ECONOMIA
el “veranito” no es para todos

Pocos dólares, muchos pobres y autos de lujo más baratos

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Segmentado. Ciertos consumos dolarizados ahora son más accesibles para un sector. | NA

Si hay algo que define el posicionamiento de un gobierno es de dónde recauda impuestos y hacia qué sectores direcciona el gasto público. Es decir, a quién le saca y quién recibe. Obviamente que no todo es dinero, y gobernar no es solo la administración de los recursos. Legislar a favor de femicidas, eliminar herramientas para que los niños puedan denunciar abusos o imponer agendas culturales de odio también tienen un fuerte impacto en la sociedad. Sin embargo, estos hechos mencionados al inicio formulan la idea de un gobierno en torno a la distribución del ingreso, y su planificación respecto al modelo de desarrollo deseado para la Nación.

En este sentido, hace pocos días el Gobierno resolvió eliminar el impuesto a la compra de autos nuevos que tengan valores de entre $ 41 y $ 75 millones y bajó la alícuota a la mitad para automóviles que tengan un valor mayor a ese monto. Esto a priori es algo positivo: sectores con capacidad de ahorro van a poder acceder a un menor precio a automóviles de gama media y alta. El problema radica en lo que se mencionaba en el primer párrafo: ¿cuál es la dirección del Gobierno?

Luego de asumir, en diciembre de 2023, se aumentó el impuesto al combustible en un 1,75%, lo que encareció el costo de mantención de los autos, de todos los vehículos. Nuevos y viejos. De alta y baja gama. Además, no se renovó el “compre sin IVA” el 31 de diciembre, una medida que devolvía este impuesto en productos de la canasta básica a individuos de ingresos medios y bajos. También se restituyó la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, que afectó a más de 700 mil trabajadores y jubilados de ingresos medios.

En paralelo, se bajó la alícuota del impuesto a bienes personales, un impuesto a la riqueza que ya de por sí es bajo y de poca incidencia en la recaudación nacional. Por su parte, se realizó un blanqueo de capitales para que evasores puedan ajustarse a ley sin ningún o bajo costo, pero se deja vencer la moratoria previsional para que personas a las que no les realizaron los 30 años de aportes correspondientes (en un país con más de 35% de informalidad laboral) se puedan jubilar.

Por el lado del gasto público es de común conocimiento que el mayor ajuste se realizó en jubilaciones, obra pública y en subsidios a las tarifas del hogar. Es decir que, en el mismo país que un millonario paga menos impuestos a la riqueza y puede blanquear hasta 100 mil dólares sin costo alguno, un jubilado que cobra menos que antes, ya no recibe medicamentos gratuitos de PAMI y paga más caros los servicios en su hogar.

Uno podría pensar que esto es una “normalización de la economía”, y tal vez si alguien me cuenta alguno de estos hechos de forma aislada podría coincidir. Lo curioso es la historia completa. Pareciera que un sector debe sufrir la crisis y otro disfrutarla. Esa es la dirección de este gobierno, la de profundizar un sistema que ya es desigual.

Esto nos lleva a un punto particular: el atraso cambiario con sueldos rezagados. Momentos históricos como este dividen a la población en dos. Quienes logran superar su umbral de consumo mensual y logran tener cierta capacidad de ahorro hoy probablemente se sientan mejor. No solo porque pudieron verse beneficiados por alguna quita de impuestos, sino porque ese nivel de ahorros en pesos hoy le garantiza mayor cantidad de dólares que hace un año.

Para que se entienda fácil, si un trabajador registrado de ingresos medios/altos en diciembre de 2023 ahorraba el 25% de su sueldo (sueldo promedio registrado) y lo cambiaba a dólares por el MEP, obtenía 117 dólares. Hoy, si solo ahorra el 15% de su sueldo, al cambiarlo obtiene 160 dólares. Entonces, ciertos consumos dolarizados como un auto, una casa o incluso vacacionar, ahora son más accesibles para un sector de la sociedad. Esto ocurre a pesar de que algunas de esas personas tengan menor capacidad de ahorro respecto a su ingreso, como en el ejemplo dado previamente.

Sin embargo, los niveles de consumo son inferiores a los de noviembre de 2023. Esto marca que gran parte de la población no logra superar con sus ingresos su umbral de consumo debido al encarecimiento del costo de vida. Entonces, quienes se encuentran por debajo de la línea de ingreso para garantizar su consumo se perjudican y quienes están por encima de esta se benefician del atraso cambiario. El “veranito” no es para todos.

Este atraso cambiario tiene además un fuerte impacto en la producción nacional: hoy la Argentina es poco competitiva respecto a otros países porque somos “caros en dólares”. Por ende, a pesar de los beneficios que ya está brindando Vaca Muerta, se dificulta la capacidad de acceder a dólares genuinos por exportaciones. Con una mayor apertura comercial, esto puede empeorar en vez de mejorar. Partiendo de un escenario donde las reservas netas del BCRA se encuentran negativas en más de 9 mil millones de dólares.

Ser un país caro en dólares junto a un corrimiento absoluto del Estado en la articulación de los sectores productivos puede llevar a transformarnos en una economía de enclave. ¿Qué es esto? Básicamente una economía sin entramado productivo, solo productora de bienes primarios, hidrocarburos y minerales con destino en el mercado externo. Un sistema que sí puede garantizar la estabilidad cambiaria en el mediano plazo, pero con altos niveles de desempleo y sufrimiento social.

Se puede decir que estamos en un escenario en el que el gobierno nacional decide profundizar la desigualdad social, que impulsa la acumulación de capital a costa de sectores que cada vez estén más lejos de una canasta básica alimentaria y que existe corrimiento del Estado en la coordinación productiva que puede transformar a la Argentina en una economía de enclave. Por esto, es útil discutir estas problemáticas a futuro, a pesar de los frutos positivos que pudo haber tenido un plan de estabilización que se basó en una fuerte intervención del tipo de cambio y el ajuste fiscal.

* Economista investigador en la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav).