El gobierno acaba de anunciar que ingresaron 19,000 millones de dólares en depósitos bancarios provenientes del blanqueo cuya Etapa 1 se prorrogó hasta el viernes 8 de noviembre próximo.
Es una cifra muy relevante que podrá volcarse a la actividad económica formal. Parte de esos fondos quizás ya estuvieron afectados al sector informal, con lo cual en lo sucesivo la diferencia será que el Estado podrá participar con el cobro de sus impuestos sobre los rendimientos de esos fondos (en promedio podríamos decir que se trata de una tercera parte del rendimiento).
Milei quiere borrar datos de los que blanquearon
Otra parte serían dólares guardados o “atesorados" en colchones o en otros lugares impensados. Estos fondos que se incorporan a la actividad económica formal no sólo generarán mayores recursos tributarios, sino también mayor actividad económica. Es decir que el impacto sobre la economía es aún mayor por el doble efecto de recaudación y afectación a la actividad.
Es asombroso cómo hemos pasado de un blanqueo que nació como consecuencia de un acuerdo de intercambio de información tributaria entre Argentina y Estados Unidos, a convertirse de golpe en un blanqueo principalmente destinado a regularizar fondos en cash generados por ventas sin declarar.
Los dueños de estos fondos blanqueados consiguen pasar a la formalidad activos que nunca tributaron impuestos, a cambio del pago de una tasa irrisoria del 5%, o directamente, a tasa cero.
¿Se justifica un blanqueo como puntapié inicial para generar inversiones formales que de otro modo no hubieran venido nunca?
En este caso ni siquiera son inversiones extranjeras sino de los propios argentinos que vivimos aquí que no nos animamos a invertir en un país que cambia constantemente de reglas de juego.
Hay que destacar que mientras hoy resulta muy fácil y conveniente regularizar activos no declarados, al mismo tiempo otro grupo muy importante de argentinos cumplió con todas las obligaciones impositivas que le correspondían, generando así una extrema desigualdad en el tratamiento impositivo.
La única justificación para entender esta discriminación es que se trate de un régimen excepcional
Y creo que es en este punto en donde tenemos que preguntarnos cuál será el límite de la excepcionalidad, sobre todo si consideramos que en los últimos 15 años, fueron pocos los años en que no existió al menos algún régimen de blanqueo tributario.
Último tema para tener presente en todos aquellos que deciden ingresar al blanqueo actual, es que este régimen contiene una regla que impide ingresar a un nuevo blanqueo en los próximos 15 años.
Más allá del escepticismo con el que puedan observar esta regla (que podría ser eliminada en el futuro) no dejo de destacar que al día de la fecha es la ley vigente. Entonces, a todos aquellos adeptos a los blanqueos, deberían al menos considerarlo al momento de adherirse.
Ojalá sea esto el inicio de una nueva etapa de progreso y crecimiento, en un marco institucional que respete las reglas vigentes, y que en el futuro no sea necesario recurrir más a estos régimen de excepcionalidad, sino que sean las reglas claras el incentivo a que se invierta en nuestro país.
* tributarista y socio de La Vista Casal
