Durante al menos dos semanas miles de jubilados afiliados a PAMI se quedaron sin un suministro clave: el alimento enteral, básico para los pacientes que no pueden deglutir, y que la obra social suministraba de manera gratuita. Así lo denunció Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, en diálogo con PERFIL. Todo esto se produce, además, en un contexto de recortes para el sector: este mes se terminan las moratorias y el bono cumple un año de estar congelado.
“Estuvimos 15 días sin alimento enteral, que se administra por sonda o botón gástrico a pacientes que no tienen deglución. Es un alimento especial. El más sencillo cuesta 50 mil pesos, es una lata que dura entre tres y cuatro días”, aseguró el gerontólogo. “Las familias estaban desesperadas, tuvimos que hacer amparos. Es un universo chiquito de pocos miles, pero sin alimento los pacientes se mueren, no se puede reemplazar por nada”, continuó. “Esto no es metafórico, la persona se muere de hambre”.
Los motivos de la suspensión no están claros. “No sabemos si es porque PAMI no pagaba y se paró la provisión o porque había un problema de insumos. Lo cierto es que en la farmacia para comprar sí estaba disponible”.
Fuentes de PAMI consultadas aseguraron a este medio que, “aproximadamente hace un mes, se dio de baja al prestador temporalmente para que subsanara los inconvenientes internos que tenía. Este reordenamiento pudo haber afectado a unos noventa pacientes, pero en ningún momento se interrumpió la prestación del servicio ni la distribución del insumo”. Al consultarles sobre la manera en la que habría afectado a esos noventa pacientes, contestaron que “en la distribución y la entrega”.
El vínculo con ese proveedor no se cortó. “Se resolvió el inconveniente que había”, afirmaron sin dar más detalles.
“Mi madre recibe alimentación enteral por sonda nasogástrica debido a un trastorno de la deglución. En diciembre de 2024 presenté la receta en la farmacia como siempre. Justo antes de fin de año me avisaron que había sido rechazada”, comentó a PERFIL Mabel Alicia Castillo. Su mamá, de 91 años, estuvo casi dos meses sin recibir la alimentación. Gracias a otros pacientes que le prestaron, a sus ahorros y a otras personas que la ayudaron, consiguió algunos sachets. Durante ese tiempo pudo subsistir con las dos terceras partes del alimento diario que requería.
Mientras tanto, Castillo estuvo de oficina en oficina. Primero tuvo que completar una solicitud de renovación que implicaba nuevos análisis y recetas (según contó, entre que se acepta la receta y se recibe el alimento pasan tres semanas) y después con el ofrecimiento de alguna alternativa que su madre no era capaz de tolerar, porque no podía administrarse por sonda.
“Concurrí al turno de PAMI el 14 de enero. Ese día ingresaron los datos y no pudieron precisar cuándo lo aprobarían. La renovación fue aprobada el 22 de ese mismo mes. Ahí presenté la receta original en la farmacia”.
“Mi madre tiene un diagnóstico de demencia, cuadro agravado por infecciones urinarias e intestinales. Está postrada, casi ni se mueve, con asistencia kinesiológica, con un deterioro cognitivo importante”, agregó Castillo. “Cada sachet de los que necesita sale $ 45 mil”.
Entre los intentos por conseguir el alimento para su mamá, Castillo concurrió a la Defensoría. “Se habló de la posibilidad de un amparo, porque había varios casos, pero se comunicaron con la gerencia de medicamentos y prometieron normalizar el 18 o 19 de febrero. Yo tenía todo autorizado, parece que había un conflicto entre el laboratorio y PAMI”.
Finalmente, el 20 de febrero, la situación se regularizó y los medicamentos estaban disponibles en la farmacia.
“Lo que noto es que mi madre bajó de peso, pero no se la puede pesar, no puede estar de pie”, concluyó.
“Son las cosas que estamos viviendo”, agregó Semino. “Hay una desatención cada vez mayor. Escucho a funcionarios como el ministro de Economía, que supone que con $ 350 mil una persona puede vivir”.
En una entrevista el titular de esa cartera, Luis Caputo, afirmó que “no dan las cuentas” para ajustar el bono, que desde marzo de 2024 está en $ 70 mil.
Después de estas declaraciones, “fue una catarata de gente la que llegó a preguntar si lo iban a pagar”, indicó Semino. Ante la falta de certezas, “lo que sucede es que la gente ya no reclama que el bono sea de $ 140 mil, como debería, sino que lo único que pide es que no saquen los $ 70 mil”.
En un informe en el que analiza la evolución de las jubilaciones durante la gestión actual, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) concluyó que quienes cobran la jubilación mínima “han perdido ingresos equivalentes a cinco jubilaciones en 14 meses”. Por lo tanto, afirman, “estas 3,2 millones de personas no cobraron realmente sus 14 meses correspondientes”.
Este mes la Defensoría publicará el costo de la canasta básica de los jubilados. “Hay insumos como vivienda, medicamentos y servicios que aumentaron mucho más que la inflación”, adelantó Semino. “En 2024, sobre el 118% de inflación, el rubro medicamentos aumentó en promedio un 200%. El reajuste de las mínimas fue del 105%”, destacó. Contando el bono, la mínima es de $ 349.121,71.
El 23 de marzo, además, finaliza la posibilidad de jubilarse mediante moratoria, una opción que nueve de cada diez argentinas y siete de cada diez argentinos están obligados a solicitar. “La situación de los jubilados es mucho más dramática de lo que se supone, porque de cada diez que están tratando de acceder a la jubilación nueve compran algún período de moratoria. Hay una gran incertidumbre sobre lo que puede ocurrir. También una gran cantidad de consultas, porque no se ofrece alternativa salvo la PUAM”, explicó el defensor. “Pero hoy en general hombres y mujeres necesitan comprar un período, que suele ser de tres a cinco años”, no de treinta, como suelen afirmar algunos funcionarios, aclaró.
Sobre la falta de alimentos que afectó, según sus palabras, a miles de jubilados, el gerontólogo lamentó que el tema esté fuera de la agenda política. “Hay un mundo que compete a muchos millones de argentinos del cual los argentinos no están enterados. Parecen realidades paralelas”, cerró.