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Streamers al poder: ya no solo comentan en redes, ahora juegan en clubes y crean sus ligas

Deportivo Riestra fichó a Iván Buhajeruk, más conocido como Spreen, uno de los tres streamers con más seguidores de América Latina, solo para ganar la popularidad que no puede ganar por las vías tradicionales. El programa ‘Paren la mano’, encabezado por Luquita Rodríguez, organizó una velada de boxeo en el Luna Park, una imitación a escala de lo que hizo Ibai Llanos en el estadio Santiago Bernabeú, en Madrid. La liga Stream Jam, creada por el jugador de básquet Pedro Pérez Disalvo, hermano del popular Coscu.

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Siglo XXI. La popularidad en redes y plataformas de los streamers los hizo crear eventos cara a cara, sin pantallas en el medio. | na/cedoc

En la era del stream, de los influencers, de los algoritmos y las redes sociales, el deporte también es parte de esa lógica. No los contornos del deporte, algo que sería más o menos normal, sino el interior mismo: quienes entran a la cancha, quienes representan a los clubes o a las ligas. Lo que ayer se supo de Deportivo Riestra, que fichó a Iván Buhajeruk, más conocido como Spreen, alcanza esa dimensión.

¿Por qué? Porque Riestra registró a Spreen en el sistema Comet –donde los clubes deben registrar a sus futbolistas– a principios de año, pero como todo fue una estrategia de marketing y estaba pensado para generar un impacto comunicacional, se conoció recién ayer, porque el creador de contenidos –uno de los tres más populares de América Latina– posteó una foto de su figurita del álbum Panini. ¿Y cómo llegó Spreen a Riestra? Porque uno de sus auspiciantes es Speed, la empresa de Víctor Stinfale, el dueño en las sombras de un club que funciona, de hecho, como una SAD. Todo es una mamushka de publicidades no tradicionales, que se suma a otras situaciones intencionalmente buscadas por Riestra para ganar algo de popularidad: el debut del futbolista Mateo Apolonio, de 14 años, en mayo de este año o los forzados y esforzados entrenamientos de pretemporada son solo dos de todos los que viene haciendo en estos años.

Pero lo que hizo Riestra no es extraño. El mundo del stream pasó el portal de la virtualidad y genera hasta sus propios deportes o eventos en los estadios más emblemáticos del país. En diciembre, por ejemplo, Luquita Rodríguez, Alfre Montes y Germán Beder –conductores del stream Paren la mano– organizaron un evento de boxeo amateur con influencers de toda la Argentina en el Luna Park. Lo llamaron Párense de manos.

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Más allá fueron en Stream Jam, la liga de básquet que juegan creadores de contenidos y se juegan en canchas profesional, incluso en estadios emblemáticos como el Héctor Etchart de Ferro, donde León Najnudel creó la Liga Nacional. Stream Jam fue creada por Pedro Pérez Disalvo, jugador de básquet de Racing y hermano de Coscu, uno de los streamer más populares del país. De hecho, el año pasado, Coscu había contado en su cuenta de Twitter e Instagram que estaba dispuesto a poner dinero de su propio bolsillo y conseguir sponsors para ayudar a Racing a tener un equipo en la Liga Argentina de Básquetbol, la segunda división, detrás de la Liga Nacional.

En realidad, los streamers argentinos están haciendo aquí lo que Ibai Llanos hizo en España a una escala por ahora insospechada en esta parte del mundo. El español llenó el estadio Santiago Bernabéu para un evento de boxeo amateur, donde hubo seis combates, shows en vivo y récord en Twitch. En el Bernabeú hubo más gente que cuando juega el Real Madrid: 90 mil espectadores, lo que homologó la popularidad de Ibai, un gigante mediático que se multiplicó exponencialmente en la pandemia, se asoció a Gerard Piqué en el negocio del EA Sports y ya trasciende a Twitch o YouTube.