ECONOMIA
el vínculo con EE.UU.

Libre comercio: de las relaciones carnales al idealismo periférico

Tras la asunción de Donald Trump, el presidente Javier Milei volvió a señalar que buscará firmar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, aunque eso signifique abandonar el Mercosur. Especialistas consultados por PERFIL analizaron las posibilidades de estrechar vínculos económicos con ese país, dada la cercanía ideológica de ambos presidentes. El acuerdo comercial, las negociaciones con el FMI y la posibilidad de recibir inversiones serán los grandes temas.

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Apoyo incondicional. Advierten riesgos por el vínculo que Milei pretende con EE.UU. | Presidencia

Tras la asunción de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, Javier Milei reiteró su postura: buscará un acuerdo de libre comercio con ese país, aunque eso le cueste –a la Argentina– abandonar el Mercosur. La pregunta que cabe hacerse es si algo cambiará con el gobierno de Trump. Y, sobre todo, qué impacto real en materia económica podría tener este nuevo periodo que inició el 20 de enero.

Para Gabriel Puricelli, coordinador del Programa de Política Internacional del Laboratorio de Políticas Públicas, “Milei no busca la cercanía con EE.UU., le declara el apoyo incondicional de Argentina”, algo que, entiende, podría tener altos costos para el país. “El riesgo que se corre con esta incondicionalidad con EE.UU. es poner en tensión las relaciones con socios comerciales y de inversión irreemplazables”.

Según el último informe del Indec EE.UU. ocupa el cuarto lugar en importancia respecto al comercio exterior después de Brasil, China y la Unión Europea. En diciembre de 2024 las exportaciones argentinas a los países del Mercosur alcanzaron los US$ 1.541 millones, mientras hacia EE.UU. fueron US$ 611 millones.

“En el corto plazo tal vez Milei se asegure el apoyo de EE.UU. en el FMI, pero nada indica que ofrecerse como vasallo vaya a hacer que los flujos de la inversión estadounidense superen la tendencia a la relocalización”, continuó Puricelli.

Ante la pregunta acerca de si en materia de política exterior el país podría volver a las denominadas como “relaciones carnales” de la presidencia de Carlos Menem, el especialista opinó que esa política “fue fruto del enfoque del realismo periférico en política exterior”, que respondía a un momento particular de la historia. “Según dicho enfoque, un país de la periferia que había abrazado el no alineamiento durante la Guerra Fría debía dar claras señales de que podía ser un socio fiable de los EE.UU.”. Pero, “ese alineamiento consideraba que el interés primordial de la Argentina era no quedar fuera del flujo de inversiones globales que entraban en auge en ese momento, y que debía maximizar la oportunidad de ingreso de capitales”. En ese marco, explicó, el alineamiento “fue concomitante con un crecimiento de la inversión directa de capitales estadounidenses en Argentina y con el apoyo de EE.UU. en sucesivos programas con el FMI”.

Ahora, sin embargo, el especialista cataloga la política de Milei como un “idealismo periférico”, una estrategia “que subordina los intereses del país a las ideas de su presidente circunstancial”.

Para el economista y especialista en negocios internacionales Marcelo Elizondo, en cambio, “hoy la cercanía política es más importante que en otras épocas, porque en el mundo la geopolítica pasó a ser un componente muy relevante de los negocios”. Por otro lado, agregó, “diversos estudios muestran que las grandes empresas hoy deciden destinar inversiones a donde hay geopolítica alineada”.

Sobre un acuerdo de libre comercio o la llegada de inversiones, Elizondo aclaró que eso dependerá de las negociaciones que se lleven adelante. “Es muy probable que lleguen inversiones de empresas americanas en algunos rubros estratégicos, alentadas por esa coincidencia. Por ejemplo en materia de economía y conocimiento”, detalló. “No nos olvidemos que EE.UU. es el principal inversor extranjero directo en la Argentina hoy”.

Respecto al FMI, Elizondo sostuvo que en ese punto existen posibilidades más concretas de que el gobierno estadounidense apoye a la Argentina en las negociaciones. Por otro lado, estimó, “un acuerdo bilateral sería bueno porque EE.UU. es el mayor mercado del mundo”, aunque eso puede traer problemas a nivel Mercosur. “Claramente el Mercosur no permite un acuerdo que Argentina unilateralmente pueda celebrar con nadie. Por lo tanto, el bloque debería autorizar a la Argentina a que celebre un acuerdo bilateral. Por ahí va a pasar la nueva discusión”, cerró.

Para el politólogo Julio Burdman “la relación con Estados Unidos es importante en todas las dimensiones. Tal vez menos en la comercial, porque no es un comprador de los productos que Argentina puede exportar: EE.UU. no va a comprar productos agropecuarios y no está interesada en los productos industriales argentinos”, afirmó. Sin embargo, prosiguió, “es importante en términos de inversión directa, financieros, y en términos estratégicos en general”.

Opinó además que “Milei estaría en condiciones de convertirse en un aliado geopolítico de Trump. Ahí sí creo que puede haber beneficios económicos de otro tipo, porque con la alianza geopolítica con EE.UU. pueden entrar capitales estadounidenses a otra escala”, agregó.

Trump anunció también un aumento de los aranceles, que comenzará a aplicar a partir de febrero con México y Canadá. En este sentido, concluyó Burdman, “tener un acuerdo bilateral de origen geopolítico podría ser la forma de tener una relación preferencial para que Argentina pueda exportar sin pagar los aranceles que pagan otros países”.

“Las relaciones que puedan tener Argentina y EE.UU. siempre serán relaciones desiguales, asimétricas, en las que lo ‘positivo’ será considerado según la medida en la que Argentina siga los designios o lineamientos sugeridos o impuestos por Washington”, explicó por su parte Valeria Carbone, Historiadora y docente de Historia de EE.UU. en la UBA y de la cátedra libre Estudios sobre EE.UU., del Instituto de Relaciones Internacionales de la UNLP.

“Se podría decir que Trump y Milei comparten visiones similares en cuestiones económicas, relacionadas con el libre mercado y la desregulación, además de las excepciones impositivas a las grandes fortunas”. Pero, aclaró, “uno es esencialmente proteccionista en áreas estratégicas (como el sector agropecuario), y el otro no”.

Sobre la posibilidad de que Argentina consiga beneficios económicos por cercanía ideológica, Carbone explicó a este medio que “no necesariamente”. Prueba de eso es que “la administración saliente ha trabajado muy estrechamente con el gobierno argentino en su primer año, e incluso con el gobierno anterior: se han establecido relaciones de cooperación militar y diplomática, y ya se vienen discutiendo los términos de un acuerdo con el FMI en el que está menos en duda su firma que las condiciones bajo las cuales nuestro país lo haga”.

Y subrayó: “Históricamente los intentos de Argentina por estrechar vínculos ideológicos con EE.UU. han tenido resultados mixtos. Hay sectores específicos que se han beneficiado mientras que otros se han perjudicado”. Como ejemplo, finalizó, durante la década de 1990 “la expectativa de recibir beneficios económicos y políticos de las estrechas relaciones con EE.UU., y el seguimiento de las políticas de desregulación y privatización sugeridas en el Consenso de Washington derivaron en una crisis económica que desembocó en el colapso de 2001. Y Argentina, en ese momento, tampoco recibió el tipo de apoyo financiero que esperaba”.