Las letras intransferibles son títulos en moneda extranjera emitidos por el Tesoro nacional. Creadas en el año 2006, se utilizaron como un mecanismo para que el gobierno nacional se hiciese con las reservas internacionales del BCRA y así atender sus obligaciones con organismos internacionales y otros tenedores de deuda pública. Además, al ser intransferibles, el BCRA quedaba obligado a mantenerlas en su balance y estaba imposibilitado de intercambiarlas en el mercado para conseguir liquidez, lo que hizo que muchos las llamaran “papelitos de colores”.
Las letras intransferibles son, a todas luces, una herencia del kirchnerismo. En el año 2005, Néstor Kirchner firmó los decretos 1599 y 1601, que flexibilizaron normativas previas y permitieron que se usaran las reservas del BCRA para pagar obligaciones del Tesoro. Así fue que, en 2006, se tomaron US$ 10 mil millones de las reservas para pagarle al FMI. Como contrapartida, el Tesoro le dio al Central la primera tirada de letras intransferibles.
Inaugurado el mecanismo, se lo usó hasta el límite. Las reservas del BCRA se transformaron en un botín muy grande para una administración kirchnerista que hizo todo por crecer el gasto público, llevando el déficit fiscal a niveles insostenibles. Entre 2006 y 2015, el Tesoro se hizo con más de US$ 60 mil millones de las reservas del BCRA, dándole a cambio el equivalente en Letras Intransferibles. Como ya es conocido, las reservas netas de la autoridad monetaria terminaron en terreno negativo y la inflación en dos dígitos.
La tendencia al saqueo del BCRA se cortó con el cambio de gobierno, en diciembre de 2015. Y en 2018, en el marco del acuerdo con el FMI, el Tesoro canceló parte del stock de Letras Intransferibles que endeudaba al Central como parte del esfuerzo para volver a sanear a la autoridad monetaria. Lamentablemente, a partir de 2020, se volvió a usar al BCRA como financista del Tesoro. Y, con ello, volvió la emisión de Letras Intransferibles. Otra vez, el BCRA terminó empapelado y con reservas netas negativas.
Que la administración actual busque utilizar el financiamiento del Fondo para cancelar deuda con el BCRA es un movimiento en la dirección correcta. Para el BCRA implicaría una mejora patrimonial, ya que cambiaría un activo ilíquido (letras intransferibles) por otro líquido (DEG), mejorando su situación patrimonial. También implicaría un incremento en las reservas internacionales por el monto total que cancele el Tesoro. Con esto, las reservas netas podrían volver a terreno positivo. Y esto tendría un impacto directo en el bienestar de los argentinos, ya que un BCRA más sano tendría como corolario una baja de la inflación más rápida.
Ahora bien, hay una cuestión contable que todavía no está aclarada. El Tesoro contabiliza las letras intransferibles al valor técnico, equivalente a unos US$ 69 mil millones. Mientras que el BCRA las contabiliza al “costo amortizado considerando el límite del valor recuperable”, que son unos US$ 23 mil millones. De esta forma, si las letras intransferibles se cancelan al valor que las tiene valuadas el BCRA, el Tesoro pasaría a tener una reducción contable en su stock de deuda. Mientras que si se las cancela al valor que las contabiliza el Tesoro, el BCRA tendría una ganancia patrimonial que lo ayudaría a sanear más rápidamente su balance.
En cualquier caso, que el Tesoro use el financiamiento del FMI para cancelar deuda con el Banco Central no incrementaría su endeudamiento, sino que solo se cambiaría un acreedor (BCRA) por otro (FMI). Sí es cierto que habría un cambio en la composición de la deuda, con una suba de la deuda externa y una reducción de la deuda interna, lo cual no es relevante, salvo que se esté pensando en estafar a los acreedores internos y no a los externos.
El camino es claramente que el Tesoro use el superávit y el financiamiento que consiga para cancelar todas las letras intransferibles en manos del BCRA. Este proceso le devolvería verdadera independencia a la autoridad monetaria.
Pero el camino no termina ahí. De la misma forma que el kirchnerismo cambió las reglas de juego para empapelar de letras intransferibles al BCRA, habrá que volver a cambiarlas para prevenir que esto no vuelva a ocurrir. Cuando termine la transición se deberán derogar y modificar las normas que permitieron el saqueo del Banco Central, incluyendo el necesario avance hacia una nueva Carta Orgánica que impida el financiamiento del gasto público y el uso del BCRA para cubrir las necesidades financieras del Tesoro.
* Economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.