El personaje de esta historia es un rey particularmente malvado: Herodes, que gobernó el Reino de Judea (que comprendía principalmente Jerusalén y el actual sur de Israel) entre los años 37 a.C. y 4 a.C.
Durante su reinado, Herodes se consagró como un gran arquitecto obsesionado con dejar monumentos a su propia gloria.
Ordenó la construcción de la fortaleza del desierto de Masada, con vistas al mar Rojo, del puerto mediterráneo de Cesarea y de un palacio de invierno en Jericó, todos los cuales fueron excavados por arqueólogos modernos.
También amplió el complejo del Templo de Jerusalén e hizo construir el majestuoso Herodión, su mausoleo, pero los rebeldes judíos destruyeron todo lo que pudieron después de su muerte como venganza por su actitud prorromana.
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Después de que los romanos destruyeron el Templo en el año 70 d.C, solo dejaron en pie el Muro de los Lamentos, construido por Herodes y hoy un lugar sagrado para los judíos.
Según Norman Gelb, autor del libro Herodes el Grande: estadista, visionario, tirano (2013), el rey fue un estadista con muchos logros, pero también "un tirano brutal, despiadado, vengativo y peligrosamente nervioso" que transformó su país en un estado policial con una sofisticada red de espías destinada a reprimir a los que tramaban conspiraciones contra él.
Árabe coronado rey de los judíos por los romanos, Herodes se ganó un merecido lugar entre los grandes tiranos de la historia por su paranoia por conservar el poder y su implacable represión de los disidentes.
Su legendaria maldad dio lugar a una de las historias más sangrientas de los Evangelios: la supuesta matanza de miles de bebés inocentes en búsqueda por exterminar al recién nacido Mesías.
Herodes no confiaba en nadie, ni siquiera en sus esposas (fueron diez en total) ni en sus numerosos hijos. Una de sus esposas y tres de sus hijos fueron ejecutados porque el rey sospechaba que estaban conspirando contra él.
Toda amenaza de oposición era reprimida con una ferocidad brutal y sangrienta por la malvada guardia real de Herodes.
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Alentado por sus amos romanos, Herodes creía en la necesidad de seleccionar a individuos para ejecutarlos públicamente, así como en la matanza masiva de oponentes, que pretendía mostrar como ejemplo de lo que podía sucederle a cualquiera en su reino.
Pero su acto de genocidio más brutal -la llamada Matanza de los Inocentes, registrada en el Evangelio de San Mateo- fue ordenar el asesinato de todos los niños varones menores de dos años en su reino.
El propósito de esta purga era destruir al Niño Jesús, para que no se convirtiera en otra amenaza para su gobierno, cuyo nacimiento, según San Mateo, había ocurrido en Belén y había sido anunciado por una estrella.
Según San Mateo, durante su viaje en pos de la gran estrella tres “sabios” de Oriente -que según la tradición eran los reyes Melchor de Persia, Gaspar de la India y Baltasar de Arabia, descendientes de los hijos de Noé, Jafet, Sem y Cam- hicieron una parada en Jerusalén para saludar a Herodes y le avisaron del nacimiento del Mesías.
"¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos?", le preguntaron a Herodes. "Pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle".
Herodes, hombre propenso a ataques de ira violentos, se alarmó cuando le hablaron de la existencia de un “rey de los judíos”.
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El cronista inglés Sir Roger L’Estrange escribió en 1677 que Herodes "no tenía miedo de nada más que de que le arrebataran la corona". Según este autor, la noticia del nacimiento de un rey de los judíos "confundió tanto a Herodes con sus temores, que decidió poner a prueba su astuta crueldad"
Apenas se marcharon sus visitantes montados en camellos, Herodes ordenó matar a los niños varones para eliminar al salvador que los judíos esperaban.
La historia inspiró algunas de las escenas más terribles de las epopeyas bíblicas de Hollywood, que mostraban a los soldados de Herodes matando a los bebés con golpes en la cabeza o atravesándolos con sus espadas.
Como nadie estaba seguro de cuál era el bebé destinado a ser rey de los judíos, la única manera de deshacerse del potencial usurpador del trono era hacer que mataran a todos los niños de la zona de Belén menores de dos años, de la misma manera que el faraón egipcio había ordenado matar a todos los niños hebreos recién nacidos casi 1.600 años antes.
Cuatro siglos después de Herodes, el historiador Macrobio dijo que entre los muertos se encontraba uno de los hijos del rey, que había sido entregado a una nodriza en Belén.
Según la tradición bizantina, 14.000 niños murieron. La tradición copta cifra el hecho en 144.000 niños muertos. Pero, basándose en la población de Belén en ese momento (alrededor de 300 personas), probablemente habría habido sólo seis o siete niños varones de dos años o menos.
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El Evangelio de San Mateo es la única fuente histórica de la Masacre de los Inocentes -conmemorada por la Iglesia el Día de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre-, razón por la cual la mayoría de los historiadores dudan de su veracidad.
Se sabía que a Herodes le gustaba dejar constancia histórica de sus atrocidades y muchos se preguntan en la actualidad por qué no hay otra evidencia documental de lo sucedido en Belén. Una matanza de tal magnitud sin dudas debía dejar una huella.
Ni el historiador romano Flavio Josefo, que no ahorró detalles sobre las atrocidades de Herodes, ni Augusto César, que lo reprendió públicamente por ejecutar a sus propios hijos, mencionaron ninguna masacre.
"Es mejor ser el perro de Herodes que uno de sus hijos", dijo Augusto, que sin dudas conocía los sangrientos métodos con los que castigó las desobediencias de su familia.
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El simple hecho de ser miembro de la familia de Herodes no le garantizaba seguridad a nadie. Para asegurar su poder, se casó con Mariamne, una princesa de la depuesta realeza asmonea, a pesar de que ya tenía una esposa.
Más tarde, convencido de que Mariamne le era infiel, Herodes conspiró para asesinarla. Cuando ella se enteró, dejó de acostarse con su marido, quien lo consideró una prueba de su infidelidad y la llevó a juicio por adulterio.
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Aunque la ira de Herodes se disipó pronto y perdonó a su esposa, ordenó ejecutarla, convencido de que ella había sido fiel después de todo.
La madre del rey, Alejandra, que había apoyado a Herodes en el juicio a la reina Mariamne, fue recompensada siendo la siguiente en ser enviada a prisión por sugerir que su hijo no era apto para gobernar.
¿Qué tanto poder poseía el rey Herodes? El rey gobernó exclusivamente con el consentimiento de los emperadores romanos, cuyos dominios se extendían por la mayor parte del Mediterráneo oriental y hasta Egipto, donde reinaba Cleopatra.
Los romanos consideraban a Herodes como un "rey títere" porque era capaz de mantener el orden entre los rebeldes israelitas, sin importar sus métodos.
Paro los romanos, Herodes era el símbolo de la sumisión de los judíos al Imperio. Cuando colocó un águila dorada, el emblema del dominio romano, en la puerta del templo de Jerusalén, el lugar más sagrado de los judíos, tuvo que reprimir sangrientamente un levantamiento.
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En el año 35 a.C., Herodes ordenó ahogar a su cuñado, el sumo sacerdote Aristóbulo, porque sospechaba que le había sido infiel. Otro cuñado, Kostobar, fue asesinado poco después.
Sus hijos con Mariamne, Alejandro y Aristóbulo, fueron asesinados por orden suya. Otro de sus hijos, Antipas, fue ejecutado por traición.
¿Existió realmente la Matanza de los Inocentes ordenada por Herodes?
El historiador judío Flavio Josefo, en sus relatos del siglo I "Historia de la guerra judía" y "Antigüedades de los judíos", describió cómo Herodes murió por una dolorosa enfermedad renal crónica y gangrena en el año 4 a.C. a la edad de 70 años.
Si este relato es exacto, supone un dilema para la historia del cristianismo: ¿cómo logró ordenar el asesinato de los niños cuatro años antes de que Jesucristo naciera?
Los historiadores coinciden en que los autores de los cuatro Evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) jugaron con los detalles de las historias, incluso recurriendo a la fantasía para llenar los vacíos o para que coincidieran con las profecías del Antiguo Testamento.
Muchos creen que la Matanza de los Inocentes pudo haber sido inventada para cumplir una profecía del Libro de Jeremías sobre cómo una mujer, llamada Raquel, lloraba por sus hijos perdidos "negándose a ser consolada porque ya no existían".
Otro gran problema es que los santos Mateo, Marcos, Lucas y Juan incluyeron en sus escritos muchos personajes cuya única evidencia de su existencia son los evangelios mismos, y eso incluye, por supuesto, a Jesucristo.
Durante años, los investigadores intentaron datar un eclipse lunar que se sabe que tuvo lugar en Tierra Santa cerca de la época del nacimiento de Jesús, pero todavía se preguntan si fue en el año 4 a.C. o en el año 1 d.C.
La Iglesia católica se mantiene firme desde hace 2.000 años al sostener que es una cuestión de fe, y no una cuestión histórica, que Jesús nació en el año 1 y murió en el año 33 de nuestra era.
Los investigadores dicen que si pudieran descubrir el momento exacto de este fenómeno natural, también podrán dar una explicación de la bíblica "Estrella de Oriente" que vieron los tres reyes magos antes de visitarlo en el pesebre de Belén.
Pero hasta ahora, algunos historiadores como el alemán Werner Keller, autor de "Y la Biblia tenía razón" pudieron situar el eclipse en el año 4 a. C., contradiciendo la versión oficial de la vida de Jesús.
De esta forma, si la muerte de Herodes ocurrió cerca del nacimiento de Jesús, podría argumentarse que la Matanza de los Inocentes fue más que un simple producto de la imaginación de San Mateo.
ds