El mundo de los coleccionistas de arte es un territorio que parece vedado al resto de los mortales. Esas obras de arte que se compran en el ámbito privado y dejan de estar accesibles para el público en general quedan solo en el recuerdo del artista que las realizó. Sin embargo, Abel Guaglianone y Joaquín Rodríguez propusieron una idea diferente, ambos son una pareja que posee muchas pinturas y obras de artistas, y decidieron poner 200 de ellas en un espacio público para que cualquiera pueda apreciarlas de manera gratuita.
Este experimento se llama “Una casa. La Casa. Lo doméstico deviene territorios” y se puede visitar hasta junio en la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985). Abel y Joaquín le abrieron su casa a PERFIL y contaron cómo nació la iniciativa del proyecto, su motivación por conectar el mundo del arte de todo el país (por eso prefieren denominarse “conexionistas”), el amor que los une y esa pasión que los alucina del mundo del arte.
Arte federal y Premio In Situ
La exposición fue curada por Analía Solomonoff y son alrededor de 200 obras, el recorte que plantearon a la hora de elegir qué llevar a la Casa del Bicentenario fueron las obras argentinas adquiridas de Buenos Aires. La pareja comenzó en 2013 un recorrido por diferentes provincias donde se interesaron por lo que se creaba “in situ” y por eso también eligieron llamar “In Situ” a un premio que ellos empezaron a otorgar a artistas destacados de las ferias de arte de todo el país.
En esos viajes aparecieron interrogantes y ganas de generar nuevas conexiones en eso que parecían ser expresiones aisladas. “Estos viajes eran una manera de entender también las otras escenas que hay en las provincias que tienen sus particularidades, que tienen a la vez muchas conexiones entre ellas y también fue una manera de entender de qué se trata el arte argentino, cuál es el tema o cuál sería el artista o la artista que representaría ese gen argentino en el arte”, compartió Joaquín.
“Entonces nos dimos cuenta de que era muy difícil responder esa pregunta solamente viendo lo que sucedía en Buenos Aires, porque la verdad es que cada una de las provincias, cada una de las ciudades tiene sus particularidades, sus maneras de hacer arte y muchas están, como te decía, vinculadas, muchas tienen muchos temas en común, pero también están muy íntimamente ligadas al paisaje, a la cultura local y a tradiciones locales y por eso entendimos que solo era posible asirlo estando en el lugar y yendo el lugar”, agregó.
La fecha inicial de esa arqueología federal contemporánea fue cuando viajaron a Tucumán, cuando Abel y Joaquín invitados tras haber financiado y apoyado los dos primeros años de “Yungas arte contemporáneo”, un proyecto de Raúl Flores.

“Ahí compramos nuestra primera obra en una provincia”, recordó Abel. “El primer año fuimos nosotros dos solos y volvimos tan encantados que al otro año ya éramos seis. Y, para abreviar el cuento, el último año anterior a la pandemia, ¡éramos 85!”.
“Hoy tenemos casi 15 ferias en la Argentina y en muchas provincias surgió como una política pública para dar visibilidad a los artistas locales y para desarrollar un mercado local, que es lo más importante porque desarrollando un mercado local, los artistas ya no tienen que venir, mudarse o trasladarse a Buenos Aires, ya no es el único lugar donde pueden venir a vender sus obras o seguir creciendo”, subrayó Joaquín.

“La convocatoria que tiene cada feria es impresionante, de miles de personas por día. En Resistencia en Chaco, el año pasado, la feria convocaba miles de personas por día”, destacó Abel.
Desde 2022 entregan el Premio In Situ con el que celebran la creación de cada lugar. “En Argentina vemos un gran proceso de profesionalización, que en un principio era mirar al exterior y copiar sus modelos, pero que ahora tenemos esta posibilidad de mirarnos también al interior y que hay un montón de posibilidades y de soluciones que están sucediendo y hay cabezas increíbles pensando el arte desde lugares muy diferentes”, reflexionó Joaquín. En la Casa del Bicentenario también hay una sala dedicada a los premiados, que fueron 41 ganadores en tres años.
Todo este trayecto fue el que llevó a la creación de esta propuesta que también contó con el apoyo y confianza que les brindó Marcela Roberts, coordinadora de proyectos de la institución.
Abel y Joaquín, una historia de amor sellada con arte
Una tarde, 26 años atrás, Abel se encontraba en un banco de la plaza San Martín cuando lo ve pasar a Joaquín y el flechazo fue inmediato. Y mutuo. Aunque Joaquín pasó de largo, tras unos minutos, regresó. Esa noche fueron a cenar.
Abel quedó encantado y consultó con un amigo qué hacer, si lo invitaba de nuevo a la noche siguiente, pero el consejo fue que esperara. Así lo hizo. Una semana después se volvieron a encontrar y dos semanas después ya convivían. Desde entonces hasta hoy nunca más se separaron.
En su modo de elegir arte se reconocen como “impulsivos y afectivos”, más que organizados, pero sí se forjaron un plan común. “Cuando nos conocimos nosotros, yo tenía una definición muy clara, muy limpia de lo que me gustaba: coleccionaba retratos rusos del siglo XVIII y pintura prerromántica italiana de fines del XIX y con Joaquín desde que nos conocimos estábamos convencidos de que íbamos a estar juntos toda la vida y quisimos buscar un tema que ninguno de los dos conozca nada, para empezar juntos y que fuera creciendo con nosotros, con nuestra familia y así llegamos al arte contemporáneo argentino, de lo que ninguno de los dos tenía idea”, confesó Abel.

El mundo del coleccionismo es un reducto pequeño muchas veces inaccesible, pero tanto Abel como Joaquín quieren “derrumbar esos mitos”. Joaquín contó a PERFIL que el año pasado fue invitado a realizar una exposición en Corrientes en el Museo de Bellas Artes porque la feria cumplía 6 años de trabajo. “Lo que hice fue convocar a todo el que había comprado una obra en los 5 años previos para a que la prestaran al museo para ser exhibida, con la idea de los museos domésticos, que era como se llamaba la muestra, porque en ese gesto de llevarte una obra a tu casa, estás contribuyendo a la preservación del patrimonio cultural de todos y ese gesto que parece mínimo, que parece invisible y que parece que a veces no tiene sentido, tiene un gran sentido porque los museos también son espacios físicos limitados y que todos estamos contribuyendo de alguna manera a resguardarlo y a visibilizarlo y a que los artistas puedan seguir produciendo y que se conozcan sus nombres”, señaló Joaquín.
Los tres consejos para ser coleccionistas
“Yo siempre doy tres consejos fundamentales para el que quiere empezar”, advirtió contundente Joaquín y continuó: “Primero, preguntar, el segundo es preguntar y el tercero es preguntar, porque a nosotros nos ha pasado de no comprar una obra por no preguntar y pensar que costaba una fortuna y al final era solo nuestra imaginación”. “Uno se hace mucha película de que uno tiene que saber mucho o que uno tiene que conocer al galerista para que te abra la puerta…”, reconoció Joaquín y Abel sumó: “Nosotros teníamos miedo de ir a las galerías y que nos hicieran cuestionamientos de cómo era la obra que nos interesaba o qué quería decir y eso nos lo habíamos inventado nosotros”.

Otra clave para empezar a observar el mercado del arte como posible consumidor, según Abel y Joaquín, es ir a las ferias, porque allí galeristas y artistas están abiertos a las consultas.
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Desde aquel largo camino que empezaron juntos, la pareja reconoce que es “la primera vez” que miran todo su recorrido desde afuera. “Es la primera vez que hicimos como un parate y miramos lo que había pasado, lo que habíamos hecho”.

Como útlima reflexión, Joaquín nos compartió: “Con esta idea que lleva el nombre de la exposición, que dice 'lo doméstico deviene territorios', pensamos cómo desde nuestro lugar, de nuestra casa, de nuestra intimidad, nuestro lugar donde vivimos todos los días, también es un lugar donde podemos contribuir hacia lo público con nuestro granito de arena a la circulación de nuestro arte, al conocimiento de los artistas argentinos, a entendernos más en profundidad, a quiénes somos como país a través de la producción artística y que ahí lo que es fundamental es el trabajo colaborativo y que simplemente el hecho de conocernos a veces potencia lo que los dos estamos haciendo”.
Abel Guaglianone (Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
Anticuario con más de 50 años de trayectoria, miembro fundador de la Asociación Argentina de Anticuarios. Fue vicepresidente de la Asociación Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y actualmente preside la Asociación Amigos del Museo Sívori. Su labor se centra en articular interacciones entre el ámbito público y privado, promoviendo el diálogo entre ambos sectores.
Joaquín Rodríguez (Gualeguaychú, Entre Ríos)
Curador y gestor cultural. Fue vicedirector del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Su trabajo se orienta a la formación y profesionalización en la organización y coordinación de proyectos, con especialización en el mercado del arte y la promoción de buenas prácticas en el sector. Asesora tanto a instituciones públicas en la elaboración de políticas culturales como a coleccionistas y agentes privados interesados en vincularse con el campo del arte en Argentina.
La muestra Una casa. La casa. Lo doméstico deviene territorios puede visitarse hasta el domingo 8 de junio, de miércoles a domingos de 15 a 20 en la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985). Entrada gratuita.