Boca Juniors y River Plate son considerados los dos clubes más grandes de Argentina. La competencia entre ambos en lo futbolístico es el clásico más importante pero la rivalidad incluye lo institucional, ámbito donde el equilibrio empezó a romperse cuando Rodolfo D'Onofrio (presidente) y Jorge Brito (vicepresidente) asumieron la conducción del millonario en diciembre de 2013.
Desde entonces River inició una profunda reforma que lo separó de los clubes afiliados a la AFA, transformándose en potencia internacional.
En ese momento el club atravesaba una grave situación financiera. Para ganar campeonatos los directivos no vacilan en empeñar al club comprando jugadores y pagando elevados contratos, lo que deriva en desequilibrios financieros y crisis que termina justamente por afectar el desempeño deportivo cuando deben “pagar la fiesta”. Banfield y River Plate son claros ejemplos: el “Taladro” salió campeón del Torneo Apertura en 2009 y bajo en 2012 a la “B” y River ganó el torneo 2008 y descendió por tres años de malas performances en el 2011.
Los ejes de la gestión que perdura hoy fueron: honestidad y trascendencia; equilibrio entre el rombo conformado por lo institucional, lo social, lo deportivo y lo educativo. Los cambios incluyen garantía de seguridad para los socios y sus familias; obras de infraestructura que beneficien a todas las actividades y todas y todos los socios; potenciar la marca River; profesionalizar el fútbol; fortalecer las divisiones inferiores a través de una red de satélites en todo el territorio nacional y dotar al club de sustentabilidad económica y financiera.
En cuanto al fútbol, la presencia de Enzo Francescoli como director deportivo dio buenos frutos; su estilo creó un patrón de comportamiento. Pero más allá de las virtudes personales todo fue una tarea de equipo: los dirigentes, administradores y quienes asumieron la gestión deportiva fueron un sólido equipo de alta efectividad que permitió a Marcelo Gallardo ganar dos Copas Libertadores, tres Recopas, una Sudamericana, una Suruga Bank, tres Copas Argentinas y una liga.
Jorge Brito sucedió a D´Onofrio con un club estado cercano al equilibrio de ingresos y egresos, sin deudas fiscales y con los cimientos preparados para hacer un despegue “monumental”. El club se elevó a nuevas alturas y consolidó la administración demostrando que se puede administrar bien y, a la par, alcanzar logros deportivos.
Bajo su liderazgo, los balances del club comenzaron a tener superávits significativos: 2.838 millones de pesos en 2021-2022 y 7.400 millones de pesos en 2022-2023; números que adquieren un valor magnificado al considerar que se lograron en un marco de fuerte inversión en infraestructura.
Marcelo Gallardo en su retorno a River: “Lo primero que tenemos que hacer es recuperar el espíritu”
La obra más destacada es la remodelación del Estadio “Más Monumental”, que lo convierte en el más importante de Sudamérica. La obra aumentó la capacidad del recinto, se renovaron los baños, se mejoró la visibilidad desde las tribunas y la comodidad de circulación en los pasillos entre palcos, se unieron las tribunas altas remodelándose el anillo, se renovó el piso del hall central San Martín e instalaron nuevos palcos en la Sívori y Centenario media y se incorporó una sección sensorial para personas con autismo. Además, las obras han tomado en cuenta facilitar el desplazamiento de personas con movilidad reducidas; se habilitaron más y mejores baños y una diversidad de puestos gastronómicos que incluyen un restaurant que funciona todos los días y tiene vista al barrio de Núñez y al estadio: hay hospitalities para más de 2000 personas y un estacionamiento para 2000 vehículos, a lo que se sumarán 1000 espacios adicionales el año que viene.
Las obras fueron financiadas por los socios, quienes adelantaron el alquiler temporal de sus localidades. Se incrementaron los ingresos por facturación de localidades y una vez cumplido el plazo de arrendamiento el club recibirá un refuerzo de ingresos valorado en 40 millones de dólares anuales.
River Plate: la inversión en el fútbol formativo que da frutos
Paralelamente, con la mirada puesta en el futuro, se está realizando una vigorosa inversión en fútbol formativo. River cuenta con predios en Ezeiza y Hurlingham, y recientemente adquirió 7,3 hectáreas sobre la Avenida Cantilo cerca del estadio Más Monumental, donde se está construyendo un Centro de Alto Rendimiento, canchas para las divisiones menores y juveniles, masculinas y femeninas, y se trasladará la pensión para jóvenes jugadores. Esto fortalecerá la captación de talentos, asegurando el futuro del club.
El valor de la formación de talentos está revigorizado a partir de la venta de Julián Álvarez al Manchester City por 21 millones de dólares. En ese momento River se diferenció del resto de los clubes de Argentina. Claudio Echeverri, con escaso trayecto en primera fue vendido en 15 millones de dólares más objetivos, y la cláusula de rescisión del joven de dieciséis años Franco Mastrantuono fue fijada en 45 millones de dólares, superando a la de Rodrigo Villagra, que el club fijó en 40 millones tras su incorporación. Esos valores van de la mano con buenos contratos que no desequilibran financieramente a la institución, pero evitan perder valor de los jugadores transferidos por mantener baja la cláusula de rescisión o por conflictos que terminan en la no renovación de los contratos.
En River Plate se desarrollan distintas prácticas futbolísticas: fútbol masculino, femenino, divisiones inferiores, senior, sala, paralímpico (para ciegos) y ping pong fútbol. Pero no todo es balompié, el club también se destaca en otros deportes federados y recreativos: básquetbol, vóley, balonmano, hockey sobre césped, pelota al cesto, pelota paleta, tenis, tenis de mesa, natación, atletismo, bochas, gimnasia rítmica y artística, baile, karate, taekwondo y crossfit. Todas las disciplinas cuentan con sólido apoyo institucional e instalaciones adecuadas. Hoy se está construyendo un nuevo Polideportivo de más de 6.000 m2 que estará terminado a fin de año.
Los socios y sus familias disponen de lugares de esparcimiento de primer nivel: quinchos externos e internos con parrillas, un nuevo Salón de Usos Múltiples (SUM), mesas y un sector para limpieza y lavado.
River, además se destaca por su actividad académica. Cuenta con un colegio modelo (jardín, primario y secundario) y una Universidad. La educación y la formación integral de los jóvenes jugadores y familiares de los asociados es un objetivo presente. Para aumentar y mejorar la calidad de la escolaridad se está construyendo un nuevo edificio escuela.
Y, a la par, el fútbol sigue dando alegrías. Martín Demichelis tuvo un paso contradictorio; sin embargo, dirigió 86 partidos consiguiendo el 66,28% de los puntos, y logró varios títulos: Liga Profesional, Trofeo de Campeones y Supercopa Argentina en 2023. Su salida del club se manejó de manera madura y ordenada y se lo despidió con el reconocimiento obligado a un hombre comprometido con el club, dando de esta forma una valorable lección a tantos clubes y dirigentes que para salvarse sacrifican a técnicos, jugadores o colaboradores.
River tiene 355.000 socios y con ello es el segundo club a nivel mundial luego del Real Madrid. Hoy compite de igual a igual con los clubes más poderosos de Brasil y es un ejemplo para imitar. Además, demuestra que no es necesario convertirse en sociedad anónima deportiva para ser exitoso.
Una visión a largo plazo
El suceso no depende de una razón social ni de la inyección de capitales (numerosas sociedades anónimas deportivas han fracasado) sino de la calidad de sus dirigentes, de su visión a largo plazo y de una gestión proba y equilibrada. El éxito, repito, no es una tarea individual ni temporal sino una conjunción de vocaciones y saberes para combinar habilidades, repartir responsabilidades y trabajo; en suma, es una tarea de equipo.
El caso de River se asemeja al del bambú japonés. Cuando se siembre una semilla no importa cuánto se la cuide, abone o riegue, el árbol brota siete años después y en tan solo seis semanas crece 30 metros. El árbol no estuvo dormido; tomó ese tiempo para adaptarse a la tierra, fortalecer sus raíces y tomar fuerza para mostrarse sano y fuerte. Jorge Brito ha sido un hábil jardinero que llevó a River a su máximo esplendor y está obsesionado asegurar la continuidad en el tiempo de un modelo de gestión por lo que su empeño principal está en asegurar la calidad y sabiduría de quienes habrá de sucederle en la conducción de esa asociación social y deportiva conocida como Club Atlético River Plate.
LT
