En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL ofrecemos cada semana "Narcolepsia. Coordenadas para una aproximación a la poesía", y el elegido en esta ocasión es "Mi efigie en una noche fría de verano", de japonés Chūya Nakahara:
Sin ser espléndidas,
no quise soltar estas únicas riendas
dejando atrás estas tierras lóbregas;
con firme resolución de espíritu
y nada que reprochar a la noche de invierno,
sentí como un castigo trivial la tristeza de la gente atosigada,
el canto de unas muchachas por sus sueños cautivas,
y dejé que en mi piel penetraran.
Sin perder la calma por mis desvaríos,
con un mínimo de solemnidad,
logré sofocar mi desidia,
mientras seguía avanzando bajo la luna de invierno.
Jovial y sereno, es más, sin tener que venderme:
así quería mi alma verme.
(Trad. David Taranco)
Chūya Nakahara (1907-1937) fue un poeta japonés nacido en la ciudad de Yamaguchi el 29 de abril de 1907 en el seno de una familia acomodada. Desde muy joven, sintió una especial inclinación por la poesía, que se reveló más acusada tras la inesperada muerte de Tsugoro, su hermano menor, en 1915. El padre, médico cirujano del ejército, aspiraba a que su primogénito continuara la tradición familiar y se dedicara a la medicina, pero el joven Chūya quería ser poeta y se sentía alejado de su familia, de la que se distanció finalmente cuando se fue a vivir con la actriz Yasuko Hasegawa en 1924. En ese mismo año, la pareja se traslada a Tokio y la capital se convierte en una enciclopedia para un Chūya ávido de conocimiento que comienza a labrarse su imagen de poeta bohemio influido por la obra de Rimbaud. Tras unos años de infructuosos esfuerzos, Chūya entra finalmente en la Universidad de Lenguas Extranjeras de Tokio en 1931, donde estudia francés hasta 1933, año en el que se casa con Takako Ueno, en un matrimonio arreglado por su familia. En octubre de 1934 nace su primer hijo, que fallece prematuramente en noviembre de 1936. Como consecuencia, Chūya sufre una crisis nerviosa que lo lleva a ser ingresado temporalmente en una clínica psiquiátrica. Tras salir de la clínica y dedicarse durante unos meses a sus tareas de traductor y poeta, la voz de Chūya se apaga definitivamente el 22 de octubre de 1937. El poema aquí presentado pertenece a la colección Abrazado a las estrellas, en traducción, selección y prólogo de David Taranco (Satori Ediciones, 2023).