CULTURA
crítica

Para desear y para morir

La maestría de Bernatek es tejer una zona que trasciende los datos sociohistóricos, acá gentilezas del filósofo del sauce que es el soñador Laureano Cantú.

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’Ta loco aquel que quiera tu corazón. | cedoc

Cada nueva novela de Carlos Bernatek es un disparo del cazador tras el centeno. Aquí detrás de esa imagen idealizada del campo argentino, en versión santafesina, donde el dinero y los cuerpos muelen el oro verde que corre loco en las rutas, escondido en embutes y cajuelas 4x4. Los prósperos agropecuarios y financistas litoraleños, nutridos de corrupción e impunidad, mueven los hilos en ’Ta loco aquel que quiera tu corazón y expulsan a la ruta al Bicho Urdaneta. Y en los arquetipos del caos contado de Bernatek emerge el orden de las cosas del capitalismo sojero.

Desde la no tan lejana galaxia del absurdo que surca las cabezas de sus mentados seres de docuficción, desde aquel inaugural Javier Parra de La pasión en colores (1994) de este autor premiado por el Fondo Nacional de las Artes y Clarín-Alfaguara, nos aborda Urdaneta, un clasemediero santafesino, caído del catre, y alimentado a lisos y corazones mal asados. En las roscas de la juventud perdida, con la pareja que parte y una amante que se concreta, un viejo amigo de la secundaria lo transforma de la noche a la mañana en el Transportador. La maestría de Bernatek, en el linaje profundamente argentino de Borges-Viñas-Briante, o sea la gauchesca existencial, es tejer una zona que trasciende los datos sociohistóricos, acá gentilezas del filósofo del sauce que es el soñador Laureano Cantú, y agitar ramalazos de imaginarios y derrotas que vienen desde el polvo de la Historia.

“Papel pintado que, convencionalmente, valía más que mi vida, la de Malamud y unas cuantas más. Me hacía estas preguntas mientras aceleraba en la ruta, viendo ese horizonte plano, chato, filosofía tonta si las había esa de cavilar sobre el último destino del dinero. ¿Se detenía alguna vez ese circuito, ese continuum como el óvalo de la pista de Rafaela. Nein”, se respondía El Bicho mientras repasaba esos días que empezaron de atropello –el azar de nuevo como en Banzai y otras narraciones del novelista, poeta y ensayista bonaerense–, y que pusieron de nuevo en órbita a personajes caros a la zona bernatekiana: el “gran monologuista no apto para la hora del té” según Horacio González, Ovidio Jota Balán; el oscuro abogado Obdulio, alias Ventura Mujica; o la amorfa Ameba.  

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Personajes desprendidos de la desaforada Trilogía de Santa Fe de Bernatek (La noche litoral/Jardín primitivo/El hombre de cristal) que estableció una personal gramática del deseo, y la necesaria redefinición de la amistad y el amor en grietas y rencores de provincias.  “Mi tía española cantaba esa canción andaluza de Imperio Argentina, la de ‘la farsa monea, que de mano en mano va, y ninguno se la quea’. Ya estaba todo escrito, todo dicho, y nosotros pelotudeando”, bajo el cielo estrellado de las imposibilidades que hacen patria chica. Y hombres harapientos. 

El grotesco y el humor negro son parroquianos de la literatura de Bernatek, que entran jorobaditos y discepolianos en ’Ta loco aquel que quiera tu corazón. Asumiendo a la deriva que somos la mueca de lo que soñamos ser.

 

’Ta loco aquel que quiera tu corazón

Autor: Carlos Bernatek

Género: novela

Otras obras del autor: El canario; La noche litoral; Banzai; Larga noche con enanos; Rencores de provincia; La pasión en colores; Rutas argentinas; El hombre de cristal, Jardín primitivo; Un lugar inocente

Editorial: Fondo de Cultura Económica, $ 11.000