A los ojos de un niño predispuesto, la infancia propicia la cotidianidad como una aventura irrepetible. ¿Quién sería capaz de narrar –se pregunta el olvidado Herman Hesse en De la infancia– la portentosa maravilla que un jovencito (o jovencita) es capaz de descubrir en la forma de una mesa, en la pose de un pájaro, en el movimiento de las plantas, en la figura de una sombra? En Hermana –el relato que ganó en 2007 el Premio Alemán de Literatura Juvenil–, el Nobel Jon Fosse (Noruega, 1959) narra en todo caso las prohibiciones familiares que transforman aquella cotidianidad en un experiencia triste y solitaria.
Un niño de cuatro años se despierta temprano una mañana; ilusionado, entiende que le espera un día posiblemente inigualable. El cielo potente, unos jirones de nubes, el fiordo espejado y un barquito quieto, sin pintar, convocan su entusiasmo. “Solo él estaba despierto, esa impresión daba, al menos, solo él estaba despierto en todo el mundo, pensaba ahí parado en pijama, mirando hacia el fiordo”. Esta soledad, condición en principio virtuosa de nuestro pequeño héroe, se opacará con el discurrir del día. No puede ser, intervendrá una y otra vez la madre (con la callada y cobarde complicidad paterna), que este niño ande por donde quiera, a la hora que sea, sin nadie que lo supervise. Este niño sin nombre, que trata de incorporar a la aventura a su hermanita un año menor, reconocerá con el paso del tiempo (de las horas) que la existencia, henchida de restricciones, supura una soledad que, lejos de ensalzar el espíritu individual, atravesará, como una herida imposible de cicatrizar, su cuerpo y su mente.
Fosse obtuvo el Premio Nobel en 2023 “por sus innovadoras obras de teatro y prosa, que dan voz a lo indecible”, reza el argumento central de la Academia Sueca. Como suele ocurrir de un tiempo a esta parte, el galardón acarrea sospechas de subordinarse a uno de los males de la época: premiar obras que, directa o indirectamente, irradian corrección política. Del mismo modo resuenan voces autoproclamadas agudas que denuncian o ironizan sobre la maquinaria comercial: para las editoriales multinacionales, cada nuevo Nobel representa un jugoso incremento en sus arcas. Juicios de esta índole, lejos de toda perspicacia (o suspicacia), pecan de obviedad. Se pretenden argumentos críticos cuando encierran, en verdad, la descripción de un hecho: la industria del libro es un comercio.
Por otra parte, bastaría que uno solo de los autores idolatrados por cierto campo esnob sea galardonado con el Nobel para que declamaciones del tipo “era hora” florezcan con un engañoso aroma de justicia poética, lo que denuncia la fragilidad argumentativa de tal posición y halla en la mezquindad su piedra basal. Mientras tanto, Fosse se despacha con un relato rotulado de juvenil, pero que, como toda buena literatura, puede ser leído –gracias al trabajo rítmico con la prosa y lo doloroso de su temática– por el niño que todo adulto sabe acunar en su interior.
Hermana
Autor: Jon Fosse
Género: novela
Otras obras del autor: Melancolía; Septología; Ales junto a la hoguera; Escenas de una infancia
Editorial: Nórdica, $ 23 mil
Traductora: Cristina Gómez-Baggethun