DOMINGO
Lenguaje claro

Voces y expectativas

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A menudo, entender una sentencia judicial, una ley o los términos de un sitio web resulta complicado. La razón principal es que estos documentos están plagados de tecnicismos y su redacción es intrincada. Además, es difícil encontrar lo que buscamos entre tanta jerga. A pesar de su gravitación en nuestras vidas, estos textos parecen diseñados para no ser comprendidos por la mayoría de nosotros.

Frente a los obstáculos que presenta ese estilo inaccesible, surgió el lenguaje claro. Esta forma de comunicación simple y directa busca que las personas puedan entender sin dificultades las normas e información provenientes del Gobierno, empresas y otras organizaciones. El movimiento por la claridad comenzó en Suecia en los años 60, con el objetivo de hacer más legibles los documentos gubernamentales. En los 70, Estados Unidos se unió a la iniciativa simplificando el texto de los contratos de consumo. En los 80, Canadá implementó mejoras en el acceso a la Justicia mediante normas procesales más ágiles y un lenguaje sencillo.

En Iberoamérica, este movimiento ha cobrado fuerza desde principios de este siglo. En 2017, se lanzó la Red Argentina de Lenguaje Claro. Países como Chile, Colombia, Uruguay y Brasil han desarrollado iniciativas similares. En 2022, tuvimos un hito importante con la creación de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro por parte de la Real Academia Española. En mayo de 2024, esa red celebró su primer Congreso en Madrid, donde presentó la Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible, con la presencia del rey Felipe VI.

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En nuestro país, varias provincias han sancionado leyes que promueven el uso del lenguaje claro en textos y comunicaciones gubernamentales. En consonancia, los Poderes Judiciales de distintas jurisdicciones publicaron guías de redacción y brindan cursos de capacitación a sus funcionarios. Cabe destacar también que algunas administraciones públicas, como en el caso de CABA, adoptaron herramientas de inteligencia artificial para clarificar textos.

En ese camino, la Junta Federal de Cortes, que reúne a los tribunales superiores del país, incorporó a sus actividades un capítulo dedicado al lenguaje claro. Recientemente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación se sumó a este esfuerzo estableciendo los primeros lineamientos sobre sentencias claras. Además, el Consejo de la Magistratura de la Nación adoptó una serie de recomendaciones para que los tribunales nacionales y federales redacten sus resoluciones de una forma accesible para la ciudadanía.

El año pasado, junto con la editorial Thomson Reuters Argentina, convocamos a más de setenta especialistas de Latinoamérica, España y Estados Unidos para que compartieran sus investigaciones, opiniones y experiencias sobre la temática. Fruto de este trabajo colaborativo, nació la obra colectiva Lenguaje claro en Iberoamérica. Principios y prácticas. El libro ofrece una mirada multidisciplinaria sobre este estilo de comunicación, abordándolo desde diversas perspectivas como el derecho, la lingüística, la filosofía, la sociología y el periodismo. Reúne una amplia gama de artículos que analizan en profundidad los diferentes aspectos del lenguaje claro, desde sus principios teóricos hasta sus aplicaciones prácticas en diversos contextos, tanto en el ámbito público como en el privado.

Si bien los beneficios de la comunicación clara son indudables –reducción de malentendidos, ahorro de tiempo y recursos, y fomento de la confianza en las instituciones–, su aplicación efectiva requiere de un esfuerzo personal e institucional. En el ámbito personal, precisa que las personas adquieran habilidades y herramientas para comunicarse de manera clara. Esto implica desarrollar competencias en redacción, organización de ideas, empleo de un lenguaje sencillo y comprensible, y un esfuerzo permanente por ponerse en el lugar del lector. En paralelo, las organizaciones deben establecer políticas y normativas que promuevan la utilización de un lenguaje comprensible. Ello incluye ofrecer formación sobre las técnicas del lenguaje claro, desarrollar guías y recomendaciones para mejorar la comunicación, evaluar los textos para asegurar su claridad, desarrollar un sistema de retroalimentación con los usuarios y, últimamente, confiar en utilizar IA para clarificar textos y documentos legales.

En definitiva, el libro Lenguaje claro en Iberoamérica. Principios y prácticas es un reflejo de la diversidad de voces y perspectivas que existen en la región sobre la importancia de la comunicación clara y accesible. Esperamos que sirva como inspiración para futuras investigaciones en el campo y como un aporte a una comunicación más transparente entre gobiernos, empresas y ciudadanía.

*/**Autores de Lenguaje Claro en Iberoamérica, Thomson Reuters La Ley Argentina. (Fragmento).