Los datos que revela el Indec en un dosier que elaboró por el Día de la Mujer contradicen el discurso oficial de que no existen brechas. Entre otras cosas revela que, si bien acceden a niveles educativos más altos que los varones y permanecen y egresan en mayor medida, también son las más afectadas por la desocupación y el subempleo.
Entre los 18 y los 24 años, las mujeres presentan tasas de asistencia al sistema educativo formal más elevadas que los varones (50% y 42,15% respectivamente). Y, mientras 29 de cada 100 varones de 25 años acceden al nivel superior, 36 de cada 100 mujeres lo logran.
La ecuación se invierte en lo que respecta a la integración de las personas al mercado laboral. “El 50,6% de las mujeres de 14 años y más es económicamente activa, mientras que entre los varones este valor alcanza el 70%”. Eso se debe a múltiples factores, como la masculinización de ciertas actividades de liderazgo o con mejores pagas, y la feminización de las tareas de cuidado.
Durante el tercer trimestre de 2024 la tasa de desocupación entre las mujeres era del 7,5%, mientras la de los hombres, del 5,5%. En cuanto a la subocupación, alcanza al 14,1% de las mujeres y al 8,8% de los varones.
“Mujeres y varones participan de manera diferencial en los distintos sectores de la economía. Las mujeres tienen una mayor participación relativa en ocupaciones vinculadas al cuidado, tales como ‘actividades de los hogares como empleadores de personal doméstico’, ‘enseñanza’ y ‘salud humana y de servicios sociales’”, detalla el documento.
Es por esa inserción diferencial en el ámbito laboral que las mujeres en edad de jubilarse acceden al sistema previsional a través de la moratoria en mayor porcentaje que los varones (el 79,4% en el caso de las primeras y el 47,5% en el de los segundos).
Las tareas de cuidado al interior de los hogares, describe el resumen estadístico, “condicionan la inserción en el mercado laboral de los miembros del hogar, según la cantidad de integrantes que las requieran y la posibilidad de compartirlas con otras personas o instituciones”. Son las mujeres, precisamente, quienes se encargan de estas funciones: mientras el 92% las realiza, ese porcentaje baja al 75% entre los varones.
El documento también ofrece estadísticas sobre otros temas, como los niveles de fecundidad y los cambios en las decisiones y prácticas reproductivas. En promedio las mujeres tienen cada vez menos hijos: la baja “se intensifica en el grupo de edad más joven. Entre 2010 y 2022, las mujeres de entre 19 y 24 años disminuyeron la tenencia de hijos nacidos vivos algo más de 10 puntos porcentuales, y las de 25 a 29 años, casi 6 puntos porcentuales”.
El embarazo adolescente, que registró una baja en los últimos años por los programas de prevención, vuelve a ser tema de preocupación entre profesionales que advierten sobre el ajuste en iniciativas como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), cuya ejecución presupuestaria en 2024 bajó un 93,9%.
