CULTURA
dinero ajeno

Una estadounidense aplicó el esquema Ponzi en estafas con obras de arte

Su nombre es Lisa Schiff, tiene 54 años, y aceptó su culpabilidad ante la corte. Entre 2018 y 2023 estafó a al menos doce clientes por la suma de 6,5 millones de dólares. Uno de sus acreedores es el departamento de ventas privadas de Sotheby’s, a quienes les debe dinero de obras que vendió en calidad de intermediaria. Se encuentra en libertad bajo fianza, con la restricción de permanecer dentro del Distrito Sur de Nueva York durante los próximos tres meses.

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Money. Izq. Lisa Schiff, la estafadora condenada. Der. Candace Barasch. | cedoc

La noticia es contundente: Lisa Schiff, 54 años, oriunda de Manhattan, Nueva York, aceptó su culpabilidad (en un acuerdo con la fiscalía) ante la corte sur de dicha ciudad. Se declaró culpable de estafar al menos a doce clientes por 6,5 millones de dólares en la venta de 55 obras de arte, todo ello entre 2018 y mayo de 2023.

Lisa Schiff, master en Historia del Arte de la Universidad de Miami, trabajó en la casa de subastas Phillips, de Pury & Luxembourg (Nueva York), y dirigió la galería Edward Tyler Nahem. No sin malicia, Bloomberg News resalta que cuando abrió su propia galería en el exclusivo barrio de la ciudad denominado TriBeCa (Triangle Below Canal Street) su competidor, el Financial Times, la calificó de “sin precedentes”. Allí residen Robert De Niro, impulsor del festival de cine que lleva el nombre del barrio, y Taylor Swift, entre otros. Para dar a su prestigio un tinte europeo, Lisa abrió una sucursal de la galería en el barrio Cromwell Place de Londres.

En 2020, el perfil de Lisa Schiff publicado en Artsy –líder en venta de arte online–, resaltaba que tenía una “formidable reputación”. Mientras tanto, hizo todo lo posible para que trascendiera que tenía como cliente al actor Leonardo Di Caprio.

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Glamour, prestigio, en un barrio de ricos, nuevos ricos, aspirantes a serlo desde la notoriedad artística o de negocios, hicieron la combinación perfecta.

Como se dice, Lisa Schiff cazó en el zoológico durante los últimos años. Por ello el acuerdo con los fiscales implica su libertad bajo fianza de 20 mil dólares y la restricción de permanencia dentro del Distrito Sur de Nueva York durante los próximos tres meses.

En realidad no es tan peligrosa, en tanto que su estrategia quedó al descubierto. Utilizó un esquema Ponzi para hacerse con dinero ajeno. Los abogados demandantes revelaron la dimensión de la estafa, porque con dinero de sus clientes “alquilaba un apartamento por 25 mil dólares al mes, gastó 2 millones de dólares en alquilar un espacio innecesario para su negocio y se fue de compras por Europa, comprando en boutiques de diseñadores mientras se alojaba en hoteles de lujo. En una de las vacaciones alquiló una villa griega, un yate y un helicóptero.” Nada que un político argentino desconozca, ¿o sí?

El tendal de acreedores de Lisa incluye a más de cincuenta coleccionistas, incluido Thomas Hagerty, de la firma de capital privado Thomas H. Lee Partners, y el departamento de ventas privadas de Sotheby’s, a quienes les debe el dinero de obras que vendió como intermediaria. También a proveedores de todo tipo para mantener la estructura del negocio de arte.

El esquema Ponzi quedó expuesto en mayo del año pasado a través de las denuncias de Candace Barasch y el abogado Richard Grossman, quienes alegaron que Schiff les debía un total de 1,8 millones de dólares relacionados con la venta de un cuadro de Adrian Ghenie. Días después, Barasch presentó una segunda demanda diciendo que Lisa Schiff le debía al menos 2,5 millones de dólares, más intereses y daños, por una serie de compras de arte que nunca completó o hizo parcialmente.

La retracción de ventas en el mercado del arte internacional le había jugado en contra y Lisa Schiff no tenía la liquidez suficiente de ingresos por nuevos clientes para satisfacer a los más antiguos. Por eso cerró de inmediato su oficina y sala de exposiciones de SFA Advisory en Tribeca y poco después abandonó su espacio en Cromwell Place, en Londres. Más tarde se declaró en quiebra y su colección de arte, entre mil y ochocientos objetos, quedó en manos de un fideicomiso que lo liquidará para repartir entre los acreedores. El valor del mismo no supera los 2 millones de dólares.

El acuerdo con la fiscalía contempla una condena entre tres y cuatro años de cárcel; la misma se conocerá en enero próximo. 

Ésta parece demasiado benévola e instala la sospecha sobre si Lisa Schiff acordó ser una informante de quienes la investigaron: el Equipo de Delitos contra el Arte del FBI. 

Es que la circulación de capital financiero oscuro tiene en el ecosistema del arte una forma de licuarse, invirtiendo en instituciones valiosas, evadiendo impuestos…