Cuando Marcelo Gallardo volvió a River, todos los hinchas se ilusionaron con que los resultados iban a llegar rápido. Que el equipo iba a brillar como en sus mejores momentos, cuando en lugar de llamarlo Muñeco lo llamaban Napoleón. El regreso del técnico-ídolo-multicampeón, más refuerzos de jerarquía como Acuña, Meza o Pezzella, asomaban como argumentos suficientes para sostener esa ilusión. Sin embargo, meses y partidos después, nada de eso sucedió.
Tras la eliminación sin atenuantes contra Atlético Mineiro, el partido contra Banfield era el primer escalón de una reconstrucción. Y quizás ayer, en un Monumental con la tribuna Centenario alta clausurada, haya empezado a formarse la “limpieza” de la que tanto hablan medios e hinchas para el próximo año. Porque “limpieza” no solo implica borrar o sacar jugadores; a veces se trata de reacomodar. Y los dos goles de Solari, que no venía siendo titular, lo reubican dentro del plantel y del primer equipo millonario.
El delantero hizo un golazo cuando terminaba el primer tiempo, con una media vuelta y un tiro que se clavó en el ángulo ante una respuesta floja del arquero Sanguinetti. Y volvió a anotar otro golazo cuando empezó el segundo tiempo: arrancó la jugada en mitad de cancha y la terminó entrando al área por la derecha.
Todo podría haber cambiado si Ignacio Rodríguez definía mejor el mano a mano que tuvo con Armani después de un error de Maxi Meza, que perdió la pelota en la mitad de la cancha y le dejó la contra servida a Banfield. El visitante recién logró anotar al final, cuando ya estaba 2-0 abajo, a través de un penal cobrado por VAR.
Los goles de Solari –y el que decoró el resultado de Borja– sirvieron también para cortar una racha: el último gol de jugada que había hecho River fue el de Lanzini en el superclásico con Boca, hace un mes y medio. Entre ese partido y esta victoria con Banfield, solo había convertido una vez, de penal, ante Vélez. Ayer, Solari festejó las dos veces pidiendo perdón: todo un síntoma del presente de River.
Valentín Gómez, más caro
El interés de River por Valentín Gómez es explícito y real. El defensor de Vélez, pilar del actual líder de la Liga Profesional, ya fue monitoreado meses atrás, pero el club de Liniers no está dispuesto a aceptar la primera oferta que llegue de parte de la conducción millonaria. Su presidente, Fabián Berlanga, se refirió a la chance de un posible pase en el próximo mercado de pases.
“Si River quiere a Valentín Gómez va a tener que pagar más que antes porque la está rompiendo”, afirmó en la previa del partido ante Argentinos en La Paternal, donde Vélez empató 1 a 1 el viernes por la noche.
En el anterior mercado de pases, River lo había buscado, pero el fichaje nunca se concretó, entre otras razones por la detección de un síndrome meniscal en la rodilla izquierda.
Actualmente, la cláusula de rescición de Gómez en Vélez es de diez millones de euros netos.