CULTURA
FILRos24

Rosario: una ciudad llena de libros

Durante once días, más de 400 mil personas disfrutaron de una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Rosario, el evento cultural más importante del año en la ciudad santafesina. Aquí los detalles.

Feria del libro rosario 2024
Con el Centro Cultural Fontanarrosa como escenario central, esta edición contó con 42 stands donde participaron 75 expositores, entre editores, libreros, distribuidores y medios de la ciudad y alrededores. | Silvina La Calamita. Prensa Municipalidad de Rosario.

El domingo cerró la Feria Internacional del Libro de Rosario FILRos24, que durante once días marcó el pulso de la ciudad santafesina. En la actividad más importante cultural del calendario, coinciden los rosarinos, se congregaron en el Centro Cultural Fontanarrosa más de 400 mil personas, que recorrieron los 42 stands donde participaron 75 expositores, entre editores, libreros, distribuidores y medios de la ciudad y alrededores. Reconocidos de la literatura argentina como Eduardo Sacheri y Gabriela Cabezón Cámara se amalgamaron en una rica y completa programación, en cuatro salas y Espacio de Infancias, con varios nombres locales, Reynaldo Sietecase y Daniel García, y tuvieron colas para escucharlos, en escaleras de incesante tránsito. Gratuita y de carácter federal, y con ventas que dicen superaron la expectativas, la Feria del Libro de Rosario camina la senda que Beatriz Vignoli, la escritora encargada de la apertura, trazó, “yo creo que quienes escribimos libros, quienes editan libros, quienes venden libros o quienes los traducimos, como también quienes enseñan a leerlos, somos productores de alimentos esenciales. Fabricamos cada día, para quienes nos lean, el pan del sentido, la embriaguez suprema de la dicha del pensar, sin lo cual la existencia nos resulta intolerablemente brutal”, dijo la rosarina en la explanada del Cultural Fontanarrosa con la misma cantidad del público que unos días después bailaría el ritmo de Los Palmeras, en la presentación de la biografía del grupo de cumbia santafesina. 

“El Estado municipal tomó la cabeza de la organización junto a la Fundación El Libro y se propusieron una feria con cierta relevancia en cuanto a la organización, a nivel federal e internacional, a la cual se sumó el apoyo del gobierno provincial. Y se destaca mucho en el evento, el más importante del año en Rosario en lo cultural, la medida estatal de encarar la entrada gratuita, accesible para todos, y en el centro de la ciudad”, refuerza Silvina Schulze, directora en la Secretaría de Cultura y Educación de la municipalidad. Esta alianza con la Fundación El Libro ocurre hace cinco años, después del parate de una década de la feria rosarina, que cumplió la edición vigésima sexta aunque “algunos hablan que vamos por la cuarenta debido a que las librerías ya se juntaban para organizarla, a mediados de los ochenta. Hicimos un registro para libreros y editores de la ciudad que querían programar, y una convocatoria abierta para autores de Rosario que presenten obras”, detalla Schulze, apareciendo un rasgo diferencial con respecto a la porteña o cordobesa, además de la gratuidad. En Rosario, ciudad del Negro Fontanarrosa y Elvio Gandolfo, de Beatriz Guido y Angélica Gorodischer, mandan la librerías.  Para más de millón y medio de habitantes, Rosario cuenta con más de 40 librerías y 42 bibliotecas populares, lo que ubica a la ciudad santafesina como la segunda en importancia del país en estos indicadores culturales detrás de Buenos Aires. Tal impacto hace que sean los libreros las estrellas de la feria, con la presencia de algunas icónicas como Mandrake. “La gran diferencia es que las editoriales, mayormente, están en Buenos Aires y van a la Feria del Libro de allá. Acá no les resulta cómodo venir, así que entonces los que traemos los libros somos los libreros de Rosario, incluso asociados con editoriales. Es una mezcla bien sui generis, de expositores de distinto origen”, comenta Marcos Buchin, librero de 35 años en el centro rosarino. Esto confiere a la Feria del Libro de Rosario una dinámica distinta porque no solamente en la mesas se resaltan las novedades sino que los libreros sacan el stock a la mesa, y el comprador podía encontrar, por ejemplo, la edición española, ya descatalogada, de De dioses, hombrecitos y policías de Humberto Costantini. Una “curaduría popular”, ríe Buchin, con promociones de libros a mil pesos los últimos días, tanto en el interior del Centro Cultural, como en una gran carpa en la plaza. 

“En Rosario resulta un evento masivo pero es distinto a Buenos Aires debido a la manufactura más casera”, comenta el pintor y escritor Daniel García, quien presentó Corro en la charla de la editorial Beatriz Viterbo, y agrega: "a mí me gustaba la Feria del Libro porteña décadas atrás donde uno encontraba los libros que no se conseguían en otro lado. Ahora está todo el poder de las multinacionales. Y que acá sea gratuita le da una proyección más inclusiva claramente”, recalca el autor de la novela citada, ésta sobre reflexiones de vida y arte que fue publicando en sus redes. 

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La masividad además estuvo garantizada el último sábado, cuando coincidió con La Noche de las Peatonales, la apertura del centro rosarino con propuestas artísticas y gastronómicas en las tradicionales Córdoba y San Martín. Y miles de santafesinos y turistas se lanzaron a galerías y locales a “recuperar una cierta forma de ser que siempre fue característica de Rosario, la nocturnidad, y que últimamente se había perdido un poco por los hechos de violencia”, confiesa Buchin.

“Los rosarinos son muy entusiastas y valoran mucho la feria. Los porteños medio que damos por sentado la Feria del Libro. Rosario realmente la vive con intensidad”, señala el editor y escritor Juan Sklar, quien presentó Húngaros del crítico y narrador Flavio Lo Presti, la semblanza de un padre terrible. El Cuaderno Azul, la editora de Sklar, además organizó el taller “Cuaderno Abierto”, y un homenaje a Paul Auster. “Siento que a los visitantes acá nos reciben con los brazos abiertos y es una ciudad que acoge a los escritores, por eso te da ganas de volver y volver”, sentencia de su quinta participación seguida en la feria. La charla de Lo Presti coincidió con una mesa repleta, y función a sala llena posterior, de Imprenteros de Lorena Vega; una de las más de 200 actividades entre charlas, encuentro, homenajes, talleres y presentaciones, con un “eje vital”, según la funcionaria Silvina Schulze, que fue el Espacio de Infancias.

De las librerías que mayor programación llevó a este renovado punto fue “El cuco no existe”, la primera rosarina especializada en infancias, y que dirige Martina Mainelli. “Nosotros las librerías, muchas, como es mi caso, ponemos bastante énfasis en las actividades culturales, en generar actividades en la Feria del Libro, porque las librerías son comercios, venden libros, es nuestro trabajo, pero también somos cultura y somos espacios culturales”, refuerza la librería que llevó a Isol al FILRos24. También remarca la ampliación en metros cuadrados para cada uno de los expositores, lo mismo aseguran Mariela Manoni y Daniel García, de la Editorial y Librería Municipal de Rosario. En el stand del municipio, a la par en planta baja con el de la Gobernación, se pudieron hallar títulos de las 90 editoriales independientes de Santa Fe. “Nosotros obtuvimos una venta bastante estable todos los días, inclusive en la semana, mejorando los números de 2023, algo que nos pone muy contentos ya que veníamos con el fantasma de la caída en Buenos Aires”, grafica Mariela Manoni. Los libros infantiles e Historia de Rosario (1689-1939) de Juan Álvarez estuvieron entre los más solicitados de la editorial municipal, mientras otros expositores señalaron que las promociones bancarias, cercanas al 30% de descuento, fueron un aliciente para la compra, en un contexto de crisis económica. 

Entre diversas mesas a destacar estuvieron “Lenguaraz o Lengua Harás”, del grupo La Palabra Colectiva, en conversatorio para “hacer otro uso de las palabras y pensar otro mundo ante la violencia diaria”, refuerza la poeta Alicia Salinas, y “Saer vive en Serodino”, en la cual se anunció que el año próximo, a veinte de la muerte del autor de El Entenadoserá declarado “Año Saer” por la legislatura santafesina, y que habrá decenas de actividades que incluirán a Serodino, el pueblo natal del crítico y narrador. 

“Estoy muy sorprendida por la cantidad de gente que ha venido y las ganas de leer nuestros escritores”, acota Julieta Tonello, periodista y narradora participante del conversatorio “Una esquina indestructible. La literatura rosarina”, “Nicolás Manzi, coordinador de editorial universitaria de Rosario, me decía que este año se ha vendido más que el año pasado. Yo lo tomo realmente como un espacio de resistencia, por un lado, y como escritora, es un lugar de encuentro. De encuentro entre lectores y escritores, entre narradores y editores, un espacio hermoso para compartir. Y me parece súper importante seguir haciéndole el aguante a los libreros y editores. Y  seguir provocando la curiosidad de los lectores de Rosario, de todo tipo de lectores, para que sigan con nosotros”, cierra. Con miles de visitantes, entre ellos las más de 65 escuelas que realizaron visitas guiadas especialmente diseñadas, Rosario abrió su Casa querida, la Casa de palabras y sueños, y se llenó sin miedo de voces, de libros.