Tras el 1,2% de octubre, el nivel general del Índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró en noviembre una variación del 1,4%. A pesar de la pequeña aceleración, el dato fue mejor de lo esperado y muestra que los precios mayoristas se mantienen estables. El Gobierno sigue de cerca este dato para detectar la velocidad de los precios de los bienes, de gran peso de los importados e influenciados por el tipo de cambio, y como elemento a considerar para calibrar el programa cambiario.
Es precisamente la política cambiaria del equipo económico la que se encuentra en la mira, ante la expectativa no solo del mercado sino también de varios sectores productivos de la economía, que siguen de cerca los pasos y se mantienen atentos ante una posible baja del crawling peg del 2 al 1%, como anticipó el oficialismo que ocurriría en caso de que el próximo IPC diera en valores cercanos a los de octubre y noviembre, que arrojaron 2,7% y 2,4%, respectivamente.
“Bajar el crawling peg en la medida en la que sea porque bajó la inflación, obviamente también implica sostener la política de apreciación cambiaria gradual, mes a mes. Pero es lógico si uno quiere que efectivamente también el precio de los productos importados deje de incidir de la misma manera como incide hoy en la inflación. No es tan lineal tampoco. No es que por bajar al 1% el crawling peg eso va a repercutir en una baja sustantiva de la inflación medida por IPC. Pero todo obviamente va ayudando a ir bajando la velocidad a la que aumenta la nominalidad argentina. Obviamente el riesgo es que la apreciación cambiaria sea un problema”, sostuvo a PERFIL Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores.
Por su parte, Gonzalo Guilardes, economista de la consultora Ademus, expresó a este medio respecto a la baja del ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial: “Hacia adelante se continúa con la apreciación del tipo de cambio. Cuando empezas a mirar los números de la cuenta corriente no significa que no se pueda hacer, pero requiere de más financiamiento y una vez que se agoten los dólares del blanqueo va a requerir que consigas un préstamo, a priori parece que con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”.
El mercado estima una reducción del crawling peg para marzo o abril de 2025
“Este tipo de cambio ya es complicado para las empresas nacionales, no sólo las productoras de bienes sino también de servicios, es más barato irte a Río de Janeiro que a Mar de Ajó, lo cual ahí hay algo que claramente no funciona. El Gobierno apuesta a seguir apreciando el tipo de cambio, como política antiinflacionaria, y a conseguir dólares para sostener esa apreciación”, agregó Guilardes.
Ahora bien, el escollo de la baja del crawling peg es que atrasa aún más el tipo de cambio. Con los niveles actuales ya marca tensiones entre sectores importadores, a los cuales beneficia, y la industria nacional que pierden competitividad. La apreciación cambiaria lo que hace es abaratar los productos importados que compiten en el mercado local con la producción nacional. A su vez, la competencia de productos importados se da no solo por el abaratamiento, es decir, por el tipo de cambio apreciado; sino también porque la apertura comercial tendió a beneficiar más a la producción importada que a la producción local, aseguran los analistas. Y a eso hay que sumarle un mercado interno que está reducido por la caída en los ingresos de los hogares.
“Es decir, el gobierno tomó algunas medidas cambiarias e impositivas que hacen que le dé más beneficios a la producción hecha en otros países que a la producción hecha en Argentina. Para productos como productos de limpieza, algunos alimentos, algunos insumos para la industria”, agregó el economista Martín Kalos.
Por su parte, desde la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) sostienen que la pregunta es cómo se comporta la economía y las cuentas externas con el actual tipo de cambio real. “El saldo de la balanza comercial de octubre volvió a ser positivo y parece haberse estabilizado alrededor de los 900 millones de dólares. Los datos de noviembre y de diciembre nos van a agregar más información sobre la sostenibilidad del actual tipo de cambio real. Pero también, como Argentina necesita retomar la senda del crecimiento sostenible que abandonó en 2011, puede ser buen momento para que se incremente la importación de bienes de capital y de tecnología para que nuestra economía no sea dependiente de un tipo de cambio real alto para volverse competitiva, sino que lo haga por medio de un incremento de la productividad”, sostuvo Matías Bolis Wilson, jefe de economía de CAC.
Por otro lado, la industria nacional, que fue uno de los sectores más golpeados durante el primer año de gestión de Javier Milei, y a la espera de poder repuntar su actividad se ven complicados con la apreciación cambiaria y lo que podría ser la baja del crawling peg. “Obviamente la cuestión cambiaria en un contexto donde ves una depreciación relevante del real, que es tu principal país socio comercial en materia de productos industriales, tenes ahí una señal de alerta. Donde incluso también un acompañamiento del valor del dólar razonable tal vez no sea suficiente dado los cambios a nivel internacional. Por eso, lo que tiene que ver con la cuestión tributaria es lo más inmediato”, dijo a PERFIL una fuente industrial.
Al respecto si la baja del crawl es una estocada final, la misma fuente respondió: “No sé si llamarlo así, pero puede dificultar la competitividad. También lo dijo el Presidente Milei, que no podés seguir atrasando más el tipo de cambio por temas de competitividad, al menos para el estado actual de la economía argentina”.
“En un mercado interno más reducido y con el dólar artificialmente abaratado, con la intervención enorme del Banco Central tanto en el dólar oficial como en los dólares paralelos, implica un problema competitivo para las empresas argentinas, que no es un problema de productividad. La empresa argentina puede ser tan productiva y competitiva como cualquier empresa extranjera pero cuando le sumamos estos problemas macroeconómicos, como la apreciación cambiaria excesiva, los costos impositivos, los costos logísticos por falta de infraestructura en nuestro país, ahí es donde la producción argentina pierde competitividad. E insisto, en un país con las mismas condiciones que las empresas tienen en el extranjero, las empresas argentinas serían muchísimo más competitivas”, concluyó Kalos.
GM