DEPORTES
tensión permanente

San Lorenzo: una crisis política sin fin que ahora acorrala a Moretti

Mientras el Gasómetro vuelve a demostrar su fastidio y los refuerzos no pueden jugar por las inhibiciones, un grupo de dirigentes le pidió a Moretti cambios y reemplazos en la estructura de la comisión directiva: el secretario García Lago, excandidato por el macrismo porteño, se tomó licencia y Néstor Ortigoza empieza a ser mirado con recelo.

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Caminos. Macri se reunió con Moretti en Avenida La Plata, un sueño que se aleja por la crisis económica que vive el club. | prensa san lorenzo

Dicen que cualquier gobierno tiene una luna de miel de cien días. A veces, de seis meses. Es una máxima que podría considerar Javier Milei, pero que también alcanza al bajo fondo político de Marcelo Moretti en San Lorenzo. Mientras el club de Boedo sigue inhibido para estrenar sus refuerzos, espera dar la sorpresa en la Copa Libertadores y oscila rendimientos en la Liga Profesional, la gestión que arrancó en diciembre –y que este mes tuvo su primera gran crisis por la transferencia falsificada a Independiente Rivadavia por el pase de Matías Reali– empieza a mostrar fracturas internas indisimulables. 

Un grupo de dirigentes le pidió a Moretti cambios y reemplazos en la estructura de la comisión directiva. Las consecuencias directas de esa exigencia son al menos dos: la licencia del secretario Pablo García Lago, que se concretó el último jueves, aunque no hubo ninguna comunicación oficial, y la creación de un Consejo de Fútbol que diluya el poder creciente de Néstor Ortigoza.

La gestión de Moretti empieza a mostrar fracturas internas indisimulables

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El empresario gastronómico García Lago fue en estos siete meses, junto al vicepresidente Andrés Terzano y Ortigoza, uno de los vértices de un poder desordenado. García Lago viene del macrismo porteño, por donde fue candidato a legislador porteño en 2017. Es cercano a Sergio Costantino, el excandidato a presidente de la gestión anterior, con quien motorizó la visita de Jorge Macri al predio de Avenida La Plata hace algunas semanas.

Y aunque su salida responde a loteos y tensiones internas, también el componente macropolítico asoma como razón: “Es un cambio para no confundir roles y compromisos con espacios políticos nacionales”, le dice a PERFIL un dirigente azulgrana. La interpretación es libre. “Fue un armado absolutamente electoralista, atado con alambre”, devuelve un referente opositor.

García Lago no es el único alfil del macrismo en la estructura de poder de San Lorenzo. El tesorero Leandro Goroyesky, indemne a pesar de las dificultades económicas que lo asedian, es el presidente del Bloque de Concejales Juntos Escobar.

Ortigoza no viene de la política, pero como mánager de fútbol, interviene en diferentes áreas y tareas que algunas personas le cuestionan, mientras las inhibiciones continúan y varios jugadores del club refuerzan a rivales como Boca y River (Martegani se suma a Bareiro). “Necesitamos más gente en fútbol, y que Ortigoza proyecte y diseñe, no que esté en el día a día”, deslizan.

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No sos vos, es aquel. En el oficialismo hay dos visiones que se contraponen sobre lo que se debe hacer con las gestiones anteriores del club. Mientras que una parte quiere o al menos intentó un acuerdo de gobernabilidad, la otra quiere romper y exponer todo lo que se encuentre. El viejo vínculo de Moretti con Marcelo Tinelli, renovado ocasionalmente para destrabar situaciones conflictivas, y la demora de la tan prometida auditoría pueden leerse como parte de ese tironeo: la multinacional KPMG aludió “razones políticas” para bajarse de un espinoso trabajo que ahora realizan los estudios Quian y Asociados (en la parte contable) y Cangueiro Ruiz Abogados (en la parte legal). Los primeros resultados, según aseguran en el club, estarán en septiembre.

Bajo esa lupa se encontrarán, por ejemplo, los motivos por los que la Unidad de Información Financiera bloqueó la cuenta en dólares que tenía San Lorenzo. El sistema bancario había rotulado al club en nivel 5 (“Irrecuperable. Atrasos superiores a un año”). Ahora, está en nivel 3 (“Riesgo medio. Atraso en el pago de más de 90 y hasta 180 días”).

El sistema bancario había rotulado a San Lorenzo con el nivel 5 (“Irrecuperable. Atrasos superiores a un año”). Ahora, está en nivel 3

Mientras todo esto ocurre, surgen preguntas: ¿la carta que Moretti lanzó estos días fue una demostración de carácter o un pedido desesperado de ayuda ante los rumores que se generaron en las últimas semanas? ¿Hay cintura política y económica para encaminar una gestión que debe surfear un terremoto financiero –30 millones de dólares de pasivo y un déficit operativo mensual de 400 mil dólares– más el humor social de un estadio que cuestiona a todo el arco dirigencial? ¿Cómo se llama la financiera que intervino en la escandalosa transferencia de Reali? ¿Es la misma que terminó juntando dos millones de dólares en efectivo para pagar en el Canal América, propiedad de Daniel Vila, y en una sucursal del Banco Macro? ¿Es cierto que Vila impuso una multa de 200 mil dólares y que toda la operación se haga a “dólar billete”?

Esta semana Moretti hará un informe de gestión, como parte de la previa a la asamblea para aprobar el presupuesto 2024-2025. Quizás, algunas de esas preguntas tengan respuestas.