DEPORTES
opinión

Un cero a cero divertido: Huracán y Racing cumplieron con las expectativas

En un partido intenso y de ida y vuelta, los dos tuvieron chances muy claras, pero la mala puntería y el nivel de los arqueros –sobre todo de Gabriel Arias, que sacó dos pelotas imposibles– hicieron que no hubiera goles. En el balance general, Huracán fue más y basó su dominio en el tándem Alarcón-Fattori. El Racing de Costas, que también tuvo opciones, sigue sin convencer en el juego.

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Sin puntería. Benítez y Carbonero, en dos de las muchas situaciones que tuvo el partido en el Ducó. | prensa racing / prensa huracán

Hay partidos que no defraudan. Que cumplen lo que prometen. Incluso cuando el resultado puede confundir a quienes no lo vieron. Huracán y Racing empataron cero a cero, pero hicieron un partidazo a la altura de lo que se esperaba. Pudo haber ganado el Globo y alejarse; también pudo haberlo ganado Racing y treparse a la punta. Nada de eso sucedió. Igualdad y conformidad en los dos lados.

El dron de la transmisión de TNT Sports remitía, casi inexorablemente, a ese histórico plano secuencia de la película El secreto de sus ojos: Huracán-Racing en un Ducó lleno y de noche. No hubo ninguna escena como en la que Benjamín Esposito (Ricardo Darín) y Pablo Sandoval (Guillermo Francella) buscan al asesino en la tribuna académica, básicamente porque no había hinchas visitantes, pero el marco del encuentro era el mismo. Y el Ducó, cuando está lleno, es quizás el estadio más lindo y romántico del fútbol argentino.

Si el contorno era ideal, lo que sucedió adentro, en el campo, fue casi igual. Es difícil que este Racing no tenga la posesión de la pelota, pero Huracán lo logró: le quitó la pelota desde el inicio, y controló el medio con el tándem William Alarcón y Federico Fattori, al que se le sumó el despliegue de Echeverría.

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Racing fue superado en el primer y en el segundo tiempo. Se refugió en la destreza de Gabriel Arias, que volvió a tener esos partidos inolvidables, como los de la Superliga 2018-2019, y sacó dos cabezazos que con cualquier otro arquero hubieran sido goles. Cuando no la sacó, el travesaño lo ayudó.

Este Racing de Gustavo Costas volvió a demostrar que sus buenos momentos son efímeros, que no logra un sustento ni una continuidad que convierta a uno de los tres planteles más poderosos de la Liga Profesional en un equipo sólido, que partido a partido mejore. Digamos que sucede todo lo contrario: no hay una continuidad, ni una línea de juego que quede clara. Es un equipo desconcertante, que puede golear y brillar (como contra Godoy Cruz), que puede decepcionar (como contra Sarmiento) y que ahora también puede sumar sin merecerlo (como ante Unión). Frente al Globo en Parque Patricios, el punto puede inscribirse en ese último escenario: en un partido entretenido y dinámico, Huracán siempre fue superior. Racing tuvo situaciones claras, como la de Baltasar Rodríguez en el segundo tiempo, en un mano a mano definido con demasiada displicencia tras una gran jugada de Roger Martínez. Ahí también Racing tiene un problema: en estos partidos, esas jugadas deben convertirse en gol.

La superioridad del Globo durante buena parte del encuentro tuvo a Alarcón casi como explicación fundante. El chileno no solo recupera, sino que juega, hace jugar y llega a situaciones de gol de manera recurrente. Dicen que puede irse al Benfica de Portugal, interesado en comprarlo en los próximos días. El club quemero debería retenerlo si es que quiere pelear el campeonato. A veces, los logros surgen de esos esfuerzos.