Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares cultivaron una amistad paradigmática, en la que no había secretos, como lo prueban sus diarios íntimos. Mucho antes de que a una diputada se le ocurriera elaborar un proyecto de ley para repatriar los restos de Borges, Bioy estaba absolutamente convencido de que su gran amigo Borges quería descansar en la bóveda familiar de la Recoleta y no en el cementerio del barrio de Plainpalais, en Ginebra, donde se encuentra ahora, desde su muerte en 1986.
“Yo podría quemar mis manos jurando que lo que quería era que lo trajeran acá”, afirmó Bioy, luego de relatar una anécdota sobre un diálogo entre ambos, al final del cual Borges sostuvo: “Yo quisiera estar en el cementerio de acá”, en alusión a la Recoleta.
Lo dijo Bioy el 3 de febrero de 1999, 35 días antes de su propia muerte, en su departamento de la calle Posadas a un equipo periodístico formado por Betty Elizalde, José Luis Zorzi, Patricia González y Néstor Farkas. Las palabras de Bioy están grabadas y son el corolario de una larga entrevista que comenzó aquel día a las 17 horas y se extendió durante cuatro horas.
Elizalde conducía un programa por radio El Mundo que se llamaba Por siempre Betty y la entrevista a Bioy también formó parte de un libro y un CD, Perfiles.
Lea la nota completa en la edición de hoy del Diario Perfil.
(*) Editor en Jefe de Diario Perfil.