ECONOMIA
Laberinto cambiario

Devaluación a cuentagotas: hasta cuándo es sostenible la política cambiaria de Caputo

La inflación mensual duplica el ritmo devaluatorio y complica los planes del Gobierno para achicar la brecha cambiaria y acumular divisas en el Banco Central. Las luces de alerta que se encienden en torno a la sostenibilidad del 2%.

Luis Caputo en Expo EFI
Luis Caputo en Expo EFI | CEDOC

Tras el salto del tipo de cambio de 118% de diciembre, La Libertad Avanza instauró un régimen de devaluación de 2% mensual, conocido en la jerga económica como crawling peg. La estrategia inicial permitió que se acelere la liquidación de divisas por parte del sector exportador y, en consecuencia, que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) recompusiera reservas internacionales desde un nivel de -US$11.500 millones. Sin embargo, el mercado empieza a dudar de la sostenibilidad del programa cambiario, pide que el Gobierno exhiba un camino despejado hacia la salida del cepo y, entretanto, la brecha con los dólares financieros supera el 50%.

El alza del oficial de $360 a $800 provocó un fogonazo inflacionario que, de a poco, erosionó la competitividad adquirida tras el salto originario. Al fijar el ritmo devaluatorio en 2% por mes con una inflación que viajaba a un compás de dos dígitos, aparecieron las primeras señales de apreciación del peso y el concepto de "atraso cambiario" se coló en la discusión económica.

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En simultáneo, el tenue avance de la moneda norteamericana actuó como un ancla para mantener a raya las expectativas de una devaluación futura y, a la vez, dominar la llamarada inflacionaria, que hizo pico en diciembre (25,5%) y piso en mayo (4,2%).

En definitiva, el plan del oficialismo apunta a que el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) converja con el 2% del BCRA. De esta manera, se difuminarían las críticas respecto del atraso del tipo de cambio. No obstante, estimaciones públicas y privadas anticipan una dinámica de precios superior en junio por la recomposición de las tarifas energéticas, el incremento de las prepagas y la actualización del impuesto a los combustibles. Así, se prolongaría le diferencia entre ambas variables.

Por otra parte, la falta de precisiones del equipo económico en relación con el levantamiento de las restricciones cambiarias comenzó a horadar la hoja de ruta original. Más allá de la aprobación de la Ley Bases y la reforma fiscal y el superávit financiero alcanzado en los primeros cinco meses del año, economistas e inversores por igual se preguntan cuándo y cómo se saldrá del corset cambiario y si se modificará el tempo devaluatorio. Las dudas se tradujeron en una aceleración de los dólares paralelos y una menor compra de divisas por parte del Central.

La conferencia conjunta del ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, no arrojó luz sobre las inquietudes de los agentes económicos. Si bien Caputo aseveró que el crawling peg no se negocia, diferentes actores vislumbran riesgos en mantener la depreciación por debajo de la dinámica de precios. Una de las voces que planteó dudas al respecto es la del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Caputo y Bausili

En su último staff report, el organismo multilateral reconoció que el instrumento del Central "ayudó a anclar la inflación" pero, al mismo tiempo, sostuvo que "las autoridades ajustarán la política cambiaria con el tiempo para moverse de manera más flexible para reflejar mejor los fundamentos y salvaguardar una mayor mejora en la cobertura de reservas".

"Tras las medidas iniciales para deshacer las restricciones y controles cambiarios, las autoridades siguen comprometidas a deshacer todos los controles de capital y restricciones cambiarias, comenzando con las medidas más distorsionantes, 
incluida la eliminación del esquema de exportación preferencial 80/20 y eliminar el impuesto PAIS antes de finales de 2024", remarcaron los técnicos del FMI.

 

¿Es sostenible la devaluación a cuentagotas del BCRA?

Consultado por PERFIL, el director de Analytics de Ecolatina, Federico Moll, explicó que mantener el dólar oficial a una velocidad crucero de 2% mensual "es sostenible" aunque aclaró que "probablemente no sea beneficioso" para el andar de la macroeconomía.

"Si uno trata de darle una proyección al tipo de cambio real multilateral (TCRM) asumiendo un crawling peg de 2% y una inflación que probablemente no vaya a bajar mucho de la que tenemos hoy, se encuentra con un escenario en el cual el tipo de cambio real está en niveles históricamente bajos. Siempre que hemos tenido niveles similares a los que tendríamos para fin de año, se salió con un movimiento cambiario brusco. En ese contexto, es razonable que haya dudas respecto a la sostenibilidad", deslizó.

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Por su parte, el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, evaluó que la clave del éxito cambiario "es que la inflación baje rápido" ya que "si se estanca en 5% y el tipo de cambio se sigue moviendo al 2%, no lo van a poder sostener indefinidamente".

"A diferencia de otros momentos en donde se registró esta tendencia a la baja del tipo de cambio real, cambia el hecho de que el Gobierno tenga superávit fiscal, que esté dispuesto a mantenerlo y que quiera bajar impuestos en la medida en que pueda. Que el Gobierno haya dicho que se acabaron las tasas de interés negativas, le va a dar aire en la medida en que va a favorecer la demanda de pesos. Ese factor ayudaría a estirar en el tiempo esta política", aclaró Tiscornia.

Para el director director del área de Economía de Fundar, Guido Zack, la sostenibilidad del programa oficial está sujeta a la cantidad de dólares que esté dispuesto a gastar el Gobierno para mantener el crawling del 2%. ¿El principal riesgo? "Que la inflación no termine de converger al 2% y se mantenga en torno al 4% más como por el momento está esperando tanto el mercado como el FMI".

"Entonces si la inflación se mantiene al 4% y el crawling se mantiene al 2% y el Gobierno destina muchos dólares a eso, quizás lo puede sostener hasta diciembre, pero no es sostenible a futuro y por lo tanto la corrección cambiaria posterior tendría que ser más importante con sus efectos sobre inflación y nivel de actividad", advirtió Zack.

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En otra sintonía, el economista jefe de Fundación Libertad y Progreso, Eugenio Marí, juzgó que la devaluación a cuentagotas del 2% "es sostenible siempre y cuando el BCRA vaya ajustando la oferta de pesos (y por ende la tasa de interés) a los movimientos de la demanda, de manera tal que el tipo de cambio, que no es sino el precio de una moneda en relación a otra, siga este sendero".

"Para el BCRA es un desafío pues hoy maneja tanto la tasa de interés como el tipo de cambio oficial y debe calibrar ambas variables para que sean consistentes una con la otra. Y, además, debe lograr que la brecha cambiaria se vaya reduciendo, léase que el peso se aprecie en relación al dólar, para poder unificar con un salto en el tipo de cambio que no sea significativo", apuntó Marí.

Desde Cohen Aliados Financieros calcularon que de sostenerse la política cambiaria actual y con una inflación que se mueva a 4,5% mensual, el tipo de cambio real multilateral (TCRM), índice que compara al peso con otras monedas, profundizará su caída y "cerraría el año en torno a US$ 770 de hoy, el nivel más bajo desde noviembre de 2015 (US$ 711)".

 

MFN