Algunos estudios privados notaron que la inflación dejó de desacelerarse, al menos durante la última semana de mayo. Economistas consultados por PERFIL coincidieron en que para decir que la carrera contra la inflación está ganada hacen falta medidas de fondo, y que avanzar en un sistema de libre competencia de monedas, como afirmó el exministro de Economía, Domingo Cavallo, no es suficiente. El desafío principal, afirman, es mantener la desaceleración de la inflación cuando se reactive la economía: mientras tanto, no se puede hablar de que la tendencia a la baja será estable.
“El problema es que el Gobierno está bajando la inflación, pero con cepo”, explicó Martín Kalos. “Si dejaran que el precio del dólar se fijara en el mercado, como pregonan, el tipo de cambio sería más alto”, agregó el economista.
“Esa devaluación que implicaría el levantamiento del cepo y la competencia de monedas terminaría en una suba de la inflación”. Lo que señala Cavallo es que “mientras bajes la inflación, pero todavía tengas cepo, podés volver a tener inflación”. Por lo tanto, “podés afirmar que bajaste la inflación si estás en un proceso de recuperación, donde ya vuelve a haber demanda de dólares para importaciones, donde vuelve a haber ganancias que giran al exterior, donde ya la economía está funcionando más normalmente, y al mismo tiempo no estás poniéndole restricciones a los movimientos cambiarios”.
Por ahora, concluyó el economista, “lo que están haciendo es bajar la inflación sin haber logrado esas otras dos cosas, y cuando la quieras normalizar puede que tengas rebote inflacionario”. Por eso, “no podés cantar victoria contra la inflación mientras no hayas tomado las medidas de fondo y la economía esté normalizada y creciendo de vuelta”.
Pero levantar el cepo no es tarea fácil. En parte, porque el impuesto PAIS es el quinto en importancia en la recaudación nacional y, en parte, advirtió la economista Elena Alonso, “porque no están los dólares necesarios”.
Por otro lado, una vez liberado el cepo, comentó Alonso, “la gente puede irse al dólar, puede demandar muchos dólares, hacer que esto aumente el tipo de cambio y por ende aumenten los precios”.
Para la economista la mejor salida es abrir el cepo de a poco. “Como lo está haciendo el Gobierno no lo veo mal”. El gradualismo parece ser una buena opción para evitar un gran salto, agregó. “Iban a ser mucho más drásticos con un montón de medidas, pero lo han ido llevando de una manera mucho más tranquila al levantamiento del cepo. Incluso siguen poniendo algunas restricciones más”.
Lo que sucedió hace algunos días con el precio del dólar tal vez sirva de muestra sobre lo que podría llegar a pasar. “Veo bastante alejado que levanten el cepo por lo que pasó hace un par de semanas con la baja fuerte de la tasa de interés, que hizo que la gente vaya al dólar y que hubiera más demanda de dólares y menos oferta de dólares por esta especulación de la brecha cambiaria”, concluyó Alonso.
Lo cierto es que una semana después de la suba del dólar los precios empezaron a escalar también. “Observamos que en los últimos días de mayo se movieron algunos alimentos. No podemos precisar si es producto del movimiento del dólar o por otra razón”, explicó a PERFIL Vanesa Ruiz, gerente del Centro de Almaceneros de Córdoba. Según su relevamiento, los que más aumentaron en la última semana de mayo fueron los huevos (20%), el aceite (16%), los lácteos (8%) y la carne vacuna (5%).
Para junio, si bien es pronto para saber, la consultora del economista Orlando Ferreres estima una inflación similar a la de mayo: del 4,6%. “Para que diera menos habría que seguir pisando algunos precios y sobre todo el tipo de cambio. Además, aumentó la brecha CCL con el tipo de cambio oficial, que ya es más de 40%”.
El dólar no es la única causa de la inflación y, por ende, tampoco alcanza con levantar el cepo para corregirla. “La inflación es multicausal. Más allá de que el Gobierno haga profesión de fe monetarista, lo cierto es que, para combatir la inflación, usa no solo anclas monetarias, también el ancla cambiaria (la fijación de hecho del dólar oficial, a partir de una "tablita" cambiaria), y presta atención a otros precios que inciden en costos o afectan expectativas (combustibles, tarifas, salarios establecidos en paritarias, prepagas)”, explicó Francisco Eggers.
Pero, “en su afán por ir rápido contra la inflación, ha forzado un atraso cambiario que en algún momento tendrá que corregir. En la Convertibilidad el Gobierno se comprometió a no modificar el tipo de cambio, para incidir en las expectativas, y eso hizo más difícil salir. Ahora, el Gobierno asegura (y le hace repetir a los analistas afines) que el tipo de cambio no está atrasado, con lo cual una devaluación se vería como un fracaso, y eso hace más probable que busque aferrarse a un tipo de cambio que, en términos reales, sea similar al actual”.
Sin embargo, “con este tipo de cambio no se obtendrán las divisas suficientes como para normalizar el frente externo y afrontar el aumento de importaciones que sobrevendrá con una liberación del acceso al mercado cambiario y crecimiento económico”.
Para lograr estabilidad macroeconómica y tener niveles bajos de inflación "hay que lograr equilibrios macroeconómicos en un marco de precios relativos que puedan sostenerse en el tiempo, más allá de que cambien cuando cambien las condiciones”, agregó.
“Eso es lo que hará que los empresarios inviertan con horizontes de planeación que no contemplen con alta probabilidad una nueva crisis. En el mundo actual, el cepo se pone para permitir una situación que no es la de equilibrio”, explicó el economista, que instó a copiar modelos exitosos: “Tenemos que hacer lo mismo que hacen los países a los que les va bien, que tienen economías estables y que crecen. Y lo que hace la generalidad de los países es tener mercados cambiarios de libre acceso, con tipo de cambio flexible”, sintetizó.
