Se va Rafa, el tenista que no necesita apellido. El jugador de los mil tics. El competidor feroz. El tipo de las remontadas imposibles. El adolescente que se presentó al mundo en la final de la Davis ganada por España a Estados Unidos en Sevilla en 2004 se despidió esta semana en Málaga en ese mismo torneo, pero de manera más amarga, con la caída de su país ante Países Bajos en cuartos de final.
Retirado entre lágrimas tras más de dos décadas al máximo nivel, Rafael Nadal queda en el imaginario colectivo como un tenista que trascendió el deporte precisamente por haberse convertido en leyenda siendo fiel a sus valores: esfuerzo, constancia, deportividad y lealtad.
Fiel a su naturaleza, el zurdo de 38 años había decidido retirarse jugando por un título, con los riesgos que implicaba, tras no competir desde sus fallidos Juegos de París. “Soy más competidor que ganador, si compito me siento bien”, decía en una entrevista hace años sobre el motor de su carrera.
Su gran rival y amigo Roger Federer dijo adiós hace poco más de dos años en la Laver Cup, un torneo de exhibición, precisamente jugando un dobles con Nadal que dejó la recordada imagen de los dos llorando sentados en un banco.
Por aquel entonces Nadal ya había ganado su 22º Grand Slam, el 14º Roland Garros, su último título como profesional. Visto con perspectiva, aquella primavera parisina hubiera sido el cierre perfecto.
Pero el español quiso darse una última oportunidad de volver a saborear la competencia. Dedicó 2023 a regenerar su castigado cuerpo para intentar batirse con los mejores en 2024. Pero a los superhéroes también les llega su hora y no le dio para más, como reconoció el ya exjugador en Málaga: “No me he cansado del tenis, es mi cuerpo el que no quiere jugar”.
Big three. Con la retirada de Rafael Nadal, consumada este martes dos años después de la de Roger Federer, la era de los gigantes del tenis se acerca a su fin, un período en el que estas dos leyendas se convirtieron, junto al sobreviviente Novak Djokovic, en los tres jugadores más laureados de la historia.
Durante casi veinte años, los tres gigantes del tenis se repartieron casi todos los títulos importantes. Dominaron de principio a fin todas las estadísticas, empezando por victorias en Grand Slam: 20 para el suizo, 22 para el español y 24, por ahora, para el serbio. El cuarto en el ranking, Pete Sampras, se quedó en 14.
Los tres tienen también el mayor número de títulos en Masters 1000 (40 para Djokovic, 36 para Nadal, 28 para Federer, seguidos de Andre Agassi con 17). El serbio lidera el número de semanas pasadas en el número 1 mundial (428), por delante del suizo (310), mientras que Nadal ocupa el sexto puesto con 209.
Durante las dos últimas dos décadas, que serán consideradas sin duda como la edad de oro del tenis, hubo un total de 60 duelos entre Nadal y Djokovic, el partido más disputado de toda la historia del tenis (31-29 para el serbio), 50 Djokovic-Federer (27-23 para Djokovic) y 40 Federer-Nadal (24-16 para Rafa).
Eterno. En 2008 Nadal se cruzó con su compatriota Nicolás Almagro en octavos de Roland Garros. Rafa lo liquidó: el partido terminó 6-1, 6-1 y 6-1. Después de la paliza, impotente ante la aplanadora Nadal, al borde de la desesperación, Almagro lanzó: “¡Va a ganar 40 Roland Garros! ¡Va a tener 65 años y va a seguir ganando Roland Garros!”.
El pronóstico no se cumplió. Rafa no llegó a 40, pero ganó la inmortalidad: una estatua en la entrada de Roland Garros lo recordará por siempre.