A la ofensiva del Gobierno, una contraofensiva. Con esa imagen podría graficarse el tironeo por las Sociedades Anónimas Deportivas, un tema-debate que tendrá decenas de capítulos en los próximos años, y que esta semana tuvo varios, casi todos protagonizados por funcionarios y empresarios que intentan propiciar el desembarco de capitales extranjeros en el fútbol argentino.
Al decreto que intenta reglamentar a la fuerza el encuadre estatutario, el Gobierno le sumó otros puntos: conversaciones con algunos dirigentes de clubes en crisis para ablandarlos y sondear posicionamientos; una explícita amenaza de intervención a la AFA lanzada por el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y la visita del magnate estadounidense Foster Gillett, revelada por PERFIL el sábado pasado, cuya familia gerenció de manera fallida al Liverpool entre 2007 y 2010.
Gillett estaba en la foto que este martes subió a sus redes el secretario de Deportes, Turismo y Ambiente, Daniel Scioli, junto a sus dos socios en la cruzada privatizadora: la diputada libertaria Juliana Santillán (que después se sacó una segunda foto con Gillett y un retrato de Milei) y el empresario Guillermo Tofoni, quien actuó de anfitrión en la recorrida del magnate por el país.
Ante todo esto, en la AFA empiezan a ensayar algo parecido a una batalla cultural: “Necesitamos que se expida el resto de los actores de la familia del fútbol”, cuenta un alto directivo. La ilusión es que el rechazo a las SAD replique la reivindicación de Maradona en la Bombonera y en otros estadios como el de Independiente, luego del ninguneo del vocero presidencial, Manuel Adorni.
La intención es que hinchas, futbolistas, periodistas y famosos expresen su rechazo, y que no solo quede la postura de los dirigentes, que ya está clara. El ejemplo que circula en los grupos de WhatsApp es el del escritor Martín Kohan en el programa de Radio Con Vos que conducen Reynaldo Sietecase y Ernesto Tenembaum. “Que las empresas formen sus equipos de fútbol, hagan su campeonato y dejen a los clubes”, dijo Kohan. Dalma Maradona, Juan Román Riquelme, Fernando Signorini y ahora Diego Milito son las otras citas recurrentes.
Además de esa batalla cultural, estarán las respuestas de Tapia –que cada vez hablará más– y la estrategia que más interesa, que es la judicial: ahí, en ese duelo, incide el poderoso tesorero Pablo Toviggino, abogado de profesión, tuitero filoso y uno de los que están en la línea de fuego. “Habrán pasado un año y 8 meses desde aquella necesidad y urgencia cuando los nuevos plazos se agoten –tuiteó esta semana Toviggino–, y no solo no habrán torcido ni viciado la voluntad de nuestros flamantes asambleístas para modificar los estatutos a su gusto, sino que tampoco podrán recurrir a su única solución que será una intervención administrativa que suspenda la vigencia de los estatutos de AFA (propio de un régimen dictatorial), sin pagar el costo político de una inminente desafiliación de FIFA que borre del mapa mundial nuestro más preciado orgullo deportivo y cultural”.
En el predio de Ezeiza confían en que la Justicia, como sucedió en enero con el Juzgado Federal de Mercedes, que había anulado los artículos del DNU referidos a la apertura de las SAD, les seguirá dando la razón. El argumento es simple: el Gobierno no puede entrometerse en su estatuto, algo estipulado como sancionable por la FIFA, por más que haya dado un año de plazo.
Por las dudas, hasta se evalúa una mudanza del edificio de Viamonte a Ezeiza, para salir del ámbito de la IGJ y quedar dentro del radio de aplicación de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas de la provincia de Buenos Aires.
¿Qué pasará? Nadie lo tiene muy claro. Porque ni la confianza de la dirigencia está por las nubes, como en diciembre, cuando todavía estaba latente la gloria de Qatar y las masterclasses del Tapia presidente de la Selección. Ni la avanzada del Gobierno parece ser la definitiva.
