Las medidas que tomó el Gobierno argentino para hacer frente al coronavirus cuestan hasta el 1% del PBI según los cálculos del FMI, que evaluó las respuestas de los países del G20 en un informe que se presentó hoy en el marco de la teleconferencia de presidentes.
Las medidas con impacto fiscal se basan en aumentar el gasto en salud, apoyo a los trabajadores y grupos vulnerables, beneficios por desempleo y medidas para los sectores más golpeados, controles de precios en alimentos e insumos médicos, son algunos de los puntos que enumera el FMI. El Fondo también marca que se restringen algunas exportaciones de productos y equipos de salud y agrega las garantías a las pyme para créditos blandos.
El cepo vigente desde agosto de 2019 y nuevas medidas como las “restricciones a las importaciones de servicios y el pago de intereses de deuda en moneda extranjera”, ayudaron a limitar la salida de capitales y reducir la volatilidad del tipo de cambio. Pero el Fondo marca que, pese a eso, el Banco Central intervino en el tipo de cambio desde el 9 de marzo con ventas por el 2,2% de las reservas. También detalla el pedido de financiamiento a los bancos y los nuevos plazos para el pago de deuda.
Las estimaciones alcanzan las medidas anunciadas hasta el 24 de marzo. “Las autoridades adoptaron decisiones para prevenir el crecimiento de las infecciones con el cierre de fronteras y la cuarentena obligatoria a partir del 20 de marzo. Los controles de capitales que están vigentes desde agosto de 2019 protegieron a la Argentina del impacto de la salida de capitales”, remarca el informe.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, consideró que el apoyo fiscal es crítico para los hogares y pymes para salir a flote y volver a trabajar. “De lo contrario, llevaría años recuperarse de los efectos de bancarrotas y despidos extendidos”.
En la reunión del G20, Georgieva destacó que hay US$ 1 billón disponible en asistencia del FMI, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales, pero que el número de países que requiere ayuda es alto, los mercados emergentes sufrieron el impacto de la salida de capitales y muchos países de bajos ingresos están agobiados por la deuda. En ese contexto, pidió a los países del G20 que se duplique el financiamiento de emergencia y autorizar mayor liquidez a través de una ampliación de los Derechos Especiales de Giro -los fondos del FMI para cada país- como se hizo en la crisis de 2009, además de asistencia bilateral a los países más pobres.