DOMINGO
Carolina Muzilli

Una obrera socialista y feminista

16-4-2023-Logo Perfil
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Carolina Muzilli, (1889-1917) creció en un hogar proletario de inmigrantes italianos, familia numerosa que vivía en un conventillo de Constitución. Con apenas 13 años intervino en la apertura del Centro Socialista Femenino (CSF) mientras comenzaba a cursar sus estudios en una institución de prestigio como es la Escuela Normal del Profesorado de Lenguas Vivas, ingreso vedado a las personas de su clase, quienes una vez finalizada la instrucción primaria debían abandonar toda perspectiva educativa a futuro. Por esa razón, debió trabajar de costurera para costear su formación. Ya siendo una adolescente integró ese mundo militante que privile­giaba la participación sindical, la escritura y la lectura como foco de luz y bandera de combate que intentaba transmitir el optimis­mo revolucionario por medio de diversos canales. Ella declaraba que su vocación socialista se originó al conocer a Gabriela de L. de Coni –escritora, periodista, activista de la salud pública, feminista clasista–. Poco tiempo después, ambas eran reconocidas a partir de sus intervenciones públicas como de sus acciones políticas.

Al cumplir 18 años, en 1907, Carolina se afilió al Partido Socialista el que promovía campañas a favor del sufragio femenino, la igualdad de derechos laborales, civiles y jurídicos entre el hombre y la mujer, el divorcio vincular, la supresión de la discriminación de los hijos naturales y la educación laica.

Presta manejaba con destreza la oratoria que cautivaba a las masas solo con su presencia y con su palabra conmovía, levantaba y arrastraba a su auditorio. Se destacaba la gran repercusión que generaban sus intervenciones en las concentraciones, en aulas universitarias, salones de ateneos, cafés, plazas, locales partidarios, asociaciones gremiales y de mujeres, así como en las bibliotecas públicas y populares. Por otra parte, irradiaba cla­mor por su conciencia política incitando a la lucha de clase ante la explotación capitalista en un entorno hegemonizado por señores y, en simultáneo, por mujeres ilustradas de sec­tores medios, universitarias porteñas y platenses, que con­formaban la élite intelectual dentro o en las cercanías de su partido.

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En simultáneo, denunciaba la dramática situación de opresión, insalubridad y violencia en los distintos oficios femeninos y de las niñeces. En 1912 se empleó sin sueldo en el Departamento Nacional del Trabajo, en tareas de inspección laboral que le permitía consagrarse a la solución de múltiples conflictos. Visitaba establecimientos industriales y comerciales para efectuar encuestas que derivó en la construcción de estadísticas sociales e intervino en grupos técnicos.

Mientras tanto, escribía en torno a una variedad heterogéneas de campos: las cooperativas obreras, la guerra, el higienismo, la emancipación y la discriminación de las mujeres (sufragio, divorcio vincular, sin­dicalismo, maternidad quehaceres domésticos) como de las infancias (educación básica, trabajo en las fábricas, los hijos naturales). Con una escritura apasionada entre cronista urbana y ensayista, gran parte de la experiencia de Carolina quedó plasmada en una serie de ensayos, artículos gráficos que aparecían tanto en la prensa partidaria como en los diarios de tirada nacional, editoriales, cartas, censos, órganos obreros, documentos, informes militantes, publicaciones periódicas, folletos y revistas.

Editó tres libros: El Divorcio, en 1912 (Imprenta M.S. Noguera), El trabajo femenino (Talleres Grosso), en 1916, y un año más tarde, Por la sa­lud de la raza (Virtus), una recopilación de artículos publicados en La Vanguardia y en otros medios. En 1918, salió su famoso folleto “El divorcio”. Entre 1915 y 1916 lanzó el periódico quincenal Tribuna Femenina sin otra ayuda más que los precarios recursos económicos que obte­nía como modista a destajo para cubrir el gasto de impresión. Era evidente que sus correli­gionarias feministas –así como buena parte de la dirigencia socialista– se encon­traban en una situación económica más aventajada que ella; sin embargo, nadie se detuvo a ofrecerle algún tipo de ayuda para sustentar Tribuna Femenin a y, de ese modo, evitar que ese proyecto con­sumiera gran parte de sus energías físicas y emocionales.

En un artículo “Emancipación de la mujer”, publicado en el diario La Vanguardia, del 26 de septiembre de 1910, Muzilli recalcaba sus profundas disconformidades con ese feminismo universitario, burgués, reformista tan presente en el mundo socialista de esos años. Es probable que su condición de clase fuera una valla compleja de quebrantar y, a vez, sus insistentes reclamos de involucrarse con los humillados.

Murió el 23 de marzo de 1917 a los 28 años, su activa intervención dentro y fuera del Partido Socialista, sus textos como su oratoria, proclamaban un compromi­so incondicional con la causa proletaria. Quizás, el haber sido relegada, por desconocimiento o descuido, quedó ausente en el devenir genealógico de las corrientes de cuño socialistas y feministas.

*Autora de Carolina Muzilli. Obrera, socialista y feminista. Editorial Marea (Fragmento).