El pasado 7 de febrero, en el diario La Nación, el presidente Javier Milei escribió una nota de divulgación titulada “Atraso cambiario: el disco rayado de los economistas”, en la cual comete varios errores intelectuales que lo conducen a un erróneo análisis y equivocadas conclusiones. Además, la nota también pone en evidencia que el Presidente vive de espalda a los números y en una suerte de realidad paralela. Un combo peligroso a la hora de tomar medidas económicas. El diario La Nación me negó el espacio para responder a los argumentos del Presidente. Aquí mi posición:
![Javier Milei columnista de La Nación](https://fotos.perfil.com//2025/02/14/900/0/javier-milei-columnista-de-la-nacion-1967653.jpeg)
En la primera parte de la nota, concuerdo con Milei cuando dice: “Toda vez que el tipo de cambio (TCR) real empieza a caer, igual que un disco rayado, los economistas comienzan a dar alarmas de atraso cambiario”. También estoy alineado con él cuando argumenta correctamente los groseros errores epistemológicos en los cuales incurren nuestros colegas y enumera: (i) es verdad que los precios de equilibrio no se pueden conocer ni en la foto, ni mucho menos en la película, con lo cual no se puede saber el tipo de cambio real de equilibrio; ii) es cierto que es un error epistemológico trabajar con los promedios históricos asumiendo que el futuro convergerá al pasado, porque el futuro no tiene una relación estable con el pasado en las ciencias sociales (economía). El ser humano no sólo aprende, sino que no sabe qué aprenderá en el futuro, consecuentemente, no se puede saber cuáles serán sus reacciones, preferencias y comportamientos futuros ante los mismos eventos; ergo, en las ciencias sociales no hay constancia de comportamiento y, por ende, tampoco constancia en las relaciones causa-efecto como sí sucede en las ciencias duras. Los mercados (domésticos e internacionales), la tecnología, los entornos de escasez, los agentes económicos y las preferencias individuales son permanentemente cambiantes y desconocidas. Ergo, el precio promedio del TCR del pasado poco o nada dice del TCR de hoy y/o del TCR del futuro. A su vez, también es acertado lo que Milei escribe en el punto (iv) sobre la Convertibilidad y el TCR. Paralelamente, igual de cierto es lo que menciona en el punto (v) cuando escribe sobre los impactos del populismo y de la confianza sobre el TCR. Muy bien, todavía no bochamos al Presidente, que en esta primera parte de su nota repite de memoria conceptos básicos de la epistemología austríaca que tan bien desarrolla y explica Hans-Hermann Hoppe (HHH), quien lo tildó de payaso.
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La primera gran inconsistencia intelectual de la nota queda en evidencia en el punto iii) de ese primer párrafo cuando el Presidente escribe “violación a los derechos de propiedad que lleva a la depreciación sistemática a la moneda”. En sí, la frase es correcta, ya que Milei está explicando que mientras más tiempo se mantengan las violaciones a la propiedad privada y más fuertes sean, más alto debería ser el TCR puesto en dinámica hacia delante. Traduzco, más libertad y más propiedad privada será mayor ahorro, más inversión, acumulación de capital y crecimiento, por ende, una moneda más fuerte y un TCR más apreciado. Del otro lado, menos libertad y propiedad privada serán todo lo contrario.
Sin embargo, aquí empiezan las sorprendentes inconsistencias de Javier Milei, ya que por un lado sostiene que en su gobierno la apreciación cambiaria es consistente, natural y permanente (se burla de los economistas por no considerar este evento en el tercer renglón de la nota); pero por el otro, su gobierno viola sistemática y diariamente la propiedad privada y la libertad no solo hace 15 meses, sino que promete hacerlo 12 meses más. Obviamente, los efectos acumulativos no son, ni serán menores; aunque sí serán crecientes. En pocas palabras, el PEN parecería no haber comprendido cabalmente lo que es el rol de la propiedad privada, ni los efectos de su violación.Recomiendo que en su vasto tiempo libre relea libros y autores que siempre menciona al pasar como La ética de la Libertad (1982) de Murray Rothbard; Creatividad, capitalismo y justicia distributiva (1995) de Israel Kirzner; Economía y ética de la propiedad privada (1993) de HHH; y La acción humana (1942) de L. V. Mises.
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Lo que menciono en el párrafo anterior queda en descarnada evidencia cuando Javier Milei parecería ignorar por completo que el cepo al dólar es una violación a la libertad y a la propiedad privada. Este grosero error intelectual lo conduce a errores de diagnóstico y a conclusiones viciadas de nulidad sobre su propio gobierno. Con 15 meses de cepo en su gobierno y la promesa de 12 meses más de cepo (dijo levantarlo en enero 2026), en el mediano y largo plazo (único horizonte temporal en el cual la teoría económica puede explicar el TCR) la dinámica natural del TCR debería ser de depreciación, y no de apreciación, como sostiene Javier Milei que será a futuro durante todo su gobierno. El cepo es una violación a la libertad porque potencia el poder político de los burócratas sobre los privados.
El cepo es una violación de la propiedad privada porque agranda el poder económico (billetera) de los políticos y empobrece a los privados. Son dos juegos de suma cero. Es fácil de entender. El cepo impide que los privados comercien los dólares libremente entre ellos, ya que obliga a los exportadores a liquidar en el BCRA. Con cepo, el Estado pasa a ser un intermediario que maneja monopolísticamente los dólares del comercio exterior. Como todo monopolista, los políticos fijan el precio del dólar a dedo. Milei lo ha hecho los últimos 15 meses, lo hace en el presente y promete hacerlo hasta 2026. A partir de este monopolio, los políticos hacen los más variados negocios con esos dólares ajenos expropiados. Por ejemplo, se los dan a quienes ellos quieren (amigos) y/o los compran a un precio barato inventado por ellos mismos, y luego los venden a un precio más caro (CCL) para bajar la brecha. En resumidas cuentas, no hay duda posible: si desde lo ético el cepo atenta contra la libertad y la propiedad privada, el cepo es injusto y, por ende, un gobierno liberal no puede dejarlo ni diez segundos.
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La injustica ética del cepo se traslada negativamente al campo utilitarista. En este, siguiendo la clasificación de Murray Rothbard en Poder y mercado (1970), el cepo es una intervención triangular del Estado que obliga (prohíbe) un intercambio entre sujetos o entre sujetos y Estado a un determinado precio, determinadas cantidades y bajo determinadas normas de calidad. Además, el cepo es un control de precios máximos para el dólar y de precios mínimos para el peso. O sea, Javier Milei le pone un precio máximo al dólar y un precio mínimo al peso, con lo cual, mientras haya cepo el peso argentino está sobrevalorado y el dólar está subvalorado. En este marco funciona la ley de Gresham: el dinero sobrevalorado por el Estado pondrá al dinero infravalorado por el Estado fuera de circulación. Con cepo, el resultado de largo plazo y permanente es que haya escasez de dólares. El mantenimiento del cepo es exceso de demanda de dólares en el mercado cambiario y exceso de oferta de pesos en el mercado de dinero en la tendencia promedio de mediano y largo plazo, con lo cual la trayectoria del TCR tiende a ser de depreciación, no de apreciación.
El cepo es una violación a la libertad porque potencia el poder político de los burócratas sobre los privados
Es muy fácil de ver. Si Milei fija un precio máximo (mínimo) para el dólar (peso), lo hace porque sabe que, si lo saca, el dólar se volverá más caro y el peso más barato en términos reales; o sea, subirá (depreciará) el TCR. No hay duda; principio de revelación: Javier Milei no saca el cepo. Si no fuera a suceder lo que acabo de explicar y en su lugar quitando el cepo el TCR se apreciara, el PEN ya habría sacado el cepo. Nadie le fija un precio máximo a un bien que en libre mercado tiene un precio inferior. En pocas palabras, mientras haya cepo, el TCR presente de mercado está más arriba de los valores del dólar actual, fijado a dedo por el burócrata desde la poltrona. Ahora bien, cuanto más se perpetúe el control de precios, más tiempo habrá tanto precios como demanda deprimidos, así como más se acentuarán los desequilibrios cambiarios y monetarios subyacentes, con lo cual más se agrandan los problemas debajo de la alfombra y, en consecuencia, aumente la probabilidad de que la corrección cambiaria e inflacionaria termine siendo mayor en el mediano y largo plazo. Sin embargo, esto no quita que en el cortísimo y corto plazo no se puedan tomar medidas para que las reservas suban, el dólar paralelo baje, la brecha se achique y la inflación disminuya en forma transitoria. Todos los gobiernos con cepo lo han hecho, y todos han logrado dichos efectos transitoriamente en el corto plazo. Algunos tuvieron éxito de corto plazo más prolongado, otros más breve. El actual gobierno recurrió al desahorro de dólares, al blanqueo y al carry trade que, sumados al superávit fiscal (contabilidad creativa mediante), le permitió lograr el resultado transitorio de corto plazo más prolongado. Ahora bien, la política gubernamental que busca y hace que los privados escupan dólares solo revela que con cepo solo puede haber exceso de demanda en el mercado cambiario y escasez de dólares, con lo cual el TCR de mercado es en realidad más alto; no más bajo. Milei y el ministro de Economía Luis Caputo hacen a los privados escupir dólares para acrecentar artificialmente la oferta de divisas y disminuir transitoriamente la escasez de dólares. Cuando piden un préstamo al FMI, lo mismo.
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El árbol del cortísimo y corto plazo no puede tapar el bosque del mediano y largo plazo. En el bosque de mediano y largo plazo con cepo, no se pueden acumular reservas “en serio”, ni en forma permanente. Tampoco se puede hacer coincidir en forma permanente al blue, MEP y CCL con el dólar oficial, ni que la brecha desaparezca y la inflación converja a 0. Por el contrario, cuanto más dure el cepo, en la tendencia de mediano y largo plazo gana probabilidad que las reservas caigan, el paralelo suba, la brecha se ensanche, la política de tipo de cambio fijo fracase y la inflación vuelva a acelerarse. Ergo, si para abrir el cepo hay que esperar que el BCRA tenga reservas suficientes, el cepo tiene larga vida. Por el contrario, si para abrir el cepo hay que tomar deuda, más deuda del Tesoro en los mercados y/o con organismos multilaterales es más intereses, más gasto público y más impuestos futuros; ergo, más ajuste fiscal de mediano y largo plazo. Más Estado y menos sector privado. Además, si el Tesoro le pasara los dólares de la nueva deuda al BCRA(cancelando deuda del Tesoro), se revelaría que el Central tendría la intención de usar parte de esas divisas para sostener un tipo de cambio artificialmente bajo, y así subsidiar las ganancias del carry trade. Un subsidio impositivo del Estado financiado con impuestos futuros, pagados por todos, pero en beneficio de pocos.
El cepo atenta contra la libertad y la propiedad privada, el cepo es injusto y, por ende, un gobierno liberal no puede dejarlo ni diez segundos
El cepo se puede abrir siempre, en cualquier momento y en todo lugar, y no hace falta tener reservas para hacerlo. El cepo se abre y el sistema de precios libre hace su trabajo. Una vez abierto el cepo, la cotización del tipo de cambio responderá en forma permanente y sistemática al libre juego de la oferta y demanda de divisas en el mercado cambiario y al libre juego de la oferta y demanda de pesos en el mercado monetario argentino. El exceso de demanda en el mercado cambiario y el exceso de oferta en el mercado de pesos son las dos caras de una misma moneda, la de un sistema monetario argentino condenado al desequilibrio en el largo plazo. No hay manera de que la oferta y demanda de pesos tiendan a coincidir en forma permanente en una economía en la cual los agentes no ahorran, ni ahorrarán nunca en esa moneda. Y en este tema, Milei se equivoca más que en ningún otro tema,ya que es mentira que no hay, ni habría pesos para correr contra el dólar en el futuro; probablemente, todo lo contrario. En el presente hay una gran expansión monetaria que, de seguir a este ritmo sostenidamente en el tiempo, podría alimentar desequilibrios cambiarios y monetarios a futuro; es decir, un potencial salto del tipo de cambio seguido de una posterior aceleración inflacionaria: depreciación del TCR en el mediano y largo plazo.
El Presidente tiene una miopía intelectual que no le permite ver lo que tiene delante de sus ojos. El sistema FIAT emite dinero sin respaldo por medio del BCRA (base monetaria) y los bancos comerciales que crean depósitos desde la nada y otorgan crédito sin contrapartida de ahorro genuino. En un determinado momento del tiempo, que nunca se puede saber cuándo se gatilla, contra el dólar se corre con un determinado stock de dinero existente, sin importar cuándo, quién, por qué y a través de que operación monetaria había sido creado originalmente. Los plazos fijos se desarman y se pasan a depósitos a la vista, baja M3 y crece M2. Con los depósitos a la vista se corre contra CCL y blue. El dinero a la vista se pasa a efectivo, los billetes y monedas y la base monetaria suben, y con el cash se corre contra el blue. Es exceso de demanda en el mercado cambiario y caída de demanda de dinero. Salta el tipo de cambio, el TC se deprecia y sube, luego se acelera la inflación por la convalidación monetaria de la monetización. Se comienza a apreciar el TCR.
Tras el dato de baja de inflación, subieron las acciones y ADRs en Wall Street
Ahora bien, desde que se anunció la “emisión cero”, el sistema monetario estaría creando dinero desde la nada. En julio 24/enero 25 el crédito al sector privado (+99,5%) creció mucho más que los plazos fijos (65,4%) y los depósitos totales (+40,2%); superando todos ampliamente a la inflación acumulada del IPC Indec (+24,1%). Paralelamente, de acuerdo con el Índice General de Actividad de Orlando Ferreres (desestacionalizado), en julio 24/diciembre 24 el rebote estadístico de la economía asciende a +5,0%, con lo cual se está creando oferta monetaria total por encima de la potencial demanda de dinero que es desconocida, es decir; el sistema monetario estaría alimentando un stock de sobrante de dinero durante estos últimos meses. De hecho, en noviembre 24, diciembre 24 y enero 25 todos los agregados monetarios crecieron por encima de lo que sería rebote estadístico del nivel de actividad más inflación IPC Indec. Paralelamente, cuando se toma el punta a punta del gobierno de Milei, solo la base monetaria (287,9%); los billetes y monedas (236,3%) y el crédito (278,1%) crecen más que la inflación (180%). Cuando Milei en el último párrafo de su nota dice “si tomamos la dimensión monetaria del tipo de cambio y consideramos que la oferta monetaria se contrae por superávit fiscal (se absorbe más de 6% de la base monetaria por mes), al tiempo que recompone la demanda de dinero y la economía crece, el dólar no solo no tiene combustible monetario para subir, sino todo lo contrario, ya que de hecho están faltando y faltarán pesos conforme pasen los meses”, está mirando no solo una pequeña porción de la oferta monetaria, sino que ni siquiera mira todas las razones que hacen subir o bajar la base monetaria.
Por el contrario, M2 (+165,8%) y M3 (169,3%) crecen todavía menos que la inflación (180%), aunque es preocupante la velocidad del catch up que están haciendo durante los últimos meses. Sin lugar a duda, de seguir sostenidamente con la actual dinámica monetaria, se corre el riesgo de estar alimentando un potencial desequilibrio cambiario y monetario futuro. Roger Garrison de la escuela austríaca lo explica crudamente en su libro Tiempo & Dinero: La macroeconomía de la estructura del capital (2001) cuando dice: “El capital da al dinero tiempo para causar problemas”. Se está creando mucho dinero, muy por arriba de cualquier crecimiento de la demanda genuina. El dinero creado tarda tiempo en pasar de mano en mano y en hacer efectos. Solo pasó 27% del mandato. Si el sistema sigue creando dinero como en el presente, en la segunda parte del mandato habrá transcurrido tiempo suficiente como para que el dinero cause problemas. Todo un riesgo.
El control de precio sobre el tipo de cambio y sobre la tasa de interés que está haciendo Javier Milei son socialismo monetario condenado al fracaso y cuanto más se extienda, mayores serán los costos a futuro. El mismo presidente lo dice en el primer párrafo de su nota con los puntos que van del i) al vi). Lo aplica para los demás, pero no para él. Javi, te metiste en un callejón del que solo se sale con libertad y libre mercado; pero no hay forma que vos no pagues costos. Pagá vos costos en el presente, para ver si tenemos alguna chance de mayor prosperidad a futuro. Estás haciendo lo opuesto, minimizás tus costos presentes a expensas de nuestra prosperidad futura. Obviamente, como todo político de raza, argumentás que es por y para nosotros.
*Titular de E2 (Economía y Ética) y profesor de la FCE de la UBA.