptual brutal. Uno puede pensar el equilibrio de las cuentas públicas en el marco de un proceso de crecimiento. Pero en semejante derrumbe económico, el déficit cero es un disparate. Si se derrumba la actividad económica, cae la recaudación de impuestos. Y al caer la recaudación de impuestos, hay que ajustar el gasto para alcanzar déficit cero. Pero si se contrae el gasto, vuelve a derrumbarse la actividad y, por lo tanto, hay que volver a ajustar el gasto. Esto implica un derrumbe de la actividad que no tiene piso. Es lo que viene pasando desde que asumió Milei. Los niveles de ajuste del gasto han sido brutales en casi la totalidad de los rubros del gasto público, sobre todo, en las jubilaciones. Para Milei, déficit cero significa priorizar exclusiva y excluyentemente el superávit financiero del Estado para afrontar pagos de deuda. Eso no es déficit cero. Además, supone que toda la deuda argentina es legítima, legal, pagable y compatible con la posibilidad del desarrollo del país. Y nada de eso es cierto. La deuda de hoy es hija de una generación de endeudamiento que nunca contempló la capacidad de pago. Consecuentemente, la única forma de afrontarla es tomando nueva deuda.

—¿Cree cree que el Gobierno no podrá pagarle al FMI?

El Gobierno dice que va a juntar los pesos para pagarla, pero no tiene dólares en el Banco Central. Los acreedores no le creen y tiene un riesgo país de 1300 puntos. En ese contexto, si tiene que salir a tomar nueva deuda, va a tener que hacerlo al 17% anual en dólares, lo que es absolutamente imposible. Por eso, hoy el gobierno sacó un decreto tratando de eludir todo tipo de limitación parlamentaria para negociar deuda. Le quiere mandar un mensaje a los acreedores y decirles que está dispuesto a pagar lo que sea para que lo financien. Si eso sucede, el endeudamiento se va a engrosar y nos vamos a acercar, una vez más, a la posición de default. Este tipo de políticas, que se presentan como el camino para insertarnos en los mercados mundiales, terminan como con Macri.

—¿Tiene alguna autocrítica respecto al armado político del Frente de Todos?

La visión que nosotros tenemos es que lo que se agotó fue un ciclo político en la Argentina, el nacido a partir del 2001. Se abrió la puerta a la configuración de nuevas coaliciones, fundamentalmente dos. Una se estructuró en torno al justicialismo kirchnerista y la otra lo hizo hacia el macrismo acompañado por la Coalición Cívica y la UCR. En los últimos dos gobiernos, fracasaron ambas. Existe un rechazo al fracaso de prácticamente una década, que tiene que ver con el deterioro permanente de las condiciones de vida de la sociedad argentina que vislumbraba que el sistema político evidenciaba privilegios mientras la población se derrumbaba. En ese contexto, emerge Milei, alguien que cuestiona el sistema de representación política. Ahí aparece la noción de la casta, que no es otra cosa que aquellos que dicen representar lo que en la práctica no hacen. El problema es que esto que es un cuestionamiento absolutamente válido y que efectivamente tiene que ver con el agotamiento de este ciclo político, es lo que hoy está haciendo que funcione el gobierno de Milei.

—¿Qué es lo que más le preocupa sobre la gestión económica de Milei?

La política económica del actual gobierno busca que Argentina sea un país exportador de alimentos, energía y minería y que los precios de esos bienes se acerquen lo más posible a los internacionales. Ahora, si tenemos la capacidad de producir alimentos y energía a bajo costo, pero aun así debemos pagarlos a precio internacional, estamos desperdiciando una ventaja clave para desarrollarnos. Necesitamos diferenciar el precio interno de los alimentos del precio internacional para que la reproducción de la fuerza laboral sea más económica. Así, el consumo de los trabajadores no se limitaría a alimentos únicamente sino que también podría estimular la demanda de producción industrial. Si los alimentos son caros, los trabajadores pierden poder adquisitivo y el mercado interno se deprime. En cambio, si los alimentos son baratos, los asalariados tienen mayor poder adquisitivo y se expande el mercado interno. Además, si logramos reducir los costos energéticos, mejoramos la competitividad en la producción industrial. Por lo tanto, si tengo alimentos y energía barata, tengo las condiciones para pensar un proyecto productivo industrial que aproveche el conjunto del mercado interno de la Argentina.

Claudio Lozano
Claudio Lozano participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de la USBA.

—De cara a las elecciones de medio término del año que viene, ¿considera que Máximo Kirchner es un referente de la oposición peronista?

—Es un referente importante. No sé si es un referente de cara a las elecciones porque no soy parte del Partido Justicialista y por lo tanto no tengo claro cuál va a ser el lugar que va a terminar ocupando ni cómo se va a dirimir la interna que el justicialismo tiene.

—¿No lo ve como potencial candidato?

Yo no he dicho eso. La discusión sobre la candidatura de Máximo se da en el ámbito de un partido del cual yo no formo parte. Yo soy presidente de Unidad Popular, un partido con presencia en 16 provincias de la Argentina que integró el Frente de Todos. No puedo opinar sobre una interna que responde a otra fuerza política. Indudablemente, Máximo Kirchner ocupa un lugar preponderante dentro del peronismo. Es el presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, que es la provincia más importante gobernada hoy por el peronismo, con una indudable relevancia a nivel nacional. Algo que ver con las elecciones legislativas seguramente tendrá. Pero yo no puedo decir mucho al respecto, eso es lo que estoy planteando. Estoy más preocupado por ver cómo se construye una propuesta política de caracter frentista para el 2025, que sea capaz de ponerle límites a la política que viene llevando adelante el gobierno nacional.

—¿Hay algún referente político que a usted lo inspire para las próximas elecciones?

Yo creo que eso todavía está pendiente. Necesita de un armado colectivo distinto a lo que ocurrió. Hubo un ciclo político que terminó y Milei apareció como una especie de emergente que lo cuestiona, pero ahora queda enredado en la misma lógica de la casta. Si uno quiere discutir con esto, tiene que armar un planteo diferente a lo que ocurría, y eso es lo que me parece que todavía está faltando en el espacio opositor. Nosotros tratamos de trabajar en esa dirección y eso implica algunas cosas. Tiene que haber un proyecto de país diferente, una experiencia frentista real, que sea un acuerdo político y no solamente electoral. Tiene que haber un mecanismo democrático de discusión de las diferencias, al interior de ese espacio frentista.

—¿Considera que su espacio está más cerca de “tocar una nueva canción” o de “armar algo nuevo”?

Creo que el momento actual presenta un doble desafío. Por un lado, es urgente quebrar el rumbo de la política actual. Hay que frenar los intentos del gobierno de modificar de hecho la Constitución Nacional, dolarizar la economía y destruir las condiciones de vida de buena parte de la sociedad, como viene ocurriendo. Y, para eso, es necesario alcanzar un acuerdo político amplio, que incluya a la mayor cantidad de sectores sociales posible. Por el otro lado, hay que ser creativos. Milei no es hijo de la casualidad. Es consecuencia del fracaso de la experiencia política anterior y del rechazo social hacia buena parte del sistema político. Tenemos que proponer algo distinto, no se puede repetir lo que ya sucedió. Independientemente del resultado electoral, está claro que si replicamos viejas fórmulas, va a tener patas cortas.

—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de USBA y le damos la posiblidad de cerrar con un comentario final

Les agradezco a ustedes las preguntas y la invitación a este espacio que es tan importante para ustedes que se están formando y también para el debate sobre el futuro de la Argentina.

Alejandro Castriota, Manuel Blanco y María Florencia Delpino
Estudiantes del Posgrado en Periodismo de investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires