CULTURA
Periodismo que subsiste en papel

La revista The New Yorker festeja sus 100 años con siete exposiciones y un documental

La revista es conocida por sus portadas, que convierten cada edición en una pequeña obra de arte. El medio que publicó “A sangre Fría” en entregas y donde hubo firmas como las de Ernest Hemingway, J.D. Salinger o Susan Sontag, que salieron en sus páginas.

A sus cien años, la revista The New Yorker sigue haciendo historia
A sus cien años, la revista The New Yorker sigue haciendo historia | AFP

Una de las últimas portadas de la centenaria revista The New Yorker muestra a los padres fundadores de Estados Unidos siendo expulsados de sus despachos con sus pertenencias en cajas, una ilustración del periodo convulso que vive la democracia estadounidense.

La prestigiosa revista neoyorquina cumple cien años en pleno regreso de Donald Trump al poder y pretende seguir dejando huella con su rigor informativo y su cuidada edición de los textos que publica.

A sus cien años, la revista The New Yorker sigue haciendo historia

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Cuatro ediciones de aniversario, siete exposiciones en Nueva York y un documental en preparación para Netflix acompañarán el centenario del semanario a lo largo de este año.

La revista es conocida por sus portadas, que convierten cada edición en una pequeña obra de arte.

Subsistir en papel

La crisis de la prensa "también nos afecta", pero "soy tozuda y veo el futuro con mucha confianza y esperanza”, aseguró la directora artística de la revista, Françoise Mouly, que desde 1993 está detrás de las portadas del semanario.

"Hay algunos ámbitos en los que lo digital no puede sustituir al papel: los libros para niños, los cómics y el New Yorker", afirmó la francesa rodeada de las portadas que han dado fama a la revista, expuestas en el centro cultural francés la Alianza de Nueva York.

Ya sean escenas urbanas cómicas o poéticas o viñetas más políticas sobre el matrimonio de personas del mismo sexo, la violencia de las armas o las tensiones étnicas, las portadas deben "perdurar". "Si las miramos dentro de 30 años, deberíamos seguir entendiéndolas", aseguró.

Publicaciones memorables de The New Yorker

A lo largo de más de 5.000 números, la revista publicó obras maestras de la literatura como A sangre fría (1965) de Truman Capote y escribieron en el medio algunos de los grandes escritores como Ernest Hemingway, J.D. Salinger o Susan Sontag, que salieron en sus páginas.

La revista también dedicó íntegramente un número al reportaje de John Hersey sobre las consecuencias de la bomba atómica en Hiroshima aparecido en 1946. Otro momento memorable fue la cobertura del juicio del criminal nazi Adolf Eichmann en Jerusalén por la filósofa Hannah Arendt.

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Más recientemente, el New Yorker recibió el premio Pulitzer por la investigación de Ronan Farrow sobre el productor de cine Harvey Weinstein, que propulsó el movimiento #MeToo.

Fueron "obras notables que realmente cambiaron el curso de la historia de Estados Unidos, y no solo del periodismo estadounidense", destacó Julie Golia, curadora la exposición "A Century of The New Yorker" en la Biblioteca Pública de Nueva York.

Una ciudad blanda y laberíntica creada por Jorge Pomar para reflexionar sobre el arte urbano

El periódico nació el 21 de febrero de 1925. En plena edad de oro del jazz, en la euforia de la posguerra y antes de la Gran Depresión, sus fundadores, la pareja de periodistas Harold Ross y Jane Grant, querían "una revista llena de ingenio y cosmopolitismo, una revista urbana, pero que no se tomara a sí misma demasiado en serio", explicó la historiadora a la AFP.

Cien años después, cuenta con 1,3 millones de suscriptores, la mayoría de ellos en sus ediciones digital y en papel.

A sus cien años, la revista The New Yorker sigue haciendo historia

Es una de las cabeceras clave del grupo mediático Condé Nast (Vogue, Vanity Fair, GQ), que la compró en 1985.

A pesar de su etiqueta elitista, la revista, de tendencia izquierdista, se ha adaptado a la era digital y depende más de las suscripciones que de los ingresos publicitarios, reconoció recientemente en un programa de radio su redactor jefe, David Remnick, en el cargo desde 1998.

Las tapas más emblemáticas de The New Yorker

Un dandy convertido en talismán

El primer número de The New Yorker, publicado el 21 de febrero de 1925 inauguró la tradición de sus portadas de diseño con la caricatura de un dandy, inspirado en el Conde de Orsay, observando una mariposa a través de un monóculo. Creado por el artista Rea Irvin, este personaje ficticio llamado Eustace Tilley, se convirtió en el talismán del periódico y año tras año, con humor, encarnó diversos personajes, como un hípster o llevando una mascarilla anticovid mientras que el smartphone sustituyó al monóculo.

Hiroshima

En el verano de 1946, el New Yorker dedicó un número entero al reportaje de John Hersey sobre las consecuencias de la bomba atómica que lanzó Estados Unidos sobre Hiroshima un año antes. La portada presentaba un paisaje bucólico diseñado por Charles E. Martin. Las imágenes tenían que ser "una forma casi consoladora de tratar las miserias del mundo", afirma Françoise Mouly, directora artística del New Yorker. La discrepancia era tal que se añadió un rótulo a la portada: "Este número está enteramente dedicado a la historia de la destrucción de una ciudad por una bomba atómica".

A sus cien años, la revista The New Yorker sigue haciendo historia

El 11 de septiembre de 2001

Las torres gemelas del World Trade Center se alzan en la penumbra, tan negras y opacas que apenas se distinguen. "Es una respuesta a lo que viví aquel día", dice Mouly, que estaba cerca de las torres con su marido, el famoso dibujante Art Spiegelman, y su hija cuando los dos rascacielos se derrumbaron el 11 de septiembre de 2001 tras un atentado de Al Qaeda. La pareja firmó conjuntamente la portada. "Estaba realmente convencida de que no había reacción posible, ni imagen posible", dice Mouly.

La polémica sobre Obama

La campaña presidencial de 2008 está en pleno apogeo y algunos miembros de la derecha dura piden a Barack Obama que muestre su "americanidad", insinuando que no nació en Estados Unidos o que es musulmán. The New Yorker responde con una sátira. El diseño titulado "La política del miedo", de Barry Blitt, muestra al candidato demócrata con chilaba, junto a su esposa Michelle disfrazada de militante armada, en el Despacho Oval. Un retrato de Osama bin Laden cuelga de la pared y la bandera estadounidense arde en la chimenea. Una caricatura para denunciar "todas las calumnias" sobre Barack Obama, explica Françoise Mouly. "Pero causó indignación".

Con información de AFP

RB