CULTURA
crítica

Para despertar al campo literario adormecido

González se ríe de las etiquetas, como por ejemplo la del “boom de las escritoras latinoamericanas”, y que sigue entendiendo la relación centro-periferia como en la década del 30: “en vez de gauchos y ñandúes, pobreza y narcotráfico, chicas del Conurbano, femicidios y travestis empoderadas por el realismo mágico”.

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Cómo convertirse en nadie. | cedoc

En los ensayos que componen el libro de Betina González puede advertirse, por un lado, un entusiasmo y un fervor por la literatura y por todo aquello que ésta puede concitar; y, por el otro, una advertencia o un reparo hacia cierto estado de cosas que, hablando rápidamente, podrían identificarse bajo la lógica del mercado. Ese fervor tiene que ver con destacar la capacidad literaria de crear mundos (o de entrar en ellos), de elaborar ficciones, de reflexionar sobre las formas y los procedimientos de un texto. Asimismo, el reparo está ligado a las modas literarias, a sus etiquetas tan rimbombantes como efímeras, y a la tendencia creciente de la auto-figuración de ciertos escritores o aspirantes a escritores, quienes a menudo están más pendientes de las ventas, de las fotos y las presentaciones que de sus propios escritos.

En “¿Qué es un lector?”, el primero de los ensayos, Betina González habla de los libros como “objetos preciados y preciosos”, cita a George Steiner cuando se refiere a que la obra de arte siempre contiene un exceso de sentido, y a Oscar Wilde: “un libro nos inicia en emociones que no son nuestras, pero que a la vez ya estaban en nosotros”. En “Esto no es un cuento: qué enseñamos cuando enseñamos ficción”, la autora reflexiona acerca de la importancia de la lectura para la escritura (algo que debería ser obvio, pero que en estos tiempos no lo es) y desarrolla un lúcido análisis de las “Tesis sobre el cuento”, de Ricardo Piglia, en el que concluye que “la confusión consiste en leer estas tesis como propuestas de escritura en lugar de leerlas como propuestas de lectura”.

Por otra parte, González arremete contra la denominada “autoficción” y contra la lógica neoliberal del mercado literario. Respecto de la primera, dirá que “son libros que giran alrededor de ese narcisismo invertido, especie de falsa humildad en la que alguien que no tiene nada para contar, insiste en exprimir esa falta de acontecimientos en una prosa que, en general no corre ningún riesgo”. Naturalmente, se trata de una generalización, pero la autora lo sabe bien y esgrime con habilidad la provocación no exenta de argumentos. Afirmará así que “la verdadera astucia es (siempre fue) desaparecer detrás del texto”. Con relación a la segunda, se ríe de las etiquetas comerciales, como por ejemplo la que habla desde España del “boom de las escritoras latinoamericanas”, y que sigue entendiendo la relación centro-periferia como en la década del 30: “en vez de gauchos y ñandúes, pobreza y narcotráfico, en vez de bisabuelas con mantillas y animales fabulosos, chicas del Conurbano, femicidios y travestis empoderadas por el realismo mágico”.

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En el contexto de un campo literario adormecido, acostumbrado a la autocelebración y a las críticas tan amigables como insulsas, Cómo convertirse en nadie elige el riesgo de sentar posición. En medio de políticas de desguace cultural, su reivindicación de la lectura “contra la posverdad, el negacionismo y la ignorancia” resulta valorable.

 

Cómo convertirse en nadie

Autora: Betina González  

Género: ensayo

Otra obra de la autora: Arte menor; Las poseídas; América alucinada; Olimpia; La obligación de ser genial; El amor es una catástrofe natural; Feria de fenómenos 

Editorial: Gog & Magog, $ 22.000