La inflación en octubre se ubicó en 2,7%, la variación más baja desde noviembre de 2021, y marcó una desaceleración por segundo mes consecutivo, situándose por debajo del 3%.
Este resultado estuvo influido principalmente por el comportamiento de los bienes estacionales, que registraron un incremento del 1,4%, y por los precios regulados, cuyo aumento fue menor que en meses anteriores. A su vez, el índice núcleo creció un 2,9%, el menor registro desde septiembre de 2020.
La inflación mayorista de octubre fue de 1,2%, la más baja desde 2020
De acuerdo con fuentes oficiales, si la inflación se mantiene en niveles similares en noviembre y diciembre, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) reducirá la tasa de depreciación del tipo de cambio oficial (crawling-peg) al 1%. Esto consolidaría aún más la tendencia desinflacionaria.
En este contexto, resulta relevante analizar por separado el comportamiento de los bienes y los servicios. Los bienes tienen una mayor dependencia del dólar oficial, por lo que es probable que converjan con la nueva pauta del crawling. Por el contrario, los servicios están más influenciados por otros factores, como las correcciones tarifarias y los salarios. Cabe señalar que todavía persisten alrededor de cinco puntos porcentuales de inflación reprimida por precios regulados atrasados.
Qué pasa con los salarios hacia fines de 2024
En cuanto a los salarios, el sector privado registrado acumula seis meses consecutivos de incrementos reales. Sin embargo, los niveles aún no se han recuperado plenamente respecto de noviembre de 2023, y el ritmo de recuperación se desaceleró en agosto y septiembre.
Desde el ámbito financiero, el dato de inflación reforzó el optimismo del mercado, que está ajustando a la baja sus expectativas inflacionarias.
La curva de tasas fijas sigue comprimiéndose, especialmente en los tramos largos. De manera similar, los rendimientos de los bonos ajustados por CER registraron caídas cercanas al 3% en los títulos de mediano y largo plazo, mientras que la inflación implícita (breakeven) se sigue contrayendo semana a semana. Las expectativas de inflación para el primer semestre de 2025 descendieron de 2,4% a principios de mes a 2,2%, y para los instrumentos a más largo plazo perforaron el 2% mensual, ubicándose en un 1,8% para los últimos meses de 2025.
El nivel del riesgo país también continúa bajo escrutinio por parte del mercado, ya que su reducción facilita un mayor acceso a los mercados de deuda. Esta disminución ha fortalecido la confianza en los bonos soberanos en dólares, que mantienen una tendencia alcista con incrementos diarios significativos. En términos acumulados, los precios de estos instrumentos han mostrado una variación positiva del 3,6% semanal, 13% mensual y 82% desde finales del año previo. Asimismo, el Merval, medido en contado con liquidación (CCL), alcanzó los u$s1.819, superando el máximo histórico de u$s1.793 registrado en febrero de 2018.
En síntesis, mientras se espera que la inflación de bienes continúe su descenso durante 2025, el comportamiento de los servicios podría limitar esta tendencia, generando cierta resistencia en el índice general.
Además, existe un factor adicional que podría dificultar la convergencia de la inflación con la nueva pauta del crawling: un eventual salto en los dólares financieros.
Si la brecha cambiaria vuelve a ampliarse, impulsada por la dolarización característica de los años electorales y un balance cambiario desafiante, los precios podrían verse afectados, tanto por el impacto del dólar blend como por un eventual deterioro de expectativas.
* Profesor de la Universidad del CEMA