Cuando el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, afirma que “los jubilados tienen que optar entre comer o comprar medicamentos” no lo hace en términos metafóricos: según la oficina que dirige, un jubilado necesita $ 279.834 para comprar los alimentos mínimos del mes, y $260.245 para adquirir los medicamentos básicos. El haber mínimo es de $279.121,71, con lo que apenas alcanza para comprar los primeros. La canasta básica de un jubilado se calcula en $ 1.200.523.
De 2024 a 2025 los medicamentos crecieron como porcentaje del total en la canasta de un jubilado: pasaron de representar el 16% de la canasta al 22%, una suba de 6 puntos porcentuales. Durante 2024, en el marco del ajuste, el gobierno decidió limitar el acceso de hasta 5 medicamentos a los jubilados que cobren hasta 1,5 jubilaciones mínimas. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) afirma que “esta medida había tenido un antecedente en agosto de 2024. En ese momento, la obra social de los jubilados redujo 44 moléculas farmacológicas que tenían cobertura 100% en su vademécum. En junio se habían reducido otras 11 moléculas”.
El documento señala que desde noviembre de 2023 los precios de los medicamentos más consumidos por los adultos mayores aumentaron un 373,1%. Desde ese mes hasta marzo de este año las jubilaciones mínimas crecieron 154 puntos porcentuales por debajo de este número: un 219%.
“La situación cada día es más dramática, el haber se sigue licuando”, explicó Semino a PERFIL. Y agregó que “la demanda de medicamentos es un infierno por las nuevas disposiciones”, y que “los trámites siguen empantanados desde diciembre hasta ahora, con tratamientos interrumpidos”.
Entre los principales gastos de la canasta de un jubilado la Defensoría considera los de vivienda ($ 245.000, lo que representa un 20%), transporte ($ 71.000, un 6% del total), vestimenta ($ 50.000, el 4%), recreación ($ 80.000, el 7% del total), servicios ($ 107.000, el 9%), alimentos ($ 279.834, el 23%), limpieza ($ 107.444, el 9%), y medicamentos ($ 260.245, el 22% del total). En definitiva, la jubilación mínima cubre el 23,3% de estos gastos. Y, si se le suma el bono de $ 70.000, congelado desde marzo, el 29%.
El estudio de CEPA advirtió además que “el aumento acumulado desde noviembre de 2023 para la canasta del PAMI supera al aumento registrado por la canasta de precios de venta al público”. Detalló que “en noviembre 2023 los precios con cobertura de PAMI ajustaron 14,5%, en diciembre aumentaron 15,6%, en enero lo hicieron en 33,8%, en febrero mantuvieron su precio, en marzo volvieron a ajustar un 19,4%, en abril 16%, en mayo 16,6%, en junio 15,1%, en julio 7,6% y desde el mes de agosto a enero, sin contemplar los medicamentos que fueron excluidos del vademécum, aumentaron 7,9%, 5,0%, 5,2%, 4,4%, 2,4%, 2,3% y 2,5% respectivamente”.
Sintetizaron que “la jubilación mínima con bonos, en términos de la canasta de medicamentos PAMI, sufrió una caída de 40,5 puntos porcentuales entre junio 2023 y enero 2025. Por su parte, la caída de la jubilación mínima sin bonos en el mismo período es de 42,6 puntos porcentuales”.
Por último, destacaron que desde la asunción de Javier Milei “la jubilación mínima con bonos sufrió una caída de 40,1% entre diciembre 2023 y enero 2025" y que " en el caso de la jubilación mínima sin bonos la caída para el mismo período es de 27,8%”. Precisamente sobre el bono el ministro de Economía, Luis Caputo, había afirmado que para actualizarlo “no dan las cuentas” y que, “si lo tenemos que aumentar, se lo tengo que sacar a alguien. Estamos recomponiendo jubilaciones a la misma vez que estamos ajustando el gasto”, sentenció.
Canasta básica alimentaria, por encima de la inflación
Por otro lado, el Indec difundió el costo de las canastas básica alimentaria y total para el mes de febrero. Para una familia de cuatro integrantes el valor de la primera fue de $ 468.108, mientras la segunda ascendió a $ 1.057.923.
El salario mínimo vital y móvil para el segundo mes del año fue de $292.446, lo que representa el 62% de una canasta básica alimentaria y un 27,7% de la canasta básica total de una familia.
En febrero la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) fue de 3,2%, mientras que la de la canasta básica total (CBT) fue de 2,3%. Por lo tanto, los alimentos básicos crecieron por encima del nivel de inflación de ese mes (cuando se registró un 2,4%). El Indec informó además que las variaciones de la CBA y de la CBT “resultaron del 45% y 53,1% en términos interanuales, y acumulan en el año incrementos del 4,2% y 3,3%, respectivamente”.
La canasta básica alimentaria, recuerda el organismo, “mide los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades. Se seleccionaron los alimentos y las cantidades en función de los hábitos de consumo de la población, a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 1996/97”.
En tanto, en el cálculo de la canasta básica total entran otros bienes y servicios no alimentarios.
