Llegaron los primeros productos importados: ¿ayudaron a desacelerar la inflación?

Tras conocerse el Índice de Precios al Consumidor de abril, del 8,8%, el Gobierno celebra la baja de precios y se la atribuye, en parte, a la apertura de las importaciones para alimentos y bienes, a un mes de oficializada la medida.

No obstante, según expertos y fuentes del sector supermercadistas, la disminución del IPC, así como las significativas diferencias en el aumento de la Canasta Básica Alimentaria (4,2%), con la suba más baja desde noviembre del 2022, y de la Canasta Básica Total (7,1%), está más relacionada con promociones y reducciones en los precios debido a la disminución del consumo que con la llegada de importaciones.

"Ya están empezando a verse algunos productos, pero por ahora es una tendencia incipiente", sostuvo Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), en diálogo con PERFIL.

En las últimas semanas, se pudieron ver, en las góndolas, los primeros artículos en arribar al país, con precios, en promedio, un 50% más bajos que sus equivalentes locales, como se vislumbra en el atún, las pastas y las cervezas, por mencionar.

Sin embargo, algunas marcas que ingresaron igualan o incluso superan los valores pre-existentes, como puede darse en las categorías más gourmet o las relacionadas con el café. Por ello, se hace compleja la atribución de la desaceleración inflacionaria a dicho aspecto considerando estas variables.

Pese a las excepciones, desde la Secretaría de Comercio indicaron que, entre enero y febrero, las subas en las categorías de la canasta básica en las que se abrió la importación fueron las

inferiores que registró la inflación minorista del INDEC en dicho período de tiempo.

“La reducción de precios se da por la competencia entre productos nacionales e importados, y porque los bienes que solo se pueden importar, ahora tuvieron más importadores”, sostuvieron desde la cartera conducida por Pablo Lavigne.

Mientras que, en marzo, se observó una contracción del 1,7% en los precios de los productos importados, lo que contribuyó a la reducción de los precios mayoristas. Esta tendencia se reflejó en el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), que experimentó su tercer mes consecutivo de desaceleración, con un avance del 5,4% en comparación con febrero.

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¿Todavía falta para ver el impacto real de la importación de alimentos?

Para María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, "aunque ayuda la existencia de una referencia con un precio menor, en general la incidencia aún es baja", al mismo tiempo que afirmó que "la disminución de precios se explica por el efecto de la política fiscal" de la gestión de Javier Milei, "con la no emisión y el trabajo que se está haciendo a nivel macro".

Coincidió Aguirre: "La realidad es que, en estos momentos, la participación de los importados es muy baja". A su vez, aseguró que esto puede deberse a que "en muchos casos, el importador puede ser directamente la empresa que fabrica el mismo producto en Argentina".

Esto último, en relación al hecho de que algunos de los productos de las llamadas "marcas propias" que ofrecen ciertos supermercados se obtienen mediante compras directas a los productores, a los cuáles les aplican sus etiquetas.

Sin embargo, en ocasiones puede resultar más rentable importar productos desde el extranjero, donde la producción suele ser más económica, aunque ello no signifique necesariamente una diferencia de precios, en comparación a otras marcas, para los consumidores en las góndolas.

Incluso, algunas fábricas nacionales que poseen instalaciones en otros países de la región estarían considerando la importación de esos productos desde sus plantas fuera del país y un freno en la producción a nivel nacional, debido a la menor carga impositiva que esto les generaría, de la mano de los beneficios fiscales impulsados desde la gestión libertaria, como la reducción en los plazos de pago y acceso a divisas, así como la eliminación del cobro de percepciones de ganancias e IVA.

En este sentido, Aguirre advirtió: "Las consecuencias pueden ser negativas para la industria local, pueden cerrarse líneas de producción o incluso empresas. La solución del problema inflacionario no puede pasar por esa alternativa, el camino debe ser convertir a nuestra industria en competitiva a nivel mundial y lograr tener una oferta competitiva en el mercado internacional".

"Argentina debería ser uno de los cinco mayores exportadores de alimentos procesados en el mundo", concluyó.

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