Podría haber sido recordado como un personaje central del under, un héroe, un personaje que creaba espacios para artistas que no lo tenían. Pero la ambición de llevarse un peso más convirtió a Omar Chabán en uno de los responsables de una de las peores tragedias de Argentina. Y su culpabilidad por la muerte de 194 personas en Cromañon no se basa en que era el administrador del local, se sostiene por los testimonios que en el juicio demostraron las coimas que pagaba a la policía para que pasaran por alto las desastrosas condiciones en las que estaba, por haber permitido que entraran 4.000 personas en un lugar habilitado para mil. Y por haber tenido la actitud cobarde de huir mientras el público agonizaba y el resto hacía lo imposible para sacar a quienes habían quedado atrapados adentro.
¿En su lugar podría haber estado gran parte de los empresarios de boliches nocturnos de entonces? Es probable, pero le tocó a Chabán crear el cementerio de 194 personas.
Cromañón en la pantalla: series y películas que narran la masacre y su impacto en la sociedad
Chabán, podrías haber sido un héroe
El propio Chabán contaba, previo a la tragedia, que República Cromañón fue una extensión de Cemento para las bandas que tenían más convocatoria. Como fue el caso de Callejeros (aunque a Callejeros también le quedaba chico porque venía de tocar en un estadio antes del fatídico diciembre de 2004).
El empresario falleció el 17 de noviembre de 2014 en el hospital Santojanni, donde estaba internado por un cáncer linfático avanzado. Tenía 62 años y gozaba de libertad condicional debido a su estado de salud. En 2009 había sido condenado a 20 años de cárcel pero, en 2012, Casación bajó la pena a 10 años y nueve meses.
Vamos las bandas
Para algunos artistas, el nombre de Chabán quedará asociado al artífice de espacios para la cultura underground. Bandas como Sumo, Soda Stereo, Massacre y La Portuaria, entre muchas otras, dieron sus primeros shows en los locales de Chabán, desde Café Einstein (en la esquina de Córdoba y Pueyrredón) hasta Cemento o Die Schule.
Fue en los 80 que, con su Café Einstein, empezó a contribuir a la escena rockera de esos años postdictadura. Pocos años después le dio vida a Cemento que fue un emblema para las bandas que querían hacer pie en el mundo porteño. Allí tocaron Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Riff, La Renga, Horcas, Rata Blanca, Guasones, Viejas Locas, Las Pelotas, Hermética, A.N.I.M.A.L., Babasónicos, Los Piojos, Flema, Intoxicados, Bersuit Vergarabat y Los Ratones Paranoicos, entre muchas otras.
Paralelamente, Chabán siguió desempeñándose como artista plástico, actor y coreógrafo.
La verdad sobre Callejeros, la banda de rock barrial marcada por las tragedias
El vil metal
Luca Prodan líder de Sumo, le había dedicado a Chabán el tema “Quiero dinero”, en la letra de forma repetitiva señala: “Sergio, Omar, quiero dinero”. La referencia era a Sergio Aisenstein y Omar Chabán, los socios de “Café Einstein.
En algún momento el empresario había reconocido que no le gustaba el rock, que se había volcado a él “por una cuestión económica”. Con estos recortes es una tentación hacer un análisis retrospectivo con el diario del lunes y desnudar que la ambición desmedida llevó a Chabán a crear la trampa mortal de Cromañón. No es tan sencillo. La mayoría de los empresarios -y las personas- quiere ganar dinero y seguro que en el país hay empresarios más viles y ambiciosos que ponen en riesgo vidas, salud mental, el planeta, etcétera. Pero a Chabán le tocó la evidencia de que su deseo de ganar más, con costo bajo, se le volviera en contra. Incluso, quizás fue condenado porque no era tan poderoso.
Pero algo es claro: él no fue una víctima. Víctima son los que murieron, sus familiares y los sobrevivientes.