Temperley irá a las urnas el próximo domingo 23. Y aunque parezca una elección sin demasiada trascendencia, actúa como una caja de resonancia de la política zonal y provincial. En un año en que fue noticia por haber eliminado a River de la Copa Argentina, el pueblo gasolero vive una campaña polarizada y con discusiones internas que hace casi una década no se daban.
El rector de la Universidad de Lomas de Zamora y exintegrante del Consejo de la Magistratura de la Nación, Diego Molea, es el candidato oficialista para suceder al actual presidente Martín Vila. Molea es el hombre de Sergio Massa en Lomas de Zamora, tiene un perfil público alto y desde hace años busca encontrar un espacio en la vida política de la región. Del otro lado se encuentra el prestigioso cineasta y guionista Alberto Lecchi, quien ya fue presidente del Gasolero en el período que comenzó en 2012 y que llevó a Temperley a Primera luego de casi tres décadas.
En medio, la discusión por el futuro del club se entremezcla con la política partidaria, los gerenciamientos y un proyecto de club más cercano o más lejano a la historia de la institución que levantó una quiebra a principio de los años 90, con cinco familias hipotecando su casa para salvar al club.
En el fútbol, el oficialismo buscaría auxilio en una suerte de gerenciamiento liderado por el uruguayo "Palito" Pereyra
Las elecciones se presentan como un espacio de decisión entre el club que fue y el que no puede ser. Desde hace siete años, la conducción del Celeste no logra empardar el legado que dejó la dirigencia que hoy se presenta como oposición. Lecchi llega con una nómina de apoyos que incluye a algunos de los representantes más significativos de la historia del club, como Hernán Lewin, Jorge Colás y la mayoría de los socios que empeñó sus casas para que el Celeste vuelva a jugar tras la quiebra.
Este último punto también es un tema vigente: mientras que Lecchi tiene como proyecto para el fútbol un equipo de trabajo conducido por los mismos socios que armaron los equipos que lograron los dos ascensos, Molea buscaría auxilio en una suerte de gerenciamiento de la mano de Álvaro “Palito” Pereyra, el uruguayo mundialista con un reciente pasado de técnico en Cambaceres, club de la B Metropolitana.
Temperley no escapa de algunas generalidades que se dieron en los otros clubes de Lomas de Zamora: como en el Banfield de Eduardo Espinosa –actualmente conducido por su opositor Matías Mariotto–, en Temperley la oposición denunció irregularidades en el padrón electoral, con más de 700 socios nuevos incluidos en el padrón entre 2023 y 2024 (solo quienes tienen tres años de antigüedad pueden votar), e incluso algunos casos que rozan lo inverosímil, como un hincha de Los Andes con perfil público en redes sociales que mostraba sus entradas para el pasado encuentro del Milrayitas ante Colegiales. De clásico rival a socio y votante, todo en la misma maniobra.
Otro de los puntos que divide aguas es el predio de Guernica: la asamblea que votó la adquisición del predio con mayoría absoluta y representación de todas las fuerzas del club fue la que marcó la despedida de Lecchi de la dirigencia. El espacio, que originalmente era de 27 hectáreas, hoy tiene 13 y no ha tenido avances significativos. Tras siete años, desde el espacio oficialista plantean ahora sí poner el marcha el predio; la oposición llega advirtiendo que muchas son “promesas de campaña” y propone continuar aquello que comenzó en 2012.
Este domingo 24, los socios y socias irán a las urnas para definir el próximo modelo de club que tendrá el Gasolero para el período 2025/2027, pero también estarán decidiendo sobre cómo será el club puertas adentro, puertas afuera, y qué rol tendrá en la capilaridad social de muchos barrios que lo quieren ver volver.